CAPITULO 2

5 2 0
                                    

Lunes, día de instituto. Por lo que mi día empieza más temprano de lo que me gustaría.

Thais se retuerce en la cama murmurando cosas inentendibles para cualquiera, incluyéndome, aunque yo no necesito oír lo que dice. Ya sé lo que está soñando.

Es una de sus pesadillas recurrentes, en donde la profecía se cumple, pero claro, ella no tiene idea de que es. Así que cada vez que la tiene se levanta sobresaltada con la respiración hecha mierda. Como ahora.

Una ligera capa de sudor le cubre la frente y el cuello mientras ella controla su respiración, tiene los ojos bien abiertos y el cabello vuelto un nido de pájaros, aun no entiendo cómo pasa de estar así de enredado a estar totalmente liso y peinado después de que sale de ducharse.

Y como si fuera coincidencia se levanta de la cama a pasos perezosos entrando al baño, espero sentado frente a mi ventana un par de minutos hasta que sale. Ya es hora de vestirse. No despego mis ojos de ella cuando deja caer la toalla quedando totalmente expuesta, el cabello ahora húmedo le llega a la cintura cubriéndole la espalda, por lo que, al estar de espaldas, solo su pequeño trasero es lo que puedo ver.

Se coloca un conjunto de encaje negro, desde que cumplió trece se ha inclinado por ese tipo de ropa interior, luego unos jeans ajustados que le resaltan los muslos y por ultimo una sudadera negra que le llega a las caderas. Finalmente empieza buscar como desquiciada sus zapatos, siempre los pierde. Acaba hallando uno bajo la cama y otro en el cuarto de baño, por su ceño fruncido deduzco que se pregunta cómo ha llegado allí.

Créeme, todos queremos saberlo.

Me apresuro a colocarme mi chaqueta y buscar mi mochila en cuanto ella sale de su habitación cerrando la puerta, se que esta desayunando, pero normalmente solo come fruta y sale rápido.

Consigo salir de mi casa cuando ella lo hace, con la diferencia que a ella la esperan Dalia e Iris en el auto del hermano de la primera y yo tengo que ir al garaje a sacar mi motocicleta.

Desaparecen de mi vista en el camino al instituto, pero no me preocupo, cerca o lejos de ella se exactamente en donde está. Estaciono mi motocicleta en el lugar indicado y me bajo peinándome el cabello con las manos. Algunas chicas me sonríen con picardía y otras se atragantan con la saliva, mientras unas pocas suspiran cuando les pasó por un lado.

Camino por el pasillo sin mirar a nadie y logro llegar a mi aula correspondiente, la primera clase del día: algebra.

Después de dos largas horas salgo directo al patio trasero, Thais está ahí ya que debe entrenar porque quiere entrar al equipo de natación. Lo cual es algo irónico porque ella le tiene fobia a ahogarse.

Esta es una de las pocas cosas que no puedo entender de ella, porque ¿para qué entras a una piscina llena de metros de agua si le temes a ahogarte? La respuesta más lógica que le he dado a eso es que lo hace por la absurda manía de los humanos de sentir que controlan todo, incluso sus miedos.

El entrenador suena el silbato y todos se lanza de clavado al agua, incluyendo a Thais. Que como siempre tarda un poco en subir a la superficie y empezar a nadar.

Pasamos allí unas tres horas en lo que han regañado a la ojos grises unas cinco veces, ya que ha estado mirando a su alrededor como si buscara algo, he notado que eso sucede cada vez que me le quedo mirando fijo. Siente mi mirada. Así que con eso en mente intento ignorarla cuando pasa por mi lado en dirección a las duchas dejando su olor impregnando en el aire.

Dulce. Siempre huele dulce.

Su olor me da una punzada en el estomago, es demasiado fuerte. Pero tan suave a la vez.

Salgo de allí antes que ella para que no me vea, pero aun así la siento detrás de mí, camino por el pasillo a mi siguiente clase cuando oigo a Iris soltar unos de sus chillidos insoportables haciendo que Dalia (que esta con ella) ruede los ojos -¡T ven aquí!- sale corriendo pasándome por un lado para tomar de un brazo a la chica tras de mí y halarla hasta llegar de nuevo con la morena.

-¡Adivina, adivina, adivina!- dice dando brinquitos, disminuyo mis pasos para oír lo que dirá.

Thais abre la boca para decir algo pero la rubia vuelve a hablar -¡Hoy hay fiesta en la hermandad Capa Cute! Debemos ir.

El ceño de Thais se frunce -Iris es lunes, apenas inicio la semana no podemos ir a una fiesta.

-¡Oh vamos!- le hace un puchero -No seas aguafiestas ¡incluso Dalia ira!- me detengo en seco. No, a esa hermandad no.

Sus fiestas siempre son de solo chicas por una rara competencia que tienen con una fraternidad cercana, y no dejan entrar a ningún chico, allí nunca puedo vigilarla y a la última fiesta que asistió allí acabo ebria y vomitando. Ese día perdió su virginidad con uno de los stripper que las de la hermandad siempre contratan. Definitivamente no quiero que vaya ahí.

Thais duda visiblemente pero al final sonríe –No pasara nada que ya no haya pasado, además amo esas fiestas.

-¡SIIII ESA ES MI CHICA!- Iris la abraza fuerte haciendo que se tambalee pero no cae al suelo, aprieto la mandíbula, en serio que a veces odiaba a esa rubia. Y a ningún mortal le sería bueno tener de enemigo a un demonio.

-Ok, vamos a mi casa. Allí nos vestiremos- todas asienten y sin más continúan parloteando acerca de la fiesta mientras les paso por un lado molesto.

Entre cielo y tierra. (En Adaptación)Where stories live. Discover now