CAPITULO 10

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No espero a que Thais se despierte como casi siempre hago, me levanto de la cama y me visto saliendo de casa.

No pasara nada si la dejo de vigilar unos minutos, busco mi motocicleta y emprendo mi camino en dirección a la biblioteca de la ciudad. Si, la biblioteca, necesito hallar respuestas, y ya que está claro que Adriel no me las dará yo mismo las encontrare.

Y por eso mismo ¿Qué mejor para investigar algo que la biblioteca?

El viejo Bastián solía decirlo muy seguido, nunca le preste atención, hasta que tuve que hacerlo y confirme lo que decía.

Aparco en la cera y me quito el casco dejándolo en el manubrio, empujo la puerta de vidrio adentrándome al lugar, es una biblioteca de dos pisos con una cúpula arriba del segundo, allí solo suben a leer unas pocas personas por lo que tomo los libros necesarios y paso por el segundo piso subiendo a la cúpula.

Como dije antes, acá suben pocas personas, en este caso solo hay dos chicas que parecen de último año de preparatoria, les paso por un lado y me siento en la última mesa del rincón.

Me centro en leer los libros que escogí ignorando los murmullos de las colegialas que hablan sobre mí en medio de risitas nerviosas y miradas indiscretas.

Luego de tres libros y dos horas aquí sentado aun no hallo nada, bufo dejando sobre la mesa el libro de pasta gruesa. Me levanto estirándome y haciendo crujir mi espalda, creo que mi trasero se fundió con la silla.

-Eh... lamento interrumpir, pero, a mi amiga le pareces lindo- miro a la chica de pie junto a mí, es una de las dos que estaban en la mesa de adelante, la escaneo de pies a cabeza.

-¿Y qué? ¿Espera qué la folle y la deje en su casa?- la chica traga grueso encogiéndose de hombros con un poco de nerviosismo, gruño.

-Mira niña normalmente seria cortez, incluso les invitará un helado a ambas después de quitarles la virginidad- la chica entreabre sus labios impactada por lo cruda que son mis palabras -Pero hoy, justo hoy, estoy irritado y muy estresado, así que si quieres, dile a tú amiguita que se deje de juegos tontos y se compre un vibrador.

La chica se queda sin palabras, por lo que solo asiente y lame sus labios yéndose a donde su amiga.

Tomo todos los libros y bajo de la cúpula dejando todo en su lugar antes de salir de la biblioteca. Me subo en mi motocicleta colocándome el casco, enciendo el motor y emprendo mi camino por la carretera.

Paso por las calles transitadas que poco a poco se van volviendo viejas y feas cuando me adentro a las calles más recónditas de la ciudad. No quería llegar a estos extremos, pero no me queda de otra.

Aparco la moto frente al bar de mala muerte al que llego, el de seguridad me ve abriéndome de inmediato las puertas haciendo que una fila de personas que esperan para entrar se quejen.

Serpenteo entre la masa de gente llegando a la barra -¿Dónde está D?- el barman me mira mientras limpia la barra, observa a los lado para luego señalarme un lugar con un movimiento de sus labios. Asiento y voy a donde me dijo.

La banda en vivo se rompe la garganta cantando a todo pulmón mientras la gente baila de un lado a otro totalmente sudorosos. Hago una mueca, no me gustan las multitudes, y justamente eso es lo que ama D. El maldito Daxon.

-¡H!- me grita un chico moreno con los ojos de distintos colores, le sonrió de lado.

-Daxon- le devuelvo el saludo y él extiende más su sonrisa apartando con gentileza a las dos chicas que estaban sentadas en sus piernas, se levanta y viene a mi encuentro abrazándome. Le doy un par de palmadas en la espalda y lo alejo haciendo que se ría.

A Daxon no le impusieron alguna misión, ni tarea, ni siquiera una persona a la que espantar. Por lo que al cumplir sus dieciocho se escapo y vino a la tierra.

Aun así, él es el único de los deformes con el que tengo contacto.

Me guía entre la gente hasta llegar a una puerta que lleva a un salón desolado, aquí solo vienen los barman por más licor.

-Y, dime ¿Por qué tengo el honor de ver al espantosamente sexy Hazzael?

-Necesito tú ayuda.

-Por supuesto que sí, siempre la necesitas, aunque lo niegues. Y yo siempre te la doy, aunque no quieras, por eso somos mejores amigos- me obliga a chocar puños con él para luego sonreír triunfante.

-Necesito información.

-Ok.

-Y solo puedo conseguirla de libros.

-Muy bien.

-Libros especiales.

-Ujum.

-Libros... que solo se hallan, abajo- la sonrisa se le borra y el aire juguetón desaparece, sabe lo que significa, y ambos sabemos que si él vuelve abajo, y lo ven. Ya nunca más se sabrá de él.

-Lo siento no puedo.

-¡Oh vamos D!

-No Hazzael, no arriesgare mi fabulosa vida aquí por alguien tan superficial como tú, no lo vales amigo.

Lo tomo del brazo cuando hace el ademan de irse y dejarme solo, lo regreso a donde estaba y él me gruñe mirándome mal.

-Vamos hermano, tú mismo lo has dicho, siempre me ayudas, incluso cuando no quiero. Eso nos vuelve mejores amigos, porque es lo que somos ¿no?- me mira con odio puro bufando.

-Detesto que me manipules.

-Y aun así no haces nada para evitarlo- lo suelto sonriendo y él suspira -Esta bien, lo haré.

-Eres el mejor.

-Lo sé- me espeta, suprimo una risita y lo sigo afuera, llegamos de nuevo al sofá en donde estaba y me despido antes de irme y dejarlo allí con las dos chicas que lo esperaban.



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<<Los deformes: los hijos de los siete pecados capitales>>

Entre cielo y tierra. (En Adaptación)Where stories live. Discover now