CAPITULO 8

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HAZZAEL.


¡Un maldito guardián!

Sé que lo era, ese chico de cabella rubio opaco y piel clara que vi en la habitación de Thais, el miedo incontrolable que la hace sentir.

Es un guardián, esta misión acaba de pasar de imposible a increíblemente loca.

Camino rápido hacia las puertas traseras de la cafetería, por aquí lo vi salir. Apresuro el paso saliendo de allí y viendo a ambos lados de la calle. Lo veo cruzar en una esquina adentrándose en un callejón y empiezo a correr tras él.

No puedo perderlo.

-¡Hey!- le grito mientras lo alcanzo, lo tomo del hombro dándole la vuelta. Tiene los ojos extremadamente azules, casi blancos diría yo. El cabello rubio opaco lo tiene largo cubriéndole un poco las cejas. Frunzo el ceño.

-¿Quién eres?- no responde, se limita a dar un par de pasos hacia atrás alejándose de mí, tenso la mandíbula y aprieto los puños dispuesto a sacarle cada jodida palabra con golpes pero antes de hacer algo él me da una sonrisa.

-Soy Adriel- le repaso de pies a cabeza escudriñándolo -Y soy el ángel guardián de Thais.

Dejo de intentar clavarle dagas con los ojos al oír eso. ¿Qué demonios...

-¿Eres... su guardián?- él asiente sin dejar su sonrisa y yo frunzo aún más mi ceño totalmente confuso. Me paso una mano por la cara.

-Oye, sea quien sea el que te haya enviado a de estar muy equivocado- empiezo mirándolo fijo -Thais está bajo mi cuidado, por si no lo sabes, y lo ha estado desde el día en que nació.

-Ya se- dice encogiéndose de hombros.

-¿Si?- asiente –Entonces has de saber quién soy yo- oscurezco mi rostro cruzándome de brazos, Adriel vuelve a asentir.

-Eres Hazzael, hijo de uno de los siete pecados capitales. Hijo de la lujuria específicamente.

Esta vez soy yo el que asiente mirándolo -Que listo eres, pero... aun así sigo viéndote aquí de pie, frente a mí, y no corriendo para volver de donde viniste.

-Ya te lo dije- da un paso al frente -Soy el guardián, no me iré a ninguna parte- esta vez es él quien se cruza de brazos enfrentándome, esto está mal, nunca ha habido un mortal que este bajo el cuidado de un demonio y un jodido ángel.

No es posible, simplemente no puede ser.

Cada persona que viene al mundo tiene su propósito, cada una de esas criaturas es creado por un mismo ser, por Dios. Pero al pisar la tierra, mi amo y su creador envían demonios o guardianes a ellos. Los ponen en sus caminos, para hacer el papel de guardaespaldas celestial o protector oscuro.

Yo fui asignado a Thais, horas antes de que ella naciera yo me volví su protector oscuro, su demonio.

Adriel da un paso atrás y se gira dándome la espalda cuando una presencia pura entra al callejón, no necesito voltearme para saber quién es, aun así lo hago, la veo sobre mi hombro, tiene los auriculares conectados al móvil mientras nos mira con curiosidad.

Se quita uno y sonríe con vergüenza al ver la dura mirada que le dedico -Y-yo, mhm... lo siento.

-Vete a casa Thais- sus ojos que antes escudriñaban a Adriel que se esfuerza porque no le vea el rostro se incrustan en los míos al pronunciar su nombre, los músculos se le relajan y asiente lentamente sin despegar sus ojos de los míos, le da una última mirada a Adriel y vuelve a mi pasando saliva, es obvio que siente temor al verlo.

Entre cielo y tierra. (En Adaptación)Where stories live. Discover now