CAPITULO 5

6 1 0
                                    

Thais apenas y durmió, puedo verla caminando de un lado a otro en su habitación mordisqueándose la uña del pulgar.

Ha hecho eso desde que llego esta madrugada de la fiesta, por lo que se no les dijo nada a Dalia o Iris, por lo que la idea de meterme en sus cabezas fue directo a la basura. El vestido ajustado y gris esta todo arrugado y algunos cabellos se le escapan de la coleta alta que se hizo.

Parece ansiosa, más de lo habitual.

Esta alterada pero por lo menos ya no llora de miedo. Si hay una emoción que puedo ver claramente es ese, el temor.

Viví mucho tiempo en la oscuridad del infierno como para no reconocerlo.

En las miradas que me daban las almas perdidas que vagabundeaban por ahí, y los ojos espantados de los no vivos cuando me veían pasar cerca de ellos.

Si, ser hijo de uno de los siete pecados te da cierto poder y superioridad. Pero todo sentimiento parecido a eso se esfuma en cuanto veo a Thais.

Ella no me teme.

No tiembla ante mi presencia.

Ni siquiera sabe quién soy.

No se muestra vulnerable ni suplica porque la deje en paz. La conozco desde su nacimiento y puedo decir con total seguridad, que aunque me conociera, no se rendiría a mis pies. Ella es demasiado como para una idiotez de esas.

Thais entra al cuarto de baño desvistiéndose, toma una ducha y sale con una toalla enroscada al cuerpo. Se viste rápido y amarra su cabello en un rollito sobre su cabeza. Tomo una chaqueta y el móvil antes de salir a la velocidad de la luz. La imito tomando mi mochila.

Ira al instituto, desde toda su vida no ha faltado ni un día a las clases, sin importar lo mal que se sienta o incluso si está enferma. Nunca falta.

Salgo al tiempo que ella empieza a caminar rápido por la acera, pasando justo frente a mí y aun así, no me nota. Ni siquiera por error. Sigue andando a grandes zancadas colocándose la chaqueta de mejor manera antes de posarse su mochila por sus hombros. Saco mis llaves y enciendo la motocicleta arrancando por la carretera.

La sigo de cerca a una distancia prudente, no puedo volver a dejarme guiar por impulsos como paso fuera de la casa de la hermandad, Dalia me vio y Thais por ninguna razón del universo debe fijarse en mí. Aparco en mi lugar y espero un poco viéndola subir las cortas escaleras que dan a la entrada de la institución.

Me levanto y camino por allí siguiéndola a pasos lentos, veo como se frena en su casillero guardando un libro para sacar otro y suplantarlo en su mochila.

-¡T!- ella se sobresalta girando de golpe, Iris y Dalia la interceptan llegando junto al hermano de la morena, se llama Dalton si no me equivoco. Ella intenta sonreírles pero solo le sale una mueca extraña.

-Pensé que no vendrías, como dijiste que no pasáramos por ti- inquiere Dalton rascándose la nuca, entrecierro los ojos en su dirección, ese chico siempre ha estado enamorado de Thais, pero ella es tan ingenua que simplemente no lo nota.

-Si eh... solo, necesitaba pensar- contesta en un susurro viéndose los pies.

-Oh no te preocupes nena- Iris le acaricia el brazo -A todos nos pasa- intercambia una mirada significativa con Dalia.

-Si apuesto que ya estarás mejor luego de pasar un rato a solas ¿no?- Thais se mueve incomoda quedando en una posición de frente a mí, por instinto abro mi casillero tratando de cubrirme con la puerta metálica.

-Si ya estoy...- se calla de golpe y yo intento no ver hacia ella pero... no puedo evitarlo. Alzo la vista lentamente hasta enfocarla en mi campo de visión y de inmediato me quedo paralizado.

Entre cielo y tierra. (En Adaptación)Where stories live. Discover now