En ocasiones algunos versos suelen cambiar nuestra perspectiva en muchos aspectos; este era el caso de James Barnes, un hombre que pudo lidira con sus problemas gracias a un libro escrito por Helmut Zemo, un gran escritor que logró darse a conocer gracias a sus libros de poesía.
Solía recordar cada una de esas bellas palabras que lo motivaron a seguir adelante, cada que su vida se desmoronaba recurría a la lectura. Fue eso lo que le regresó las ganas de vivir, tanto que quería agradecerle al escritor en persona.
Justo esa tarde Helmut estaría en la biblioteca de la ciudad para firmar algunos libros; James estaba más que decidió a agradecerle personalmente, o al menos conseguir su firma.
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Esa misma tarde Barnes se dirigió a toda prisa a aquel lugar, temía que hubieran muchas personas y no pudiera tomarse mucho tiempo. Perder la oportunidad de hablar con Helmut era algo que no se perdonaría.
Al llegar a su destino pudo ver al escritor sentado en una esquina del lugar, permanecía con la mirada perdida. Aún sin poder creer que se encontraba a pocos metros de aquel hombre que lo salvó de sus tortuoso pensamientos, se armo de valor y se acercó a él.
-Hola, se que no me conoces pero quería agradecerte por escribir cada uno de tus libros, en verdad me has ayudado a seguir adelante.- Las manos de James temblaban al ver como los ojos de Helmut lo observaban fijamente.
Este último sonrió y se puso de pie, acto seguido abrazo a aquel extraño que por alguna razón se desahogo con él.
-Gracias por estar aquí... De hecho eres el único que vino.- Helmut soltó una carcajada para disimular su tristeza.
Fue entonces que James observó el entorno, tantos eran sus nervios que no le presto mayor importancia; pero efectivamente, ambos eran los únicos que estaban en aquella biblioteca.
-Supongo que no soy tan bueno en lo que hago.- Zemo tomó asiento nuevamente.
-Para mí eres más que perfecto.- James tomó la mano de Helmut.
En el transcurso de la tarde ambos se la pasaron hablando de diversos temas, compartían sus puntos de vista y se recomendaron varios autores. Helmut agradecía internamente por recibir el apoyo de una persona, pues así como él le había salvado la vida a James, este último hizo lo mismo sin siquiera notarlo.