En el año de 1945 el final de la segunda guerra mundial se anunciaba ante el mundo con total libertad, los Nazis finalmente habían sido derrotados y Hitler estaba muerto.
Pero lo que pocos sabían era que muchos Alemanes lograron escapar con falsa papelería en caso de que algo así llegará a suceder, ese fue el caso de James Barnes. Muchos en su lugar estarían celebrando con descaro por dicha libertad, pero el joven sargento sentía que su vida no tenía sentido alguno, no sin el coronel Helmut.
Aún podía recordar con cautela aquel devastador día en el que ambos tuvieron que decirse un último adiós, la mirada llena de terror que le transmitían aquel par de ojos almendrados en busca de ayuda.
Una ayuda que nunca pudo brindarle.
Todas las noches salía para apreciar el cielo nocturno el cual era decorado con innumerables estrellas, todas ellas le recordaban a Helmut quien solía decir que ambos estarían juntos en aquel cielo estrellado luego de cantar victoria por una nación renacida, cosa que jamás pasó.
"Nunca podré saber si me vez con dulzura o si me guardas resentimiento, pues ese era tu principal encanto.
Un hombre que poseía una gran belleza acompañada por un carácter frío y siniestro, a pesar de ello no fue difícil amarte con total sinceridad.
Espero que puedas descansar en donde sea que estés, que mis lamentos no te impidan seguir adelante.
Puedo recordar cada una de nuestras aventuras, prefiero guardar esos hermosos momentos a tu lado en lo más profundo de mi corazón; es ahí donde perteneces.
La maldad triunfará una vez más, pues en tus ojos podré recordar eternamente quién es el verdadero enemigo.
No te defraudare."