Tras sonar la alarma que anunciaba la depuración anual, múltiples personas se resguardaron en sus hogares con los nervios a flor de piel. Las cosas se estaban complicando para la clase baja, ya que tenían muy pocas posibilidades de seguir con vida luego de esa macabra noche.
Por otro lado las familias adineradas realizaban galas de lujo, todo esto con la finalidad de matar para renacer y sentirse liberados; despejar cualquier tipo de pensamiento impuro e inhumano que pudiera surgir en sus más profundos anhelos.
Helmut no estaba de acuerdo con todo aquello, le parecía algo repudiable e innecesario, fue por esa misma razón que al escucharse los primeros disparos en las calles, decidió escaparse de la lujosa fiesta organizada por sus padres; estaba harto de refugiarse entre la hipocresía de todos los presentes.
Una vez estando completamente solo en las frías y oscuras calles, pudo observar varios edificios en llamas, todos ellos acompañados por gritos de agonía. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo de manera inevitable, sabía perfectamente que era un blanco fácil para cualquier loco que anduviera cerca.
Fue entonces que un sujeto se interpuso en su camino, impidiendole avanzar. Su rostro estaba cubierto por un sacó, este tenía dos orificios los cuales dejaban ver unos ojos azules.
Helmut retrocedió lentamente chocando con una pared de concreto, fue entonces cuando pudo reconocer lo estúpido que había sido al huir de casa.
-¿Vas a matarme?- El castaño permanecía con un semblante tranquilo, a pesar de estar muerto de miedo.
Aquel desconocido se limitó a responderle, en su lugar se acercó lentamente hasta acorralarlo en un callejón baldío. Sacó un enorme cuchillo el cual deslizó por el cuello de Helmut, quien miraba fijamente aquellos ojos tan siniestros.
-Al menos déjame ver tú rostro.- Agregó el joven.
Tampoco hubo respuesta alguna, a decir verdad no esperaba salir con vida de esa situación, quizá fue por ello que tuvo la valentía de remover con sus propias manos aquella improvisada máscara que cubría el rostro del contrario.
Helmut quedó maravillado ante tal revelación, era un hombre realmente hermoso a pesar de tener una cicatriz en la mejilla. El castaño besó delicadamente sus labios, no esperaba ser correspondido, ni mucho menos que el asesino cambiará de opinión. No obstante el ojiazul correspondió dicho acto por unos segundos, luego clavo su cuchillo en el estómago de Helmut innumerables veces.
Tras quedar empapado con la sangre del castaño, acarició lentamente su rostro mientras sonreía.
-El mundo no merece tal perfección.-