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Quedaban apenas segundos de partido cuando Christopher Sanders anotó el cuatro a uno y otorgó la victoria definitiva a la escuela. Desde las gradas, los estudiantes estallaron en gritos de triunfo y saltaron enérgicos, provocando que las barras metálicas de la gradería se sacudieran con gran estruendo.
Miembros del equipo alzaron al capitán en el aire y lo llevaron cual rey hacia sus devotos súbditos, que se volvieron locos por tocarlo y felicitarlo. Chris recibió los elogios con fingida humildad, pero lo cierto era que estaba eufórico de orgullo. En esos momentos, él era prácticamente invencible. ¡Inmortal, incluso! No había nadie a su alrededor que no pensara en la magnificencia de sus habilidades.
O tal vez sí.... En medio del barullo y de gente, había una chica que aún permanecía sentada y enfrascada en la lectura de un libro cuya portada hablaba mucho de lo aburrido que debía ser. Chris conv ccía a esa chica. Siempre estaba metida en su libro...
¡Hey, Wilson, ¿por qué no levantas la cabeza y me miras de una buena vez?!
Sí, había pensado en decírselo muchas veces. Pero esta vez — y como siempre — no lo hizo.
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DIEZ
SEÑORITA PRECAVIDA
En cuanto el maestro dejó el examen sobre su mesa, Bel lo cogió, le echó una ojeada y comprobó que había una pregunta que no sabía. Al menos estaba más preparada para este examen que para el del día anterior, aunque la razón no se debía a que hubiese estudiado mucho más, al contrario.
Durante las cuatro horas en que estuvo sentada frente al escritorio de su habitación, Bel apenas logró concentrarse por alrededor de una hora. El resto del tiempo se la pasó pensando en Chris Sanders y preguntándose si él volvería a hablarle algún día. En algún momento también pensó en llamarlo, pero luego de coger el teléfono y de casi marcar, lo dejó rápidamente a un lado. No se atrevió a pesar de que lo sostuvo en sus manos con la firme intención de marcar. Y ahora que debía rendir el examen, solo podía pensar en él. Quería que todo volviera a ser tan absurdo como había sido desde que él apareció en su vida.
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Christopher Sanders no estaba en el casino. Como era día jueves, Bel supuso que se encontraría en los camerinos, duchándose después de la práctica o probablemente estuviese aun en las canchas. Pronto sería el torneo, y el entrenador había decidido aumentar las prácticas con el objeto de perfeccionar las técnicas del equipo. Debían ampliar el margen de ventaja lo más posible.
Bel se sentó junto a sus amigas en una apartada mesa. Varias miradas la habían seguido hasta el lugar, pero ella mantuvo la vista fija en el frente y resopló aliviada cuando finalmente pudo llegar a la mesa. Se disponía a probar el estofado cuando Ina se le ocurrió la brillante idea de sacar a Chris a colación.
— ¿Cómo van las cosas con el nuevo novio?
Antes de responder, ella desvió un poco la vista hacia la puerta principal, pero tuvo la mala suerte de ser interceptada por unos ojos azules. Christopher Sanders ingresaba al casino acompañado de dos chicos. Uno de ellos era Chad, quien casualmente también la miraba mientras caminaba con aire solemne junto a Chris. Este último no tardó en apartar la vista con aire indiferente, lo que hizo a Bel bajar la cabeza con tristeza.
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PORQUE SÍ
Teen FictionEl mundo acababa de volverse loco. Christopher Sanders, el chico más popular de la escuela, estaba de pronto muy interesado en la solitaria y estudiosa Bel Wilson. Y ella no comprendía la razón. - ¿Por qué lo haces? - Porque sí. No, Christopher S...