EL CORAZÓN O LA RAZÓN
Esa noche recibió una llamada a altas horas de la noche. Cuando miró el reloj, eran cerca de las dos de la mañana. Se incorporó sobre ambos codos y le echó un vistazo al remitente. Su corazón dio un brinco al comprobar que se trataba de Chris Sanders.
"Quiero disfrutar la vida, la única que tengo..."
Bel se llevó el aparato a una oreja y contestó. La voz de Chris, lejos de tranquilizarla, le hizo experimentar un escalofrío. Sonaba triste o cansada, resultaba difícil precisarlo porque hablaba demasiado bajo, probablemente por la hora.
—¿Te desperté?
— No, descuida. Al parecer estoy desvelada.
Del otro lado, Chris emitió una suave risita, pero a Bel le costaba percibir alguna emoción real. La escena de esa tarde la había dejado muy preocupada. Aun así, resolvió que esperaría hasta que él decidiera tocar el tema.
— Sí, yo también. ¿No has probado contar ovejas?
— Todo el mundo sabe que eso no da resultado — respondió Bel, tendiéndose otra vez sobre la cama y tratando de desprenderse un poco de aquella preocupación. Podía ser que fuera solo idea suya y que Chris no tuviera nada malo.
— Supongo que tienes razón. Esa es una de las primeras grandes decepciones de nuestra infancia, ¿no? Después de lo de Santa Claus.
Bel dejó escapar una risa. Sí, tal vez estaba preocupándose de sobra. Chris estaba bromeando y a ella le gustaba muchísimo esa faceta suya.
— ¿Y qué me dices del hada de los dientes? — preguntó, volviéndose sobre su costado.
— ¿Un hada? ¿No se supone que es un ratón? — replicó Chris, fingiendo desconcierto.
— Sí, pero la idea de un ratón metiéndose debajo de tu almohada mientras duermes resulta escalofriante.
— Y asqueroso — corroboró Chris. Luego, ambos se echaron a reír y durante un rato ninguno dijo nada. A Bel le pareció que Chris de pronto se había marchado lejos de allí, no físicamente, sino a vagar por sus propios pensamientos, los mismos que lo llevaban a creer que su vida podía acabar de un día para otro.
— ¿Sigues ahí? — susurró, apretando el aparato contra su oreja. La voz de Chris se deslizó hacia su oído como una caricia gélida. De la risa de hace un rato no quedaba nada.
— Lo siento. Hoy me porté como un idiota contigo.
Bel sacudió la cabeza, a pesar de que él no podía verlo.
— No, yo lo siento. Fui una entrometida. Si quieres fumar marihuana, estás en todo tu derecho...
Chris la interrumpió.
— Estoy preocupado, Bel — hizo una pausa, en la que emitió un largo suspiro — Un amigo cercano está... un poco enfermo y bueno, he comenzado a cuestionarme muchas cosas sobre la vida y la muerte después de que supe la noticia.
No era que a Bel no le importara la situación del amigo de Chris, pero saber que no se trataba de él, le hizo sentir un poderoso alivio. La culpa, sin embargo, la obligó a reprimir ese sentimiento mordiéndose la lengua.
— Lo siento — musitó.
— No lo sientas, se pondrá bien. Y si no, bueno entonces me encargaré de que lo pase bien cada maldito día que le queda.

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PORQUE SÍ
Ficção AdolescenteEl mundo acababa de volverse loco. Christopher Sanders, el chico más popular de la escuela, estaba de pronto muy interesado en la solitaria y estudiosa Bel Wilson. Y ella no comprendía la razón. - ¿Por qué lo haces? - Porque sí. No, Christopher S...