Capitulo 18

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Candy!, Candy... espera un momento! Albert gritaba y corría tratando de alcanzarla.  Pero Candy corría del mismo modo, en un punto Albert logró alcanzarla agarrando su mano.

—Espera princesa  déjame explicarte, todo es un mal entendido-

—Un mal entendido?,  Albert!  Te vi besándote con esa?...  DAMA...!? -

—  Candy, no me vistes besándome con ella, ella me besó, te  lo juro amor.... !
Yo a la que amo es a ti.—

—No quisiera decir esto Albert, pero me dejastes sola. Ya se, tenías que hablar con alguien, y luego que?... tenías que bailar, tomarte unas copas con ella. Mientras yo tenía que esperar que el príncipe terminara de alagar a la casi duquesa? —

Albert no lo podía creer, Candy! Su Candy estaba muerta de celos?

—Princesa, perdóname, tienes razón, debí buscárte sin importar que. debí de estar contigo, amor estoy aquí, regresa conmigo, por favor Candy te necesito a mi lado.—

— Sabes Albert , no me siento bien. Yo quisiera regresar a mi apartamento, me siento fuera del lugar, siento que no pertenezco aquí. Yo , yo.... No...

Candy empezaba a llorar de nuevo, con el veneno de Elisa y lo que había visto se sentía más insegura que nunca, odiaba sentirse de esa manera.

—Lo entiendo princesa, se que esta responsabilidad es pesada, no te juzgó por ello, incluso yo traté sé huir de esto. Pero ahora no puedo seguir evadiéndo esto. se que te amo, te amo tanto, que jamás te pediría algo que tú no quisieras.
Albert, tenía mucha tristeza, una lágrima corrió por su bello rostro. Tenía que regresar, y no quería dejar ir a Candy, tampoco la obligaría.

George  como siempre apareció, estaba buscando a Albert cuando lo vio correr.

George  como siempre apareció, estaba buscando a Albert cuando lo vio correr

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—Señor William, lo buscaba,  Madame Elroy pregunta por usted. Se requiere de su presencia.

—Candy? Albert extendió su mano invitándola  a venir con él.

—Albert!... yo...

—Señor William  Debemos  regresar

Albert agachó su cabeza, era duro ese sentir, hacía que su corazón sangrara,  si, el amor dolía.

—Está bien,  pequeña— se acercó a Candy besando su frente y  abrazándola.

—Vamos George-

Albert dio vuelta camino a la mansión, ahora  no podía huir de su deber.
deseaba tanto tener más tiempo para estar con Candy.

 El hogar en tus brazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora