Capitulo 19

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-Princesa, tengo que regresar a la mansión, ven conmigo, me preocupa que te quedes sola en el apartamento.

Candy se acercó a Albert depositando un beso con mucha suavidad despacio sentados en la sala enfrente de la chimenea, pasaban sus últimos momentos del día abrazos, Candy se deleitaba contemplando su rostro. (dio mío que hermoso es!)

-Albert, no tienes de que preocuparte, siempre e vivido Solá en este apartamento, me siento más tranquila aquí, si estuviera en la mansión no sería conveniente, la tía enfermaría solo de verme.
Candy soltó una risita traviesa, a Albert no le pareció gracioso ya que sabía debía de poner de una vez a la tía en su sitió, estaba dispuesto y haría lo que fuera por darle el lugar que sabía Candy merecía.

-Princesa por la tía no debes de preocuparte, debemos aclarar todo de una vez con ella para no pasar por malos entendidos.-
Albert tomó las manos de Candy depositando un beso en Mejía luego uno en sus labios.
Tienes el lugar más importante en mi vida Candy, no lo olvides Princesa, nada es más importante que tú, no lo olvides amor.

-Albert!... soy tan feliz a tu lado.

Albert sonrió, como amaba la espontaneidad de Candy, con una sola palabra hacía que su corazón  vibrara su vida tenía completo sentido. Amaba como era, no podía esperar la hora en la que pudiera llamarla  su esposa. Sin duda les separaba una vida  llena de amor y  dicha.

-bien me voy, pero queda de seguridad  Steven. Candy hizo un puchero no le gustaba sentirse vigilada.   no te asustes si lo vez cerca princesa. No hagas  esa  cara , Candy así me siento más tranquilo . No quiero que nada té pase.

-Esta bien Albert! Pero en serio yo me sé cuidar sola no es necesario.

-Lo se princesa es por mi tranquilidad, dijo dándole un beso en la frente.

Una ducha no me caerá nada mal

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Una ducha no me caerá nada mal. Candy comenzó a recoger un poco su pequeño desorden, andaba en su ensoñaciones. Vamos Candy! Se decía para si misma, como será mi vida a la par de Albert? Oh, la Tia Elroy seguro andará detrás de mi corrigiendo cada cosa que haré, y tendré que asistir a todos esos eventos, pensaba haciendo sus gestos de pucheros, entró a su habitación  y con un suspiro acarició su cama sentándose en ella.

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En alta mar Archie, Annie, Stear y Patty contrajeron  matrimonio. 
Los chicos disfrutaron de un pequeño convivio que Albert había ordenado para ellos.  Bailaron en su día estaban felices, la brisa Del Mar daba la bienvenida a los esposos Corwell, una nueva vida arribaba llena de sueños e ilusiones.
La noche calló sobre el gran barco atlántico,  y con ello los placeres a descubrir y disfrutar.

 El hogar en tus brazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora