Capítulo 2

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Hago a un lado cortina para poder observar el clima, el día está gris: nubes cubriendo el cielo amenazando con llover, no hay que ser un genio para saber que afuera hace frío.

Cojo mi abrigo y me lo coloco antes de salir de mi habitación, a pesar de que la calefacción está encendida, se podía sentir el frío colarse en la casa. Bajo las escaleras hasta la sala, en el televisor pasaban las noticias matutinas y justo están dando el pronóstico del clima, al parecer hoy será un día lluvioso en Londres. Cruzo la sala para llegar a la cocina donde mi familia se encuentra preparándose para desayunar.

—Buenos días —saludo luego de cruzar la puerta.

Mamá se encuentra haciendo pancakes mientras que Christian prepara el café, hay cosas que nunca cambian.

—Buenos días, cariño —camino hacia la mesa donde Leah y Landon se encuentran, la primera no deja de teclear en su teléfono mientras que el segundo no despega la vista de su consola de videojuegos.

Mamá me sirve un plato con pancakes y casi de inmediato Christian me ofrece una taza de café.

— ¿Cuándo adornaremos la casa? —La pregunta de Landon rompe el silencio que se había formado mientras desayunábamos.

—Aún faltan algunos días para diciembre, Landon —mi hermano frunce el ceño al no estar satisfecho con la respuesta de mamá.

—Pero siempre adornamos uno o dos días antes del primero de diciembre —reprocha mientras engulle el cubierto en la última rebanada de pancake que quedaba sobre su plato.

—Si ustedes están de acuerdo, podemos ir mañana o pasado mañana a comprar los nuevos adornos. Habíamos quedado que este año compraríamos unos nuevos ya que los que tenemos ya están un poco viejos —sugiero.

—Sin contar que unos terminaron por accidente en la basura —añade Leah.

Mamá nos da una mirada seria, Leah y yo bajamos la cabeza conteniendo una risa.

Cuando guardamos los adornos en enero, Leah y yo seleccionamos los que ya no servían y los arrojamos a la basura sin decirle a mamá, claro que se dio cuenta cuanto estaba organizando el sótano y notó que habían menos adornos de los que solían haber.

—Arrojaron a la basura la bola de cristal que la mamá de Christian nos regaló hace años —sí, ese fue un hermoso detalle por parte de la abuela Lilian.

—Prometimos pagar nuestra deuda, y lo haremos —afirma mi hermana —. Lenna y yo hemos estado ahorrando para poder comprar los nuevos adornos. Además, acordamos con papá que él compraría el árbol de Navidad y nosotras los adornos —la cocina se llenó de silencio. Al parecer la declaración de mi hermana no pasó desapercibida. 

Aunque estoy segura que fue más por la forma en cómo se refirió hacia Christian.

Suprimo una sonrisa y volteo a ver a mi hermana, hasta Landon estaba sorprendido.

— ¿C-cómo dijiste? —Balbucea mi padrastro. Sus ojos destellaban y una sonrisa adornaba su rostro.

—Que tú comprarías el árbol y nosotras...

— ¡No! —Exclama interrumpiendo a mi hermana —. Me dijiste papá.

Las mejillas de Leah estaban rojas, posiblemente las mías también.

—Creemos que ya era tiempo. Ya sabes, han pasado quince años y nos has demostrado de mil maneras que podemos confiar en ti. Nos has dado todo durante todos estos años y a pesar de que no hay forma de agradecerte todo, decirte papá es la mejor forma de hacerlo —mis mejillas queman de lo rojas que han de estar.

Luz de NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora