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El cielo estaba despejado y el sol brillaba fuertemente, una suave brisa sacudía las hojas de los árboles, el clima se sentía muy nuevo y mágico para Yeonjun, pero tal vez no era solo por el clima, tal vez el chico a su lado hacía que las cosas fueran tan especiales.

—deberíamos sentarnos— dijo Beomgyu balanceando su mano entrelazada con la de Yeonjun, se habían tomado de la mano luego de abrazarse.

—claro— respondió el pelinegro dirigiéndose hacia una banca cercana. Llevaba un rato pensando en lo que podría pasarle al estar con el lindo demonio así, que pensaría su señor si supiera de los sentimientos que comenzaba a tener por el chico.

—¿por qué estas tan tenso?— las manos de Beomgyu se posaron en sus mejillas obligándolo a mirarlo a los ojos.

—por nada, solo pienso— eso fue suficiente para que el demonio sonriera y le diera un apretón a su rostro antes de soltarlo.

—parece que es un algo desagradable, a veces compartir las preocupaciones ayuda a superarlas— tomó su mano queriendo darle seguridad, cosa que consiguió.

Yeonjun dudaba si contarle, no quería que Beomgyu pensara mal de el.

—¿esto es algo malo?— preguntó con voz tierna.

Beomgyu no estaba seguro de a que se refería con eso, podría ser que estaban juntos o que el ángel no estaba cumpliendo su obligación, aún sin saber a lo que se refería exactamente decidió responder.

—no, ¿porqué sería algo malo?

—no lo sé, pero se supone que los angeles odian a los demonios, ¿que crees que pensaría el señor de esto?— claramente Yeonjun no estaba pensando por sí mismo, se le había ensañado a seguir a Dios y pensar por sí mismo podía ser considerado como atentar contra él.

Dios era un ser egoísta y Yeonjun quería ser el ángel perfecto.

—no puedo creer que sigas con eso, debes dejar de hacer eso Yeonjun, tu opinión importa más de lo que crees, no eres un muñeco para que puedan hacer lo que quieran contigo— el ángel no supo en que momento el otro acercó su rostro y conectó sus ojos con los suyos, quería que algo pasara pero no sabía bien qué, lo único que hizo fue sonreír y darle la razón al demonio.

—me gusta que seamos amigos.

—a mi también me gusta que lo seamos, eres muy agradable Yeonjun— la sonrisa que apareció en los labios del demonio hizo que el corazón de Yeonjun se apretara y un malestar en su estómago se hiciera presente.

—oh, que tarde es, creo que deberíamos vernos otro día, ¿te parece?—en realidad no era tarde, pero Yeonjun no podía soportar otro segundo con esas sensaciones en su cuerpo.

—si, ¿aunque cuántos días te quedan aquí?—eso era algo en lo que el angel no había pensado, no le quedaba mucho tiempo en la tierra eso era seguro.

—creo que podremos vernos el fin de semana—el contrario asintió con la cabeza.

—chao, escríbeme— Beomgyu dejó un suave beso en la mejilla del angel y se fue.

—¿qué me está pasando?— se preguntó a sí mismo y comenzó a caminar hacia la salida del parque.

. . .

Aquel angel caminaba hacia el lugar donde estaría su señor, había regresado de la tierra y tenía la información pedida, hizo todo lo pedido y aún así se sentía horrible al traicionar a su amigo.

Entró lentamente en aquella habitación, su señor lo esperaba con una sonrisa.

—lo conseguiste, me alegro de eso— ese angel estaba considerando si en verdad darle la información sobre su amigo.

—si mi señor, lo hice.

—bien, ¿qué es lo que distrae a Yeonjun?—aún con sus dudas lo mejor para el era decir la verdad.

Le contó a quién se había encontrado Yeonjun en la tierra y el porque no había cumplido con su tarea, luego de hacerlo se arrepintió pero lamentablemente era muy tarde para cambiar algo, lo habían descubierto y si no hacía algo lo desterrarían.

Take me to the hell | YeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora