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Un año atrás, Kim Taehyung.

Estaba cansado, no sabia cuanto llevaba caminando pero sabría que valdría la pena, a su madre le gustaban mucho las frutas y por lo general era difícil conseguirlas, así que acomodó una vez más la mochila cargada de manzanas que traía en sus hombros y continuó por unos minutos más. 

Había salido hace un par de horas de casa y esperaba llegar pronto, vivía en lugar tranquilo y con gente amable, aunque a decir verdad, indefensos, todos tenían un gran corazón pero sabía que si algún día, corrían peligro, no tendrían demasiadas opciones.

Lo que no sabia era que ese día estaba más cerca de lo que creía. 

Justo antes de llegar al lugar donde vivía, comenzó a escuchar ruidos extraños, inusuales. Así que intentó descifrar que era acercándose más, una vez lo comprendió sintió que se moría, se congeló y abrió sus ojos como platos.

Eran gritos, muchos gritos desesperados.

Soltó todo lo que tenia en sus manos, incluyendo las manzanas y comenzó a correr, suplicando que su madre estuviera a salvo.

Corrió incluso aún más rápido de lo que sus piernas se lo permitían.

Al llegar al lugar donde vivía enseguida se dio cuenta de la situación, los demonios habían invadido el lugar, vio casas incendiándose, gente huyendo y otras... muertas en el suelo. 

Todos los intrusos llevaban chaquetas de cuero, y parecían estar divirtiéndose de la situación.

¿Así eran los demonios?

Sin embargo y al presenciar eso, no se detuvo, corrió hasta su casa mientras una lagrima se derramaba por su mejilla y una vez en la entrada, temió lo peor.

La puerta estaba abierta.

—¡Madre! —gritó, esperando que ella le contestará de igual forma.

Pero nada llegó, así que entró, miró hacia todas partes buscándola, sin embargo, no había nadie allí, buscó en la cocina, luego en la habitación hasta que sus ojos se toparon con una gran mancha de sangre en el suelo. 

—No, no, no... 

Siguió las manchas con su corazón en la mano, las cuales, hacían un camino de la misma sustancia roja hasta la puerta que daba a el patio trasero, así que la abrió. 

Al verlo, sus ojos se petrificaron, no pudo moverse, todo en el se paralizó pues el color rojo abundaba en la escena y su madre hacia en el suelo junto a lo que creía era un cuchillo. Su cabello estaba manchado, su tez pálida y sus ojos cerrados.

Su pecho comenzó a arder de una manera que nunca antes había sentido y se acercó a ella hasta tomar su mano y en su muñeca verificó su pulso.

No tenia. 

Tan pronto como lo supo estalló en llanto, ¿Por qué? ¿Por qué hacer algo tan cruel? 

Aquello no podía estar pasando, no podía ser real, tan solo hace unas horas su madre le estaba sonriendo como siempre mientras preparaban el desayuno. 

—V-vuelve, no me dejes, por favor... madre —sollozó llorando. 

Siguió así hasta que de pronto, escuchó una risa detrás de si. 

Giró su rostro, un chico, con chaqueta de cuero y cabello rapado le estaba mirando, como si aquello le divirtiera y volvió a reírse mientras se acercaba, estaba cubierto de sangre, su rostro, manos, ropa. Era algo horrible de ver. Sin embargo, lo que más resaltaba eran sus ojos.

Entre Demonios & Ángeles } KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora