Sangre ~GoYuu~

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(Chica x chica)

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Era una noche fría de otoño. El viento soplaba con fuerza moviendo las ramas de los árboles mientras las hojas se desprendían de estas y volaban con facilidad hasta chocar con una fría ventana.

Las luces de una habitación se encontraban ya apagadas y dos cuerpos adolescentes estaban acurrucados entre gruesas sábanas, tiritando de frío. Sus delgados cuerpos se juntaron y sus manos se entrelazaron con cuidado.

Ambos cuerpos se volvieron a mover en la cama, con sus bocas soltando algún jadeo por el toque frío de ambas pieles. Unos azules ojos se encontraban observando la carita de una peli rosada, quien tenía sus piernas enredadas contra las contrarias, tratando de agarrar calor.

—¿Sigues sintiendo frío, Yumi? —preguntó la albina, tomando la carita de la nombrada con una mano, acariciándola con suavidad. Yumi negó con la cabeza y sonrió.

—Ya no — Yumi abrazó a la albina, rodeando su cintura con delicadeza —. Todo gracias a tus cálidos brazos, Satomi — la peli rosada le dedicó una bonita sonrisa que hizo que el corazón de la albina latiera como loco.

—Me alegro — la albina dejó de acariciar la mejilla contraria para, seguidamente, depositar un tierno beso en la frente de la contraria.

Así, ambas chicas, después de varios minutos quedaron dormidas; una abrazada de la otra.

En la madrugada, cuando sonaban apenas los grillos y las estrellas resplandecían en el cielo oscuro, un suceso aconteció. Yumi se despertó de golpe al sentir algo húmedo en su ropa interior. Con cuidado se removió, tratando de no despertar a Satomi y salió de la cama. Pero, al poco tiempo de ponerse de pie, un dolor casi intenso le pegó de lleno en el vientre y parte de sus piernas; aquello ocasionó que se doblara del dolor y tomara su estómago con fuerza. No entendía que sucedía, así que se apresuró al baño en plena oscuridad y, cuando estuvo en este, prendió la luz, bajó su pijama hasta los tobillos y comenzó a bajar el calzón de a poco.

Yumi casi suelta un grito al ver una mancha de sangre, el miedo se instaló en su garganta y tapó su boca con la mano para no gritar ni despertar a sus padres o a Satomi. Tembló, no sabiendo que hacer, la cabeza le comenzaba a dar vueltas y una especie de asco comenzaba a generar su cuerpo.

—Du...duele, ¿qué esto? ¿Acaso...me estoy muriendo? Duele mucho —la peli rosada comenzó a hiperventilar a medida que sus pensamientos se hacían más grandes, no dejaba de ver aquella mancha de sangre y ahora, lo que más la estaba asustando era ver como un hilo se sangre goteaba por sus piernas. Los ojos le picaron y por un momento pensó en ir y despertar a Satomi para que pudiera ayudarle y explicarle que pasaba, pero el miedo era más grande y se sentía paralizada.

Por otro lado, una albina estaba abriendo los ojos; notó que todavía seguía oscuro y, cuando quiso abrazar a su acompañante y acomodarse de nuevo, sintió vacío. La albina se asustó, hasta que vio que, por la puerta del baño había una luz, así que se encaminó hasta allí tocando suavemente con los nudillos.

Yumi se sobresaltó ante el ruido de la puerta siendo tocada, tragó duro y, con el corazón acelerado abrió poco a poco la puerta, aun con los pantalones y el calzón bajados.

—Yumi, ¿todo bien? Me desperté y no te vi en la cama —Satomi intentaba ver por la puerta, apenas notando el cabello rosa de la fémina.

—Sa...Satomi...

La albina vio la mirada miel llena de medo, una vez que Yumi asomó la cabeza. No entendía muy bien que pasaba, y temió lo peor.

—Dime, Yumi, ¿estás bien? ¿Qué ocurre? — la peli rosada negó con la cabeza y, tomando la muñeca ajena, jaló a la albina al baño cerrando la puerta tras de sí. Las lágrimas ya estaban bajando por su rostro de piel tigrieña, asustando a Satomi, hasta que notó algo peculiar en la peli rosada.

—Me estoy muriendo, Satomi. No se porque me sale sangre de mi intimidad y me duele mucho — lloraba Yumi limpiando sus lágrimas con su brazo. Satomi sintió su corazón oprimirse, pero aun así sonrió, entendiendo lo que estaba sucediendo.

La albina tomó con delicadeza la mano libre de Yumi y le dio un beso en su dorso, deteniendo los sollozos de la muchacha. Los orbes miel miraron a los azules, aún solando algunas lágrimas; Satomi las limpió con el dorso de su pijama y acunó el rostro de la peli rosada con ambas manos, acariciando con ambos pulgares sus mejillas.

—Tranquila, no pasa nada —Satomi le dio un beso en su frente —. Solo estás menstruando, es algo normal, ¿nunca te lo explicaron? —la albina alzó una ceja, y, para su mayor sorpresa, Yumi negó.

—Mi mamá no me había dicho nada nunca.

"Con quince años, ya debería saberlo. Es más, debieron de haberle dicho desde que era más joven. En fin, adultos."

Satomi suspiró y tomó los hombros de la menor. Sonriéndole, pasó su mano por los rosados cabellos, acariciando la zona con gentileza; trataba, de esa manera, calmar a Yumi. Para su suerte, logró que la fémina controlara su llanto y sus ojitos brillaran levemente.

—Vamos, primero cámbiate de ropa, porque esta está manchada, ¿de acuerdo? En la mañana te prometo que te explicaré todo — Satomi le regaló un besito en la nariz, haciendo reír un poco a Yumi. Esta asintió, ya más repuesta y acató la orden.

"Suerte que siempre traigo toallas conmigo."

Satomi le dio una toalla larga a Yumi, le explicó paso a paso como ponérsela, una vez que esta cambió sus ropas. Tuvo que meterse nuevamente al baño con ella para decirle apropiadamente o podría acomodarse mal la toalla.

Una vez que Yumi se puso aquella toalla femenina, esta se encontraba frunciendo un poco el ceño, y mirándola curiosa, la albina preguntó:

—¿Yumi? ¿Qué pasa?

Yumi y Satomi ya estaban nuevamente acostadas en la cama; los brazos de la albina intentaron tomar la cintura de Itadori, pero esta se negó.

—Me siento incómoda.

Satomi casi rió ante el tono que utilizó la pel rosa, mientras inflaba sus mejillas cual niña pequeña.

—Tranquila, ya te acostumbrarás —afirmó Satomi, ahora si tomando la cintura ajena y acercando el cuerpo al de ella, brindándole calor.

Ambas chicas se volvieron a acomodar en la cama, acurrucándose entre mimos y caricias leves. Satomi le dio un besito en los labios ajenos, provocando un intenso sonrojo en Yumi.

—Ahora si. Buenas noches, Yumi~ —Satomi le sonrió, dándole un besito nuevamente en sus labios sabor cereza —. Descansa. Mañana en la mañana te explicaré bien las cosas, ¿si?

La peli rosada asintió, abrazando a la albina y enterrando su cabeza en el pecho de su acompañante.

Minutos después, ambas cayeron rendidas, soñando la una con la otra.

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Fin.

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¡Hola!

Gracias por leer uwu

Espero les haya gustado :3

Beso de sangre [Jujutsucreepytober2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora