¿El dios de los Muertos?

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El planeta Tierra. Un mundo que pasó por innumerables peligros y guerras, un lugar cargado de leyendas imposibles de creer para cualquier mortal de la nueva era.

Sus habitantes, ahora en su mayoría humanos, pisaban tan sagradas tierras mancillado su belleza y destruyendo con el pasar de los tiempos la herencia ofrecida por el destino y el propio universo, y protegida por las antiguas generaciones.

Unos imponentes draconianos ojos observaban con algo de tristeza aquel orbe de cristal que creó él mismo, como la humanidad destruía las tierras en la cual él creció como mortal y protegió tantas veces.

Recordaba con melancolía aquellos tiempos de cuando era tan joven, ingenuo y tan solo enfocado en pelear con sujetos más poderosos que él.

Cuando se convirtió en el guardián de las esferas del dragón ocurrió algo sumamente inesperado, incluso para Shenglong.

Y eso fue que, de un momento a otro, una subdimensión apareció anclada a la tierra, en la cual al otro lado de esta, había un mundo el cual convivían seres humanos con habilidades, junto a dragones de distintas complexiones.

A la par, apareció un Kamisama de aquel mundo, el cual se autoproclamó el mismo como "Dios" y procedió a vigilar y cuidar de que los dragones y seres con habilidades no causaran caos.

Tal existencia de este ser hizo molestar a varios dragones, ya que estos eran seres orgullosos, y no podían aceptar de ningún modo que alguien los estuvieran controlando.

Tras esto, estalló una guerra entre los dragones y dios.

Esta batalla encarnizada se alargó por largos años. Muchos dragones perecieron ante el aparente insuperable poder del dios de aquel mundo.

Con el pasar del tiempo, los dragones se dividieron en tres facciones, la del Caos, la del Orden, y la Espectadora.

La del Caos era el mayor grupo, dirigido por el infame dios de la muerte, que seguían tratando de asesinar a Dios.

La del Orden era un grupo de dragones que traicionaron a la mayoría de los suyos y se unieron a Dios con intenciones de sobrevivir y depender del poder del ser supremo.

La facción espectadora fue el grupo que, simplemente se hartaron de luchar en vano y decidieron quedarse al margen.

El único dragón que no pertenecía a ninguna de las facciones fue Son Goku, o mejor conocido en ese mundo como Shenglong.

Pocos dragones se atrevían a acercarse a tal ser, ya que a parte de ser un dragón gigantesco, él poseía una energía que superaba con creces al Dios de la muerte y a su vez el líder de la facción del Caos.

Entre las filas de las 3 facciones, uno de los temas más concurridos a discutir entre ellos a parte de sus ideales de atacar, proteger o observar, era el pensar de que facción sería Shenglong si algún día decidiera mover sus fichas en el tablero.

Hasta que aquel día llegó.

El momento en que por fin Son Goku se dispuso a abandonar aquella montaña que llevaba milenios habitando.

Por otro lado, se podía observar como la facción del Caos, tras varios años de parón de guerra, de un momento a otro, con todos sus integrantes, y todas sus fuerzas, asaltaron a Dios de frente.

Los de la facción del Orden se interpusieron entre ellos y el Kamisama, pero no era suficiente.

A un ritmo ascendente la facción del orden perdía números, algunos cayendo derrotados, y otros muertos.

Dios miraba con seriedad todo lo que estaba sucediendo enfrente suya. Estaba a punto de involucrarse, hasta que pasó algo impensable para todos los seres de aquel mundo.

Son Goku el dios dragón de la facción EspectadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora