Los Resultados Del Entrenamiento

430 70 1
                                    

El asombro es un sentimiento no muy común en los dioses, no obstante, Bills observaba con conmoción aquel enfrentamiento.

La anteriormente debilucha Kanna Kamui; a su criterio, en muy poco tiempo ahora era un ser totalmente distinto a sus ojos.

Varios minutos antes…

-Tohru sama luche contra mi, quiero ver qué tan fuerte me he vuelto- demandó a uno de sus ídolos, observándola con un brillo peligroso reflejado en su retina.

La hija del dios de la muerte lentamente observó dubitativa al maestro temporal de su pequeña amiga, que se hallaba sentado y bebiendo una taza de café tranquilamente, en la mesa del comedor.

Kobayashi observó esto de reojo mientras que terminaba de preparar sus cosas para marchar al trabajo, al poco haciendo un ademán de mano, y retirándose.

Whis lentamente dirigió su mirada a la rubia, sonriendo levemente -Tengo entendido que no corresponder un desafío entre dragones es una falta bastante grave… ¿No es así?- preguntó en broma, claramente con intenciones de provocar a aquella mujer.

-Hmph- murmuró con sus manos en la cadera y levantando el mentón con aire de suficiencia -Muy bien Kanna san, te enfrentaré- respondió aún en la misma postura.

Sin que nadie se percatara, un brillo casi maníaco se reflejó en los ojos de Whis.

Observó con detenimiento aquella habitación blanca que anteriormente usó para enfrentar a su rival, mientras que se acomodaba su atuendo de criada.

Mientras tanto, Bills aún medio comatoso por haber sido despertado de su siesta, culpa del atracón de más de cuatrocientas rosquillas, consumidas a una velocidad que dejaría en ridículo a un grupo de luchadores de sumo hambrientos, observó con cansancio a las dos mortales.

Al mismo tiempo, Whis sacó una caja de cartón de su dimensión portátil, abriéndola y mostrando unas cuantas rosquillas, ofreciéndole a su Dios, ganándose una arcada de Bills.

-Por cierto… Whis- murmuró Bills -¿Dónde está ese Saiyajin?- preguntó levemente curioso.

-Hmm- ese fue el sonido que se escapó del Ángel, ocupado con una de las tantas rosquillas -Está entrenando dentro de mi bastón- explico cuando terminó de ingerir la comida.

Asintió en comprensión mientras que dirigía su mirada y interés a las dos dragonas.

-Muy bien Tohru sama, aquí voy- comentó la más joven, mientras que los rayos comenzaron a crepitar por su cuerpo y pequeñas grietas se formaban en el suelo.

La rubia no supo que pasó, simplemente siguió las órdenes impuestas de forma inconsciente por sus instintos, forzando su forma semi dragón a una gran velocidad, deteniendo un puñetazo con su antebrazo izquierdo, generando una zanja detrás suya y dejando su cuerpo entumecido, abriendo los ojos en shock.

Bills debió admitir que la mejoría de aquella mortal fue más que notable, no había comparación de una semana a otra; de pasar de ser una niña que no podía moverse con una gravedad patética a saber luchar y ostentar esa fuerza, era sorprendente.

-¿¡Cómo!?- exclamó sorprendida, no obstante su sorpresa fue cortada al ser golpeada con una patada en hacha, mandándola por los cielos.

Kanna se encorvó y tocó con sus pequeñas manos el frío suelo de aquella dimensión, mientras que los rayos volvieron a crepitar y generando una zona magnética por dónde pasara, haciéndola levitar levemente y convirtiéndose en un borrón de velocidad.

Tohru desplegó sus alas y forzó su poder mágico a explotar en su ser, mientras que un rugido de dragón retumbó en la dimensión.

Apretó sus hileras dracónicas de dientes con algo de frustración "Si sigo así me agotaré rápido, el maná aquí es escaso" pensó, mientras que ahora se enfocaba totalmente en su oponente, dejando de lado su sorpresa y dudas.

Las esferas de oscuridad bailaron por su cuerpo mientras que se las lanzaba sin piedad a su oponente, con claras intenciones de acribillar a la pequeña dragona de rayos.

A vista de Whis, Bills y una silenciosa Elma, observaron algo sorprendente; Kanna procedió a esquivar cada andada de disparos mágicos, cómo si un místico baile inculcado de generación en generación por una familia creyente de algún tipo de religión.

Tras medio minuto, Tohru jadeó por el agotamiento mientras que se trataba de recomponer, siguiendo forzando su núcleo para que aquel poder que respondía a su voluntad no abandonara su ser.

-Esta batalla… ya ha acabado- comentó Kanna de una forma calmada, mientras que apretaba sus pequeñas manos.

Whis observó orgulloso a su alumna, dándose cuenta de la técnica que iba a ejecutar en los próximos movimientos.

Sonrió recordando aquella técnica que usó Goku para potenciar su cuerpo a unos límites no establecidos en su ser.

-Esta es la versión de la técnica del Kaio del Norte, de Kanna Kamui- comentó Whis con una sonrisa.

-¡Rayton!- vociferó la niña nuevamente en aquella postura con las manos en el suelo, mientras que sus inocentes y suaves iris se afilaban, ahora alumbrados de un tono dorado, el verdadero poder concentrado de los rayos.

-No solo su cuerpo ahora se vuelve más ligero por el campo electromagnético, si no que todos sus sentidos adquieren un nivel muy alto al ser estimulados por el poder del núcleo interno de Kanna Kamui- explicó Whis.

-Increíble…- murmuró Elma, siendo la única palabra que logró pronunciar en todo aquel encuentro, sin poder creer el poder de la niña.

Kanna desapareció a una velocidad que ni Tohru ni Elma lograron seguir, siendo los dioses los únicos que lograron aquello.

Finalmente la rubia sintió un dolor en la zona posterior de su cuello, cayendo inconsciente.

Tras esto, la joven dragona vencedora también cayó derrotada por el agotamiento.


Mientras tanto, Goku se hallaba en su espacio mental meditando, habiendo tomado una decisión, que para bien o para mal, ahora debía afrontar con todo su poder, o podría salir muerto en el proceso.

-Que me hayas logrado invocar aquí con tan solo haberme visto una vez, prueba tu fortaleza, guerrero Son Goku- explico un tranquilo y levemente divertido hombre peliblanco.

-He entrenado con Whis en una habitación del tiempo por 2 años, pero desde que me dijiste que eras su padre, no he podido estar tranquilo- explicó mientras que tras un rápido movimiento, adquirió aquella postura insignia de la escual de la tortuga, mientras que si cuerpo apretado y rígido pedían batalla.

-¿Por qué quieres ser más fuerte?- preguntó levemente curioso -Actualmente ya estás al nivel de los dioses de la destrucción- explicó reafirmando aquel hecho que Goku sabía, aún que no lo aceptaba.

-No, no soy más fuerte que ellos…- murmuró casi para si mismo -usé un poder externo para curar mis heridas en el enfrentamiento de Bills, yo siento que perdí- explicó algo abatido.

Torció levemente su cabeza -No respondiste mi pregunta- dijo sin perder aquella sonrisa ya bastante habitual para los de su especie.

Goku se pudo una mano en el mentón mientras pensaba fuertemente en una respuesta que dar.

Finalmente sonrió con aquella típica sonrisa y expresión marca son, mientras se rascaba la nuca -Simplemente quiero ser más fuerte- expresó algo nervioso.

En ese momento, el Gran Sacerdote observó con una mirada sin brillo al semidiós -Un poder sin propósito se corrompe tarde o temprano- tras esto le dio la espalda -Hasta que no me muestres tu propósito, no me vuelvas a llamar- tras esto lo observó de reojo con un brillo un tanto peligroso -El mundo de los dioses no se puede tomar a la ligera- tras esto desapareció.

Goku se sobresaltó y perdió su meditación, con un infernal dolor de cabeza; castigo del Gran Sacerdote, supudo él.

Apretó sus puños y sonrió sin importarle el dolor.

Son Goku el dios dragón de la facción EspectadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora