𝓽𝔀𝓸.

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Seungmin: 12 años
Yeji: 10 años

Yeji se encontraba felizmente jugando con sus muñecas a servirles el té.

-¿Usted quiere más té?- le pregunto a su muñeca de vestido verde con delantal

-Si, me gustaría más por favor- respondió ella misma con una voz más aguda simulando ser la muñeca

-esta bien- tomando su tetera de plástico, sirvió el líquido imaginario para entregárselo a la muñeca

Seungmin, que la miraba sentado en la ventana sin hacer ruido, se bufo con diversión mientras rodaba los ojos, -¿Sigues jugando con esas estúpidas muñecas?- pregunto con gracia

La niña brinco de sorpresa a mirarlo, -¡Sumin!- grito corriendo hacia el demonio

-¿Por qué me sigues diciendo así? Ya pronunciado bien las palabras- se quejo frunciendo el ceño

-Porque tú me dijiste que te podía decir como yo quisiera y Sumin suena muy bonito-

Seungmin sintió enrojecer ante lo dicho, -Pues es tonto, pero tienes razón, de todos modos no me interesa- dijo con desinterés.

-Mira, hice mi tarea hoy- dijo Yeji orgullosa, mientras iba a su pequeño escritorio a enseñarle

-¿Que es esto?- pregunto Seungmin sosteniendo la libreta que Yeji le había extendido

-la maestra pidió hacer dos dibujos de los momentos que nos hacen muy felices-

Seungmin contemplo el dibujo, el primero era el padre de Yeji sosteniendo un pay, lo dedujo porque ambos tenían el mismo color de cabello, pelinaranja y porque Yeji se tomó la molestia de dibujar el llamativo mandil que el hombre siempre usaba

-Tu dijiste que el Pay no te gusta, ¿Por qué lo dibujaste?- pregunto curioso

-Porque cuando mamá está muy felíz hace Pay, y a mi me gusta verla mientras lo hace, me hace sentir felíz también- explico

Seungmin lo sabía, la mujer siempre cantaba y bailaba alegremente cuando cocinaba ese dichoso Pay. También sabía que ella lo hacía siempre que el padre de Yeji se iba de viaje por un largo tiempo.

Luego miro el segundo dibujo y Seungmin rio, -¿Que es esto? ¿Te dibujaste con tu "príncipe azul"?- se burló

-Somos tu y yo- respondió Yeji frunciendo el entrecejo mientras se cruzaba de brazos. Seungmin sintió enrojecer nuevamente soltando un jadeo de sorpresa

-¿Por qué dibujaste esto?- pregunto con una mueca, escondiendo su sonrisa

-porque me pone felíz cuando tomas mi mano y me dices que siempre estarás conmigo-
Seungmin ahora no estaba sonrojado, ahora estaba casi morado de la vergüenza que lo invadió

Todas las noches, cuando se supone que Yeji estaba durmiendo, Seungmin tomaba con delicadeza su mano, la acariciaba y le susurruba un sin fin de cosas que nunca le diría cuando ella estaba despierta

-Se supone que debes estar dormida, eres una pequeña mentirosa- se quejo Seungmin fingiendo enojarse, pero Yeji sabía que no se había enojado, si no que lo fingia para simular que en el fondo, Seungmin era un ángel demasiado amoroso con ella, así que la niña solo rio.

Un fuerte portazo, asustó a ambos, Seungmin sabía lo que significaba, así que tomo a Yeji de la mano y ambos se encerraron en su armario, la ropa que ahí estaba y la gruesa madera, bloqueaba la entrada de cualquier sonido.

Cómo era ya costumbre en esos casos, ambos se sentaban con las piernas cruzadas, Yeji dandole la espalda a Seungmin, con parsimonia, comenzaba a trenzar el largo cabello naranja de la niña, mientras ella solo se ponía a cantar canciones infantiles que seguramente había aprendido en la escuela.

Mi Ángel de la guarda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora