Capitulo XXXV

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Paula Ricci

Cuando Aiden se desmayó y cayó al suelo mi mundo se vino abajo en un momento estaba sentada y disfrutando de la comida y al siguiente estaba en el suelo llorando y gritando que alguien llamara una ambulancia mientras sostenía la cabeza del hombre al que amaba en mi regazo mientras sollozaba. En mis oídos solo se oía un pitido y el latido frenético de mi corazón mis ojos no dejaban de llorar y lo último que recuerdo es que Lexie con todo su maquillaje corrido me observaba desde arriba y trataba de levantarme para que su padre y otros chicos lo levantaran para subirlo a una camilla que no sé en que momento llegó.

— Vamos Paula levántate -dijo entre lágrimas-

— Lexie dime que está pasando -sollocé.

Lexie negó con la cabeza sollozando ahogadamente mientras me guiaba a la ambulancia. Subí a esta solo con el padre de Aiden y Lexie que aún estaba en su vestido de novia llorando como loca, el camino al hospital todo el ruido desapareció, el llanto de Lexie, el ruido de la ambulancia y de la calle, solo podía oír mi propia respiración dispareja, mis lagrimas que corrían sin control por mis mejillas y Aiden al cual dormía plácidamente como si no supiera el caos que desataba mientras el estaba ausente. Solo podía apretar una de sus manos entre las mías y fijarme atentamente a su pecho que subía y Bajaba.

— ¿Q-que esta pasando? -pregunte al cabo de un rato, justo cuando la ambulancia se detuvo y rápidamente bajaron a Aiden y su camilla.

— Ahora no puedo hablar querida pero apenas logre saber que esta todo bajo control te lo explicaremos, él mismo te lo explicará, debió haberlo hecho desde el principio... -dijo el señor Lecoin para después salir corriendo tras los Doctores explicando cosas y algunos términos médicos que yo aún no entendía porque aún no me las enseñaban en la universidad.

— Lexie... -murmure al llegar a su lado.

Lex solo me abrazó fuertemente y sin poder evitarlo llore en sus brazos, ahí paradas en la sala de urgencias con ella vestida de novia cuyo borde del vestido ya estaba un poco negro y yo con el corazón colgando de un hilo apunto de romperse y la esperanza junto con el.

— Lexie d-dime que esta p-pasando -logre decir entre sollozos- dime que él estará bien y que solo fue un virus por favor -implore entre llantos.

Ella solo se limitó a acariciar mi cabeza y llorar en silencio. Las horas pasaron y mientras Lexie caminaba de un lado a otro con su ya no tan blanco vestido yo la seguía con la mirada y no dejaba de subir y bajar una pierna, sentía que mis ojos iban a explotar por los hinchados que estaban y de repente apareció el señor Lecoin por el umbral de la zona por donde Aiden había desaparecido horas antes. Él se limitó a mirarme mirar a Lex y por sus ojos comenzaron a bajar las lagrimas mientras se sentaba en la silla que había a su costado y se pasaba las manos por la cara.
Ya estaba harta de esto, nadie me daba respuestas, nadie me decía nada ¿que se supone que esta pasando?.

—¡Que alguien me diga ya que esta pasando, todos me dan largas nadie me dice porque lloran o incluso porque yo estoy llorando! -grite mientras las lagrimas volvían a caer- Que pasa Lexie, dime por favor que esta pasando... -dije en un murmullo cansado-

—¿él no te lo dijo verdad? -su mirada era atormentada mientras me miraba en busca de una respuesta que no encontró. Rió sin una pizca de gracia- Claro que no lo hizo, claro que mi estupido hermano no lo hizo. -paso sus manos por su cabeza frustrada.

—¿¡Decirme que!? -pregunte histérica, harta ya de todo esto: de las mentiras y los secretos-

—Paula, Aiden... Aiden tiene AML: Leucemia Mieloide Aguda, lo siento tanto... -murmuro mientras mi mundo caía en picada, Lexie seguía hablando pero en mis oídos solo se escuchaba un pitido ensordecedor, mi corazón se sentía pesado y latía rápido mis ojos no dejaban de nublarse a culpa de las lagrimas, mis piernas de repente se sintieron como gelatina y dejaron de funcionar mientras caía al suelo, mis sollozos eran fuertes y no podía casi respirar solo pensaba en él, en porque no me lo dijo y de repente todo cuadro, cuadro el porque no quería ser amado, cuadraron las palabras que me dijo ese día "Porque no puedo llegar a viejitos contigo Ángel", "Porque no quiero que sufran a causa mía", "estoy jodido y no quiero que sufras por mi", "si muero no sera de frío, es una muerte patética", "debo decirlo ahora porque moriré". Todas las frases que me fue soltando en el camino y yo encontraba que eran ridículas de pronto tomaron sentido y me sentí tonta. El pitido que inundaba mis oídos fue disminuyendo mientras Lexie se arrodillaba en el suelo junto a mi abrazándome con fuerza.

No digas "te amo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora