El grupo de amigos estaba sentado en la cafetería pensando, un leve silencio incómodo los rodeaba. Todos sabían en qué estaban pensando, pero ninguno se atrevía a mencionarlo. Habían decidido todos reunirse para decidir qué hacer. Claramente Alex estaba perdiendo el juicio y necesitaba ayuda urgente, y seguramente tendrían que estar todos unidos para intentar ayudarlo. Aún era difícil imaginar que nunca vería de nuevo a Khrome, y que no volvería, pero era parte de aceptarlo para continuar. Después de todo todos tenían pequeños regalos tontos que el chico les había dado en algún punto, por algún motivo siempre que iba a visitar a alguien o recibirlo en su propia casa tenía un detalle listo para ofrecer. A veces era comida, otras veces eran peluches, o manualidades, o prendas de ropa hechas a mano, pero absolutamente siempre tenía algo que dar.
Todos vacilaban hasta que Mela habló.
— Y bien, ¿qué vamos a hacer?.
— Ni idea... — Mery tomó un sorbo del café mientras miraba a un lado.— ¿Tan si quiera saldrá vivo de la cirugía? — Coky no sabía muy bien para que le habían llamado también, no quería estar ahí.
— ¡No digas pendejadas! Obviamente saldrá vivo. — Mery por poco le tira el café caliente encima.
— ¿Pero qué haremos para que se reponga? Tiene razón, si no hacemos algo, a este paso se va a matar. — Mela razonaba mientras suspiraba.
— Va a terminar como el loquito de Zameko si no es que peor.
Coky frunció un poco el ceño cuando mencionaron a Zameko y gruñó, desviando el tema. No era que no estuviera triste por Khrome, pero realmente ya había pasado mucho tiempo y aunque aún lo extrañaba un poco, lo había superado, al igual que los demás. Después de todo en su momento fue difícil y surrealista saber que Khrome, el joven que le tenía fobia al alcohol y se ponía nervioso con tan solo oler aromas que recordasen a la esencia del whisky, el joven que satanizaba el consumo de cerveza, que de no ser porque era ateo muy seguramente iría todos los domingos a misa y compartiría panecillos, el joven que alimentaba pajaritos en el parque, el que no arrancaba flores del suelo porque le daba miedo lastimarlas ni caminaba por el césped para no dañarlo, ese joven, había muerto por sobredosis.
— ¿ Y si lo reviven?
— ¿A Khrome?
— Sí.
— ¿ Y cómo haremos eso, genio? — Mery lo miraba irritada, si fuera tan fácil lo habrían revivido en cuánto se enteraron de su muerte.— Huh, Coky tiene razón. Mery, ¿nunca has intentado hablarle a Yiung al respecto?
— Agh, ese cascarrabias. Podría preguntarle pero seguramente no me tomará enserio o cobrará caro.— Valdría la pena intentarlo, realmente no sé qué más podría animar a Alex o hacerlo reaccionar.
— Bien, haré lo que pueda. Pero necesitaremos el cadáver, y, para este punto, no debe ser más que huesos.
— Bueno, al fin y al cabo siempre lo fue.
— ¡Coky!.
Armaron un plan "Sencillo", Coky, Mela y Cheinsaw irían a desenterrar el cadáver mientras Mery intentaba convencer al demonio asiático para revivir al joven. Después de todo, era su novia, de alguna forma lograría hacer un trato con él que no involucre almas ni sangre de vírgenes para revivirlo aunque sea como un fantasma o un zombie o un esqueleto o cualquier cosa que pueda hacer a Alex entrar en razón.
Coky distrajo a lo guardias mientras Mela, y Cheinsaw se abrían paso por el cementerio, tarea difícil pensando que era de alta seguridad, privado, era fácil encontrar la tumba de el chico solo porque habían muy pocas en el lugar solo porque habían muy pocas personas capaces de pagar ese sitio, en efecto, cada persona enterrada ahí tenía prácticamente una hectárea de jardín entero solo para ella. Tuvieron que destrozar algunas de las flores del lugar mientras cavaban, con esfuerzo lograron sacar el pesado ataúd. Alex había ordenado que lo hicieran en costosa piedra, con algunas gemas incrustadas, lo cuál lo hacía sumamente pesado. Tenía grabados en forma de rana, y la lápida tenía una estatua en la que se veía al chico con su sapo en un jardín de flores. Khrome seguramente hubiese preferido algo mucho más simple, como que su cuerpo fuera tirado al bosque donde lo consuman los animales, el moho y los hongos, hasta que eventualmente un árbol creciera de sus restos continuando el ciclo de la vida, pero por supuesto, Alex no permitiría que una persona tan importante para él terminará como un simple don nadie, asesinado y botado a los bosques a pudrirse.
Cuando finalmente sacaron el ataúd lo abrieron empujando entre ambas la puerta hasta que ésta cayera al suelo. Jadeando, se acercaron al interior, solo para ver que estaba completamente vacío. Solo había una pequeña nota en el fondo. Se miraron mutuamente mientras maldecían el nombre de Alex, no podían creerlo.
En cuánto Alex despertó del semi-coma, lo primero que hizo no fue pedir un vaso con agua o un espejo para ver como gran parte de su cuerpo estaba recubierto en heridas de tercer grado, no, todo lo que pidió fue su dosis de droga. Esperó a estar lo suficientemente elevado para hablar con Khrome, aunque sus labios dolieran y ardieran, tenía muchas preguntas que hacerle, sin embargo, en cuánto pudo ver a Khrome, este comenzó a llorar.
— Alex, ¿pero qué estás haciendo?
No fue capaz de responder ninguna de sus preguntas, y desde entonces, Khrome siempre lloraba. A partir de ese día, siempre que tenía encuentros con él sus ojos estaban enlagunados, su aspecto era cansado y su piel se veía como de porcelana, algunas veces podía ver sus lágrimas derramar por sus mejillas al no poder ser contenidas más, como rocío de lluvia, y es que le dolía ver a Alex en ese estado, y aunque el sentimiento era mutuo y Alex se sentía desgarrado por dentro al ver a Khrome literalmente todo el tiempo al borde del llanto, eventualmente se acostumbró a verle así, casi como si se tratase de otro rasgo más del joven.
En cuánto Alex fue capaz de hacerlo, comenzó a tratar sus heridas solo. No podía evitarlo, se sentía mal estando cubierto por quemaduras, su rostro se había desfigurado. Su brazo él sólo lo reemplazó por una prótesis nueva. Lo que lo mantenía firme era saber que aún cuando se veía así, Khrome lo seguía amando, porque su amor iba mucho más allá de su apariencia.Alex lo besaba en el cuello cuidadosamente, mientras acariciaba su cintura y jugueteaba con su cabello. Khrome era sumamente suave, daban ganas de mantenerlo entre brazos todo el día y no dejarlo mover hacia ningún lugar por el resto de la eternidad.
— Alex...No entiendo
— ¿Qué cosa?
— ¿ Por qué te sigues drogando? ¿No has visto lo que nos ha hecho?
— Lo hago por ti. Necesito verte.
— No me mientas, Alexander. Odio cuando mientes.
— No miento.
— Claro que sí, no te drogas para verme, eres un adicto.— Estás hablando tonterías. Puedo dejarlo cuando quiera, solo me aclara la mente y lo hago porque solo así puedo verte.
— Alex, deja de mentir.
Había comenzado a llorar, pero parecía que lloraba más por rabia que por otra cosa.
— Cállate, te demostraré que es por ti. Vete a descansar mañana, no me voy a drogar porque no te quiero ver.
Alex se había indignado un poco, ¿luego de todo lo que había hecho por él lo cuestionaba ahora? Simplemente no se drogaría al día siguiente para demostrarle que solo lo hacía para estar con él, debía admitirlo, se había molestado, porque era una clara señal de desconfianza el que Khrome lo acusará así de no querer estar con él, aún cuando Khrome no lo decía por celos ni porque deseara que fuera por él, porque Khrome ya había dejado múltiples veces en claro que debería abandonarlo y seguir adelante, pero ahora parecía que estaba convencido de que Alex solamente estaba sacando excusas para poder drogarse sin tener remordimientos ni culpa alguna. Alex no se despidió de él ese día, simplemente cerró los ojos con fuerza, y así sin más se fue a dormir a esperar que el nuevo día arribara.
A las cuatro de la madrugada Alexander estaba tirado en el suelo a un costado de un charco de su propio vómito, rodeado de restos de cocaína y latas de alcohol vacías, decenas de ellas. Realmente era un adicto. Nunca lo había hecho por estar con Khrome, solo lo hacía por calmar su propio vicio, le había fallado, lo había decepcionado. Siguió tirado en el suelo bebiendo más y más.
ESTÁS LEYENDO
No quiero que esto sea público
RandomLuego de la trágica muerte de un compañero cercano, la culpa comienza a sumergir a Khrome dentro de un agujero vacío de miseria. Este golpe no tarda en comenzar a verse reflejado en su salud física y mental, por ello Alex decide extenderle una mano...