Floreciendo

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Alex ya se había acostumbrado a  esperar pacientemente su dosis cada tercer día. Le ardía terriblemente la espera, pero valía la pena por un tiempo de  elevación y tranquilidad. Algunas alucinaciones le gustaban mucho, por ejemplo aquellas en que simplemente todo se tornaba miles de figuras geométricas haciendo juegos exóticos a su alrededor, o aquellas en las que  tenía a Khrome desnudo sobre su cadera, ahora solo lo veía en esa clase de alucinaciones. Aún así también habían alucinaciones que le hacían pasar un terrible mal rato, en ellas veía a los que alguna vez fueron sus hijos morir de formas terribles, se veía en un lugar en el cuál las paredes se cerraban más y más rompiendo sus huesos poco a poco, extendiendo su dolor al límite, en algunas se encontraba en ventilaciones viendo como sus amigos eran torturados,  y por más que intentase huir de las ventilas no hallaba salida ni lograba  quebrarlas. No le importaba mucho, solo quería la sensación en él, no cuestionaba qué había ocurrido con Khrome, o si las visitas de Fiona eran poco morales, simplemente estaba desinteresado. Cuando no estaba drogado estaba en una esquina de la habitación abrumado, sin poder pensar, con los ojos a duras penas abiertos completamente desganado, esperando el momento en que Nathaniel llegase a ofrecerle el mismo trato de siempre, y una y otra vez tomando la misma decisión. Para Nathaniel ya era un retorcido y divertido juego.

— No puedo creer que vayamos a hacer esto. 

Coky miraba como los demás se alistaban en ropas antifluidos para poder bajar por las alcantarillas, debían infiltrarse al hospital. Ya estaban conscientes de que no se le tenía permitido a nadie entrar o salir, lo cuál era ilógico, no veían cómo planeaban que Alex mejorase sin ninguno de sus amigos, completamente aislado. Algo malo debía estar pasando ahí dentro.

— Mira, el plan es simple, entramos, nos aseguramos de que el viejo loco esté bien, le quitamos el collar, clonamos a Khrome, lo revivimos no sé como, se lo llevamos de ofrenda, todos son felices de nuevo.— Seryotzha batallaba un poco para sujetar su cabello con una liga.

— Súper simple. 

Entraron por la cloaca y comenzaron su travesía principalmente adivinando por intuición hacía que lado ir, discutían sobre si deberían ir por la izquierda o la derecha, pero concordaban en no separarse como las películas, porque les parecía una pésima idea. Al pasar de las horas comenzaron a cansarse, no estaba dando fruto y no encontraban ninguna entrada o pasadizo al hospital, ni siquiera sabían si al entrar lograrían ubicar la habitación de Alex.

— Esto no está funcionando.... — Mery comenzaba a agotarse poco a poco, no tanto físicamente como  se le acababan las esperanzas.

— No hay que rendirnos aún, sabíamos que esto no sería fácil. — Mela saltaba por cada una de las  rejillas que veía para asomarse.

Mientras seguían, Seryotzha notó algo enredado a una  rama en uno de los canales de agua. Tomó aire profundamente mientras se alistaba con asco para sujetarlo, era el collar.

— Bueno, tenemos un objetivo menos en la lista. — Les enseñó el collar sujetándolo con la rama.

—¿ Qué hace eso aquí?

— Ni idea, ¿seguirá siendo útil? Está todo... lleno de.... cosa.

— Asqueroso. — Coky negó con la cabeza mientras miraba el camino por el que venían. — Deberíamos sentirnos satisfechos con eso por ahora.

Tomaron aire y entonces asintieron, sin embargo escucharon un chaspoteo al fondo de la cloaca, algo había caído. En cuánto todos se asomaron a mirar pudieron ver como la silueta de un hombre delgado se acercaba a ellos, rodeado por una burbuja que lo mantenía impecable ante la suciedad del desagüe.

No quiero que esto sea públicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora