9: algodón de azúcar

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Mi habitación era un caos. Cuando quedaba con algún amigo siempre me gustaba elegir la ropa el día antes, era algo que me tomaba tiempo y delicadeza, pero no sabía que ponerme con Nayeon. Estaba nerviosa, porque sentía que no era una simple quedada con una amiga. Era una quedada con Im Nayeon.

Rome el teléfono y decidí llamar a Sana. No le había contado nada y probablemente se enfadaría, pero necesitaba hablar con alguien. Ella me aconsejaría.

—Aquí el algodón de azúcar más sexy,  ¿Qué desea? — no pude evitar reír ante su comentario.

— Sana, necesito contarte algo, te prometo que cuando nos veamos te lo explicaré con más detalles, pero es una urgencia. —

—Me estás asustando Mina ¿No habrás perdido la virginidad? —

Mis mejillas se tintaron de rojo a medida que negaba con la cabeza.

—¡No! — suspiré.— Mañana voy a quedar con alguien.

— ¿Qué? Ves al grano antes de que me dé una taquicardia por la intriga.—

Aún no sabía cómo Sana y yo habíamos acabado siendo mejores amigas. Ella era energética, sociable y le gustaba la fiesta. A mí me gustaban más mis libros. Debía ser verdad eso de que los polos opuestos se atraen.

— Im Nayeon me ha pedido de quedar mañana.— un grito se escuchó al otro lado de la línea—¿Sana, estás bien?

—¿Cómo? A ver ¿Me acabo de enterar de que te gustan los bollos? ¿Y encima el bollo de Im Nayeon? —

Estaba segura de que casi me da un ataque al corazón por su comentario.

—¿Qué sí me gustan los bollos? ¿A qué te refieres? —

—¡Mina! Se que lo entiendes, no te hagas la inocente, Necesito detalles ahora. —

—B-Bueno —suspiré nerviosa. —¿Te acuerdas que te dije que me la encontré? Pues nos seguimos viendo y me ayudó con el piano ¿Sabes? Creo que hacía tiempo que no me sentía tan bien conmigo misma, que no encontraba algo que me gustara. —

Sana sabía de mis problemas de seguridad. Siempre había sido una persona insegura y con poca confianza, y entendía de lo que le estaba hablando.

—¡Mina, esto es genial! Te ayudaré ¿Necesitas consejo para la ropa? ¿Lugar? ¿Condones?—hizo una pausa.— Olvida lo último. —

Era mejor no preguntar por qué Sana tenía condones.

—Para la ropa, no sé qué ponerme. Tal vez le parece que voy demasiado formal o...no lo sé. —

—¿No tienes ninguna chaqueta de cuero por ahí? Lo combinas con ese jersey de lana blanca que te gusta tanto. Luego...unos pantalones, tejanos tal vez, o una falda y unas botas negras. No uses tacones. —

Me quedé impresionada. Miré mi armario cogiendo las prendas que me había dicho, no fue difícil encontrarlas, mi armario estaba sumamente ordenado.

—Había pensado en llevar el pelo suelto, sé que nunca lo hago, pero me apetece hacerlo. —

—Mina ¿Quieres que Nayeon se muera de lo preciosa que vas a estar? ¡Adelante! —

—No exageres. —reí ante su comentario.— Gracias sana, no sé que haría sin ti. —

—Una cosa más. Hazme el favor de no
corregirla mientras habla porque se ha equivocado en un tiempo verbal o algo
parecido.—

—¡Pero si solo os corrijo para ayudaros! — hice un puchero. Ella rió con ternura al otro lado de la línea.

—Me alegra ver que te haces mayor. —hizo una pausa durante unos segundos —Lo siento Mina, he de irme, mi madre me necesita para la compra ¡Recuerda avisarme de las novedades! _

—Claro, nos vemos. —

Colgué y me tumbé en la cama con una sonrisa. Me hacía verdaderamente feliz quedar con Nayeon ese día, me sentía tan bien a su lado que no querría despegarme nunca.

—Mina. —

La voz de mi padre hizo que me sobresaltara. Tragué saliva y me recompuse, esperando un comentario de su parte.

—¿Qué es todo este desorden? —

—Lo siento papá, estaba ordenando mi ropa. Ahora mismo lo recojo. —

Me levanté de la cama, dirigiéndome hacía el armario comenzando a doblar la ropa que había desordenado.

—¿Querías algo? — dije mirándolo de reojo.

—Solo quería ver qué estabas bien. Cuando acabes de la ropa ponte a estudiar, recuerda que aún no has acabado los exámenes finales. —

Suspiré. Cada vez me daba más cuenta de que aquello no era lo que quería hacer. No
quería estudiar durante toda mi vida.

—SÍ, papá. No te preocupes. —

Mi padre siempre había sido serio. Era un hombre alto con facciones marcadas, cabello completamente negro y los ojos aún más oscuros. Asintió ante mi contestación y salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de él.

Dejé de ordenar mis cosas y me dirigí a mí escritorio abriendo un pequeño cajón. Le había hecho un regalo a Nayeon, siempre se me había dado bien crear cosas, y con crear me refería a hacer manualidades u otros proyectos.

—¿Le gustará? —

Quise agradecerle todo lo que había hecho por mí estos últimos días. Tomé una pequeña caja de terciopelo negro y la abrí. Le había hecho una púa para su guitarra, una de color azul celeste con una letra musical grabada en el centro.

Guardé la cajita de nuevo y decidí acabar de recoger toda la ropa. Cuando acabé era la hora de cenar. Cenábamos en una gran mesa, a penas podíamos hablar entre nosotros sin elevar la voz, mi padre en la punta, mi madre en la otra punta y yo en el medio. Las cenas siempre eran calladas, eso sí conseguíamos cenar los tres juntos. No eras pocas las veces que tenía que cenar sola o solo con mi madre.

—¿Te ha ido bien en la empresa hoy, cariño? —

Mi padre elevó la mirada mirando a mí madre, él se limpió los labios con delicadeza y tragó antes de hablar.

—Perfectamente, los ingresos suben mucho, va todo como lo teníamos planeado ¿A ti? —

—También, perfecto. —

—Así me gusta, como se esperaría de un buen Myoui. _

Suspiré. Odiaba esa clase de conversaciones. Odiaba no querer ser como ellos, tal vez no era una buena Myoui pero no me importaba en absoluto.

—¿Has empezado ya los exámenes finales? —preguntó mi madre.

Estaba harta de hablar de los exámenes finales.

—Hace unos días, me están yendo bien. No sé preocupen. —

—Espero que no debamos preocuparnos. —

Negué con la cabeza. Al acabar de cenar recogí las cosas y subí a mí habitación. Mañana era fiesta, así que aprovecharía la ocasión para leerme algunos de los libros que había tomado de la biblioteca, quería mejorar, quería volver a tocar.

Tu Partitura [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora