16: Águila

102 16 1
                                    

Cerré el libro con delicadeza dejándolo en la estantería. Amaba leer, era una sensación fascinante sumergirte en mundos totalmente distintos.
Le di un sorbo a mí taza de té negro, cogiendo el teléfono móvil con mi mano libre.


Yo

Buenos días yeon
¿Podría ir a la tienda hoy?


Nayonie <3

¡Claro! Quiero verte. Puedes venir cuando quieras, no has de preguntarlo.


Yo

Perfecto, estaré allí en unos minutos.


Nayonie <3

Aquí te espero.



Sonreí. Aún no lograba creerme que nos habíamos besado, no lograba creerme todo aquello que había sucedido.

Reconozco que había llegado a asustarme por lo de la fotografía de la playa, pero nadie parecía saber que era yo. Además, muchos fans defendieron a Nayeon de posibles haters o entrometidos.
En ese momento mis padres no se encontraban en casa así que aproveché para salir sin que me hicieran un interrogatorio.
Me dirigí a la zona poco comercial de Japón para ir a la tienda. Abrí la puerta con delicadeza encontrándome a Nayeon hablando con una chica. Esta tenía el cabello negro y en su brazo tenia un tatuaje de un águila.


-Así que tú eres la famosa chica de pelo negro que sale en las noticias -


La voz de la chica era suave. Sus ojos marrones tenían una luz rojiza.


-Oh, bueno. Supongo que sí. -


Miré a Nayeon en busca de una respuesta sobre esta chica.


-Mina, esta es Kim Dahyun. Era la antigua pianista de nuestra banda. No sabía que venía -me sonrió ella -


Asentí con una pequeña sonrisa acercándome a ellas. La chica me miró seriamente, como si estuviera examinándome.



-Solo pasaba por aquí -



-Un placer conocerte Dahyun -sonreí educadamente -Mi nombre es Myoui Mina-



Ella asintió, dedicándome una sonrisa casi imperceptible.


-Nayeon me ha dicho que sabes tocar el piano, me gustaría verlo -



-Kim, no la presiones -



Nayeon frunció el ceño levemente y yo negué con la cabeza restándole importancia. Me gustaba tocar, ganar seguridad en mí misma y que otros me dieran una opinión sincera.

Me senté sobre el banco de madera del piano y coloqué mis dedos sobre las teclas. Cogí la partitura que me regaló Nayeon cuando nos conocimos.

Empecé a tocarla con delicadeza y luego fui aumentando el ritmo acorde a los tempos que marcaba la partitura. La había tocado tantas veces que me la sabía de memoria, podía tocarla sin mirar las notas e incluso con más movilidad y rapidez.

Cuando llegué a la última parte de la melodía una fina gota de sudor cayó de mi frente. Me levanté del banco y miré a ambos con una pequeña sonrisa.


-¿Qué tal? -


Ella parecía sorprendida ante mi actuación. Recobró la compostura y colocó una de sus manos sobre su barbilla.

Tu Partitura [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora