Capítulo 6

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- Excelente. - dijo don Hermes.

Marcela se bajó del carro y se dirigió junto con Betty y don Hermes a la casa:

- Julia, como ve de que invité a la señorita a quedarse porque ya es muy noche para que ande por ahí sola. - dijo don Hermes.

- Buenas noches, mi nombre es Julia Solano. - dijo con una gran sonrisa.

- Un placer doña Julia, yo soy Marcela Valencia.- contestó también con una sonrisa.

- Por favor pase.- dijo doña Julia mientras cerraba la puerta.

- Acompáñeme señorita por aquí, le quiero mostrar algo. - dijo don Hermes dirigiéndose a Marcela.

- Claro. - dijo Marcela mientras se iba con don Hermes.

-Betty, mija venga para acá. - dijo doña Julia en voz baja.

- ¿Qué pasa mamá? - dijo Betty preocupada.

- Betty esa es de la mujer de la que usted me ha hablado, la que le hace la vida imposible allá en Ecomoda ¿verdad? - dijo con preocupación.

- Sí, mamá es la misma Marcela. - respondió Betty.

- Y ¿qué hace aquí Betty?

- Mamá lo que pasa es que ahora doña Marcela y yo nos empezamos a llevar bien.

- ¿En serio mija? - dijo muy sorprendida.

- Sí, mamá ella es ahora otra persona. ¿O sino por qué cree que me traería hasta la casa?

- Pues sí, tiene razón. Betty entonces yo creo que es mejor que vaya y la salve de su papá, seguramente ya le está mostrando sus títulos.

- Sí mejor voy ya, no quiero que le empiece a contar la historia de Lázaro Pinzón. - dijo Betty.

- Corra mamita. - dijo doña Julia mientras iban para la sala.

- Papá, yo creo que ya es tarde como para que le esté mostrando eso a doña Marcela. Mañana nosotras tenemos que estar en Ecomoda muy temprano. - dijo Betty tratando de convencerlo.

- Sí don Hermes, Beatriz tiene razón pero le prometo que la conversación la retomamos otro día que yo venga con más tiempo. - dijo con una sonrisa.

- Está bien, pero que conste que me prometió volver. - dijo don Hermes riendo.

- Betty muestrele a la señorita, el lugar donde va a dormir. - dijo doña Julia.

- Sí claro, doña Marcela venga conmigo.

- Bueno, doña Julia y don Hermes que tengan una buena noche, hasta mañana. - dijo Marcela mientras seguía a Betty.

- Hasta mañana. - contestaron los padres de Betty.

Marcela y Betty llegaron al piso de arriba en donde Betty le mostró el cuarto en donde iba a a dormir, que justo quedaba al lado del de ella:

- Bueno doña Marcela este será su cuarto durante esta noche.

- Muchas gracias Beatriz, de verdad.

- Llámeme Betty, por favor. Beatriz es demasiado formal.- dijo riendo.

- Está bien... Betty, pero entonces usted tampoco me llame doña Marcela, dígame solo Marcela o Marce si prefiere.

- Me parece bien... Marcela. Buenas noches. - dijo mientras se iba.

- Espere Betty, no se vaya. ¿Realmente quiere dormir ya? Porque para ser honesta yo no. - dijo Marcela.

- Pues la verdad, yo tampoco tengo sueño. Si quiere venga a mi cuarto y hablamos un rato. - propuso Betty.

- Perfecto. - dijo Marcela.

Y juntas se fueron al cuarto de Betty:

- Yo quería hablar con usted sobre una cosa doña Marcela, digo... Marcela.

- ¿Qué cosa Betty?

- Yo quiero que don Armando pague por lo que hizo, pero no quiero hacer nada al respecto sin saber antes su opinión.

- Entiendo Betty, yo quiero lo mismo que usted. Quiero que pague por todo lo que hizo pero como ya le he dicho antes no sé bien que hacer para que eso suceda ¿Acaso a usted se le ocurre alguna manera?

- Pues sí, tengo una idea.

- La escucho. - dijo Marcela.

- ¿Qué le parece si en la próxima junta directiva presentamos el balance real del estado de Ecomoda?

- Betty, eso destruiría a Armando por completo. - dijo Marcela algo asustada.

- Lo sé Marcela, por eso preferí hablarlo con usted.

- Betty ¿sabe qué? Hagámoslo, es lo que se merece, que todos vean la clase de persona que es Armando. - dijo convencida.

- ¿De verdad?

- Sí Betty, en serio. Pero para que todo salga perfecto y Armando no sospeche de nada, creo que deberíamos de hacerle creer que todo está bien entre nosotros.

- Tiene razón, es una manera de asegurar que no haga nada por impedir que entreguemos el balance.

- Exactamente Betty, pero eso no va a ser nada fácil porque obviamente ninguna de nosotras dos quiere tener algo con él.

- Por supuesto que no, yo no lo quiero ver ni en pintura, pero si es con tal de que pague, lo voy a hacer, aunque claro pienso evitarlo todo lo posible. - dijo Betty.

- Yo igual, solo me pienso acercar lo necesario, no más que eso.
Betty si lo hacemos así como lo decimos, va a funcionar, vamos a poder entregar ese informe. - dijo Marcela alegremente.

- Así es Marcela. - dijo Betty muy feliz.

De la emoción, Betty tomó entre sus manos el rostro de Marcela y la besó...

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Gracias por leer.

Marcetty: Un amor súbitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora