Capítulo Nueve

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Estaba muerta en vida, apenas podía andar sin cerrar los ojos y mucho menos prestar atención a la aburridísima clase de historia del profesor McGee. Lo único bueno era que compartía esta asignatura con Tanner, por lo que cada vez que estaba a punto de desvanecerme del sueño me daba un codazo para evitarlo. De no ser por él probablemente el señor McGee ya me habría echado de clase.

Aunque claro, no todo podía ser bueno, el principal motivo por el que Tanner evitaba que me durmiese sobre el escritorio era porque quería saber todos los detalles que le había contado a las chicas el otro día sobre Logan, además de averiguar donde había estado hasta tan tarde anoche como para estar así de cansada.

Cuando sonó la campana que anunciaba el fin de la clase respiré tranquila, dispuesta a levantarme e irme a la cafetería, donde podría echarme a dormir tranquilamente hasta la siguiente, pero cuando fui a levantarme junto al resto de mis compañeros, mi quiero mejor amigo tiro de mi brazo y volvió a sentarme a su lado. No puse resistencia, no tenia fuerzas y sabia que tarde o temprano tendríamos esta conversación.

Esperó hasta que todos los alumnos salieran tras el profesor y, una vez estuvimos solos, empezó su interrogatorio.

—¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Con quién? —exigió impacientemente.

Solo pude suspirar y llevarme la mano a la frente, donde empecé a masajearme para evitar mandarlo a la mierda y así calmarme.

—Días después de mi cumpleaños. En su casa. Con un chico que conocí en un bar. Y el cómo no es necesario que lo sepas.

Había sido muy ambigua, lo sé, pero tampoco había especificado la longitud de las respuestas. No podía ni tenía derecho a quejarse.

—¡Venga ya, soy tu mejor amigo, merezco más información! —casi me zarandeó.

—Tanner, cariño, de verdad, no creo que quieras entrar en detalles. Piensa en cómo te sentiste cuando Mack nos contó su experiencia.

Simplemente con eso entró en razón. Mack había sido lo suficiente abierta como para contarnos todos los detalles de su primera vez un día que estábamos todos —cuando todavía su primo no se juntaba con nosotros, obviamente— y, bueno, a los chicos no les pareció muy agradable, sobre todo porque fue desastrosa y le hizo más daño que darle placer.

—Vale, al menos dime que fue mejor que la de Mack o dime si tengo que buscarle y pegarle.

—Tranqui, Anne, todo fue bien, no tienes que pegar a nadie.

—Vale, Enna, ahora dime, ¿quedaste anoche también con él y por eso estas así?

Por un momento considere ser sincera con él, al fin y al cabo, era mi amigo, casi mi hermano, y podía confiar en él más que en mi misma, pero por otra parte esa era la principal razón por la que no podía contárselo.

Pondría el grito en el cielo y querría sacarme de donde me había metido sin ni siquiera pensárselo y no quería añadir más preocupaciones a las suyas propias. Suficiente atareado hasta ya intentado sacar las mejores notas del curso para conseguir una beca e ir a la universidad. Era mejor que se centrase en eso, ya solucionaría yo sola este embrollo.

—Sí, estuve con él —acabé mintiendo.

—Si te hace algo ya sabes que me lo puedes decir, eh —me hizo saber señalándome con el dedo índice—. Aunque me gustaría conocerle.

Uy, ya. Justo eso estaba pensando.

—Lo sé y, por el momento, olvídate de conocerlo. Apenas hemos quedado y no se adónde va esto, así que por el momento no os lo voy a presentar. No es como si fuésemos pareja o algo, nos estamos conociendo.

Pensamientos censuradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora