El orto equipo

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#gay #trio #hhm

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Llevo saliendo con Julia aproximadamente un año y eso porque según ella, yo le gusté tanto que fue la que tomó la iniciativa de conquistarme pues la verdad nunca he sido el tipo de hombre que "le caen" a una mujer. En realidad, ahora que lo pienso, con la mayoría de las mujeres con las que he tenido algún rollo ha sido igual.

Juliana sin duda es un poco diferente y para mis amigos un tanto machorra, lo deben decir por su cabello corto y su voz ronca, pero a mí la verdad me encanta como es, nada delicada y si le toca ponerse un overall para pintar, lijar o martillar lo hace con gusto, no se limita a un papel de princesa por ser mujer.

Sus padres son demasiado liberales, la han dejado desarrollarse tal y como quiere en vez de implantar un molde o un estilo de vida a seguir, nada de muñecas y vestidos rosa, a no ser que fueran su propia elección. Desde que me los presentó, me sorprendió que no le dijeran nada por llevarme rumbo a su habitación a puerta cerrada, ni mucho menos por pasar la noche o hasta el fin de semana; lo único que le piden es que se cuide.

Ella sin dudas es la que lleva las riendas de la relación, es atrevida, le gusta probar cosas nuevas y no tiene miedo a que le diga que no... y yo encantado, eso le da un aire diferente a mi vida.

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La segunda vez que lo hicimos, estando muy borrachos, en medio de una 69 se abrió de piernas me encaramo los pies por detrás de las axilas y al poder ver sus dos agujeros al tiempo me pidió que le chupara el trasero. Me tomó un poco por sorpresa su petición, pero como su novio obediente lo hice.

Juliana gemía como loca, era increíble lo caliente que se ponía con solo tocar su asterisco con la punta de mi lengua, ni que decir cuando daba vueltas alrededor o cuando empecé a chupar y meter la lengua, no tardo en aparecer uno de sus dedos y hacerme compañía, lo llenaba de saliva en mi boca, lo metía y sacaba como si me estuviera enseñando cómo hacerlo.

Meter un dedo por allá me voló la cabeza, era demasiado placentero y diferente, muy diferente a la calidez de una vagina y hasta requería ser un poco rudo y persistente para lograr sobre pasar esa barrera de resistencia que hay antes de entrar, pero por la forma en que Juliana se movía tenía que ser demasiado placentero.

Juliana buscaba la forma de no gemir demasiado, se atragantaba con mi miembro en la boca o bajaba por toda la longitud y se metía mis bolas para llenarse la boca y pasarme la lengua entre ellas. Regreso a mi miembro para llenarlo de saliva en exceso y vaya sorpresa cuando siguió su camino pasando de largo por mis bolas. Mi miembro se resbalaba entre sus senos y con la punta de su lengua daba círculos alrededor de mi asterisco, fue como si un rayo atravesara mi cuerpo y me quedé pasmado unos segundos tratando de asimilar lo que debía sentir.

Al principio me disgustó, no era un lugar en el que se supo que un hombre deba disfrutar, pero la sensación de placer era tan irresistible que quién terminó gimiendo encantado fui yo. Ella de alguna forma notaba que con su lengua penetrando mi trasero y sus senos masturbando mi glande estuve a punto de venirme un par de veces. Ella me apretaba la base de los testículos para evitarlo y luego volvía a meterse detrás.

Hasta que no se aguantó, bajó sus piernas, me quitó de encima y de un solo salto se me montó encima quedando debajo de ella y mi miembro separando sus nalgas. Cogió uno de los condones de la mesita de noche y lo llevó a la boca para rasgarlo con sus dientes, levantó una ceja, curveo sus labios y lo tiró lejos.

- Mejor te voy a comer con mi culo

Atentos a esa frase, miren la forma en que ella dice "te voy a comer". Ese es precisamente su inconsciente a flor de piel, ella es la que se come a los hombres, no al revés y de alguna me encanta que lo haga, que me domine. Sabía que no era una pregunta, era una afirmación.

Entre Fantasía & Realidad (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora