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Se encontraba un pequeño niño de nueve años en la sala de su casa, estaba leyendo un cómic y tenía a su lado un plato con un brownie el cua comía de manera lenta, estaba aprovechando que sus abuelos todavía no habían llegado de hacer sus compras para tener un rato de libertad.

Escuchó como si algo cayera al suelo, volteó a mirar hacia el lugar del que vino aquel sonido, al parecer algo había entrado de la ventana que estaba abierta por completo, así que se levantó para acercarse y revisar, en el suelo había una paloma lastimada, estaba intentando volar pero no lo conseguía.

El pequeño tomó a la paloma entre sus manos para intentar revisar y ver qué tenía, en una de sus alas tenía enterrada una pequeña rama.

—Ven, te voy a curar para que puedas volar muy alto— Sonrió enormemente y se levantó para poder llevarse a la paloma, aunque cuando menos se dió cuenta su abuela estaba ahora corriendo hacia él gritando, habían llegado ya y el niño no había escuchado la puerta.

—¿Qué haces con tu libreta esa y tú comida tirada en el sofá?— volteó a mirar al pequeño, enojandose más y alzando de igual manera su tono de voz —¿Y por qué demonios tienes a un animal raro dentro de casa?

—Abuela, no es un animal raro, es una paloma— la paloma comenzó a intentar revolotear, aquella mujer solo se espantó y llamó a su esposo.

Este al escuchar el llamado bajó y observó aquel pequeño caos en la sala, acercándose para tomar a la paloma entre sus manos, ignorando las súplicas de su nieto.

—A la próxima mejor muere y en otra parte, esto es lo que te pasa por entrar a territorio ajeno— sin más, tiró a la paloma con fuerza contra una de las paredes para luego pisotearla, solo causando que aquel pequeño niño comenzara a llorar; su abuela solo lo tomó de la camisa para que no pudiera acercarse a impedir el prácticamente asesinato contra aquella paloma, desesperada ya por su llanto se volteó para alzar su mano y darle una cachetada.

—¡Cállate en este maldito instante, Choi BeomGyu! — la señora observó la camisa del chico, tomando el cuello de esta para atraerlo y empujarlo con esta —¿Ves? Ahora tienes tus manos todas untadas de polvo y tu blusa de plumas ¡Ve a lavarte y a cambiarte la ropa, ahora mismo!

—Abuela, no es nada, con solo sacudir un poco la ropa puedo...

—¡Dije que ahora mismo!— tomó con sus manos un puñado del cabello del chico, e ignorando sus quejidos solo lo llevó hasta el baño, empujándolo adentro una vez llegaron.

—Y no quiero quejas, no quiero que te vuelvas un niño sucio— cerró la puerta sin más, y entre llanto BeomGyu solo se levantó y comenzó a lavar sus manos.

—¿De verdad seré un niño sucio como ella tanto dice...?

•••

Estaba observando su camiseta ahora llena de pequeñas plumas blancas, se había tomado un descanso y en eso se quedó dos minutos solo pensando en aquel espantoso recuerdo, aunque despertó de aquel pequeño trance cuando escuchó un grito detrás suyo, y acto seguido un golpe con una almohada, al voltearse observó a Kai, quien lo miraba con una pequeña sonrisa en su rostro y también se encontraba lleno de aquellas plumas.

—Vamos, ya te tomaste un descanso demasiado largo, ser solo tres no es divertido.

—Ya no quiero seguir jugando... Estoy bastante cansado...— Kai suspiró y bajó su mirada.

—No lo estás y lo sabes... No por nada tus brazos se sacudieron con fuerza mientras estabas "descansando"— algo desanimado se fue, regresando con SooBin y TaeHyun para golpearlos con su almohada, llevaban ya casi diez minutos peleando con sus almohadas por toda la sala del lugar mientras esperaban a YeonJun, quién estaba afuera con NamJoon, ya habían llegado las medicinas para el tratamiento psiquiátrico.

Sick Hearts [TXT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora