Pasado_Perdido (DOUMA X ENMU)

20

Douma regresó al templo lo antes posible evitando que el sol le tocara, encontró a Kotoha e Inosuke dormidos. Solo puso dejarlos en la habitación cuando saltó emocionado, dejó de hacerlo al recordar lo que ocurría con Kotoha, sería posible cambiar su situación si tan solo Enmu estuviera con él, pero, ¿Cómo hacer que eso sucediera? 

La mañana llegó al templo, Douma solo miraba por la ventana los rayos solares, el resto de su templo estaba cubierto, caminó hacia el lado contrario del alba, pasando a la gran habitación donde tenía su almohada de color rojo en la cual se sentaba comúnmente para recibir a los seguidores del culto del paraíso eterno; haría lo que fuera, lo que estuviera en sus manos, para volver a verlo, lo más extraño es que tal vez Enmu no lo reconozca, ¿Por qué? , el sonido de las puertas abrirse le hizo saber que Kotoha había despertado, la dulce mujer con Inosuke en brazos le llamo "cariño" Douma sonrió extendiendo sus brazos, después de todo no puede dejar de intentar ser amable, por más que le cueste no devorar a su amiga. La mujer de cabellos azulados camino a prisa a sus brazos y lo sujetó con algo de fuerza, Inosuke rio ante este, y el demonio los acogió a ambos de la forma más dulce que pudiesen ver, los quería, no lo negaba. 

Kotoha se acercó a su rostro, tomando sus mejillas dándole un beso en sus labios, el oji-arcoíris abrió amplio sus ojos, pues por un segundo, esos labios le pertenecían al otro demonio.

-K-Kotoha... -mencionó a lo bajo.

-¿Ocurre algo Douma? .-preguntó ella.

Sus ojos verdes se encontraron con los ajenos, no supo que decirle, ella entrecerró los mismos uniéndose de nuevo mientras Inosuke caía dormido en los brazos de su madre debido a la calidez de los cuerpos contrarios, Duma cerró sus ojos, correspondiendo el beso, tomando de la mejilla a la humana, haciendo larga y duradera su muestra de afecto. Tras separarse ella sonrió y Douma repitió el gesto con suavidad mientras acariciaba la cabeza de Inosuke, se veían como una familia... pensó en ese momento, Enmu ya no lo recuerda, seguramente si lo hiciera las cosas cambiarían, pero no podía permitirse ser infiel a quien realmente ama, aún así, si siguiera de esa forma, podría estar con Kotoha e Inosuke como el padre del pequeño, era tan contradictorio consigo mismo. 

Suspiró, Kotoha al notarlo lo abrazó en el silencio de la sala. 

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Al paso de las horas, los seguidores empezaron a llegar, como siempre la misma rutina, y al finalizar su día y entrada la tarde, tenía que elegir a quien comer, por lo que al seleccionar a las afortunadas almas, le pidió a Kotoha que fuera por algunos insumos para el desayuno y la comida del día siguiente, por lo que se quedó solo en el templo.

Las personas se incaron a su orden, bajando su cabeza, Douma empezó a contar las historias de la era, aquellas donde explicaba el nirvana del alma y el dios Buda, cosas en las que sigue pensando su inexistencia, sermones largos acompañados de sonrisas falsas que se veían por completo reales, cada uno de ellos, hombre y 15 mujeres, rezaban mientras él paseaba entre ellos y los observaba, cuando miró al frente, encontró algo inesperado, la figura del hombre al que debe su creación, por un segundo Muzan lo había desconcentrado pero regreso a lo que hacía, cuando finalizaron, cada quien agradeció al Dios infinito, y Douma sacó sus abanicos, las personas se alteraron, fue cuando este les deseo lo mejor en su interior y al blandir los mismos terminó cortando a todos los humanos de la sala, tirando sangre en las paredes y el piso. Al finalizar sacudió las hojas doradas, mirando al frente otra vez, encontrándose con la mirada rojiza.