2. Las palabras de la señora Mackie.

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Londres, Inglaterra (En la actualidad).

—AHHHHHH

Me desperté golpe y tuve que parpadear varias veces para reconocer donde estaba, eche un vistazo pero esta vez no habían estrellas, sino paredes azules y blancas, y recordé entonces que estaba en casa de mi tía Martha. Noto el corazón en la garganta y siento que se ponen de punta los pálidos bellos de piel. Mi respiración se vuelve entrecortada así que llevo mis manos al pecho para inhalar y exhalar. Me había despertado una pesadilla, bueno más bien el tormento que me perseguía desde hace 10 meses.

A pesar de que tenía tiempo sin soñar aquello aún tenía la mala costumbre de querer echar un vistazo a la habitación, cuando me propuse a hacerlo la voz del psicólogo vino a mi mente:

Es solo una pesadilla, respira, ya todo paso, estas bien.

Muy fácil decirlo.

Aún podía sentir mi corazón agitado y las lágrimas derramadas en mis mejillas.

Una futura psicóloga que no supera sus propios fantasmas, ya quería ver lo que me dirían todos mis profesores si lo notaban.

Tome mi teléfono que estaba en la mesita de noche de al lado y consulte la hora:

6:00 AM

— ¡Genial! —exclame—con lo mucho que me costaba dormir debido al insomnio y tenía que despertarme temprano por una pesadilla.

Despertar luego de una pesadilla era lo peor, porque a mi cuerpo y a mi mente le costaba un poco acostumbrarse a que estaba en un lugar seguro. Pase mis manos por mi rostro y tome una gran bocanada de aire intentando controlar mi sistema; a pesar de que era muy temprano sabía que me sería imposible volver a conciliar el sueño así que no hay marcha atrás ya era hora de levantarse. Me quite la sábana de encima y fui directo al baño, al mirarme al espejo note que tenía mis ojos hinchados, estos eran de un color verde casi azul, y las ojeras hacían compañía de estos. Una delgada capa de sudor recorría mi pálida frente, y mi larga cabellera rubia estaba hecha un desastre; mi imagen se había deteriorado mucho en los últimos 3 meses pero es algo que ya no solía preocuparme mucho.

Era raro la verdad, hace 2 meses que ya no tenía ningún recuerdo de esa noche, seguro se debía a que hoy era mi último día en Inglaterra y mis pesadillas habían venido para despedirse. Aún sentía mi corazón un poco acelerado, pero siempre podía tomarme las pastillas que el psiquiatra me había recomendado para calmarme...

No—dije para mí misma sacudiendo la cabeza—todo está bien, todo está bien.

Tenía que olvidarme de esas pastillas, pronto me iría y empezaría una nueva vida así que no necesitaría nada de eso. Me metí a darme una ducha y luego aplique un poco de corrector sobre mis ojeras, al terminar salí a buscar mi ropa de ejercicio.

Opte por unos joggers color crema, un top negro con tiros y unas toms blancas, y tome unas gafas de sol para que no se notara lo que quedaban de las ojeras; enrollé mi cabellera en una cola alta, aunque mi cabello estaba tan rebelde que algunos mechones se negaban a permanecer intactos; por último tome mi bolsito, metí algo de dinero y mi teléfono en el. Salir sin este era casi un suicidio nunca sabes que emergencia puede presentarse.

Bajé las escaleras con sumo cuidado, pero la verdad es que la sutileza no era lo mío, fui lo más sigilosa posible, pues no quería despertar a mis tías, si, tenía 2 tías; la tía Martha y la tía Courthney, esta última era la hermana de mi padre; no pude evitar sentir una punzada en el corazón al recordar a mi padre, pero debía volver a lo que estaba.

Mis tías estaban dormidas por supuesto pues porque anoche me habían llevado a un concierto para festejar mi último día en Inglaterra y habíamos regresado a la 1:00 AM.

5 Años más [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora