12. ¿A qué juegas?.

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La noche estaba tan oscura que duras penas se veía una que otra estrella, y la luna estaba ausente. Después de terminar recojo mis cosas y camino por la larga plazoleta de college. Al terminar voy derecho a darme una ducha, al salir me suelto el pelo y abandono mi ropa por mi pijama de osito panda. Me dispuse a darle los últimos retoques a mi informe de psicología del aprendizaje ya que una vez tenía el libro ahora todo se me había facilitado.

¡Por fin había conseguido algo bueno!

Al cabo un rato decido descansar, asi que estiro el brazo para apagar la lámpara y entonces capto la caja blanca de esta mañana, seguía en el mismo lugar; solo que ya no estaba como la había dejado. La tomo en mis manos y al abrirla mi mayor sorpresa fue ver que el dije no estaba, no había nada, ni siquiera la cadena. Me quito la sábana de encima y me senté a revolver las gavetas, pero tampoco había nada, en ningún lado, no recordaba haberlo dejado en otra parte. No sé porque el desespero comienza a invadirme, ese dije era importante no podía perderlo. Reviso bajo las camas, pero no hallo nada, y entonces cuando fijo la vista en la cama de Nickie todo conecta a mi mente en segundos. La única persona extraña que había entrado a esta habitación, y que conocía el significado del dije era Liam. Por lo que comprendí que Liam lo había visto y se lo había llevado. Me quedo sentada unos cuantos segundos mientras la brisa entra por la ventana, la noche estaba oscura, pero aún no era tan tarde. Ideando que cosas podría hacer solo se me vino a la mente ir a la fiesta, averiguar si estaría allí, y de ser así, plantarle cara.

Pensé en llamar a Nickie, pero sería raro preguntarle por Liam, y luego esta haría muchas preguntas demás que no quiero responder. Fui a mi guardaropas y saque un sweater para el frío, unas botas y unos vaqueros; ya que hacía un frío incesable en las afueras del campus. Nueva Jersey poseía un clima muy variado, a veces hacia calor o a veces un frío incesable. Avanzo por las oscuras calles hasta que llego a la parada, mi mayor miedo era que aun no hubiera algún bus a las 10:30pm. Me siento a esperar y entonces recibo una llamada de un número desconocido, Normalmente no las contesto, pero una sensación familiar y extraña me hizo hacerlo.

—Alo—respondo a la llamada, se hace un silencio unos minutos, y cuando estoy a punto de colgar escucho una voz familiar, pero no la logre identificar.

¿Kaelie?

—¿Quién habla?—pregunto un poco más alto, me levanto y camino un poco para conseguir mejor cobertura.

Kaelie, soy yo Daiuke, ¿me recuerdas?—responde y reconozco de inmediato la voz. No pude reprimir la sonrisa que se formo en mi al escuchar su voz, Daisuke, un amigo de Inglaterra con quien ya no tuve más comunicación porque se fue a un retiro a Canadá, y desde entonces no había vuelto a saber más nada de él, pero algo me inquietaba un poco ¿cómo había conseguido mi número?

—Desde luego se quién eres tonto—respondo sonriéndole al teléfono, sigo caminando un poco de vuelta a la parada y me quedo ahí—¿Cómo conseguiste este número?

Bueno, pues pude localizar a tu amiga Triana—empieza a hablar, pero lo detengo ante la mención del nombre.

—Triana y yo no somos amigas, ya no hablamos. Le disgusto que regresara y pues la verdad ya yo no tenía nada que hacer allá.

Me detengo un momento y siento como una fría ráfaga de viento se colca por mi sistema erizando lo bello de mi piel.

—Lo sé, cálmate, ella fue quien me dijo que te habías ido, solo me dijo que fuera a casa de tus tías y preguntara por ti—hace una pausa, y se aclara la garganta para hablar—; y como tu tías saben lo encantador que puedo ser, pues no se negaron a darme el número—habla y empiezo a imaginarme su rostro con su aura seductora, Daisuke siempre me sacaba una sonrisa aunque estuviéramos a km de distancia.

5 Años más [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora