19. No hagas cosas buenas que parezcan malas.

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La profesora Greta se pasea por el aula entregando los exámenes ya calificados. Estaba explicando algo acerca del tema de la clase de hoy, que era el psicoanálisis; pero mi mente navegaba lejos de las complejidades del análisis de la mente.

Estaba aún furiosa tratando de pensar como a Nickie se le ocurrió dejarme barada en esa fiesta.

¿Y todo por qué?

Por un chico....

Juro que a veces no la entiendo.

Aunque de cierta forma me sirvió que me dejara, puesto que eso me llevo a Liam, y a resolver mis dudas sobre lo que había pasado ayer luego de caer y vomitar en el césped. El vergonzoso recuerdo de la estruendosa carcajada de Liam sobre mi burlandose aún esta en mi cabeza. Es un idiota, ayer solo trataba de seducirme para burlarse.

Todavía recuerdo sus manos sobre mis pechos, como sus dedos jugaron con mis labios, como sentí un corriente invadir mi cuerpo cuando su pulgar entro ligeramente en mi boca y este empezaba a trazar círculos que me envolvían en una aura pura y lujuriosa.

Cierro los ojos ante el recuerdo, y no se en que momento pero involuntariamente termino trazando círculos sobre mis labios con mis dedos, y me doy cuenta al soltar un pequeño jadeo que yo misma me ocasione.

Con el rabillo del ojo miro rápidamente a mis compañeros a ver si alguien presencio mi bochornoso incidente; afortunadamente nadie lo hizo. Todos estan atentos a la explicación de mi profesora.

<<Excepto yo>>

Me agacho tantito por mi botella de agua mineral, la abro y le doy un buen trago para tratar de calmarme.

Ay Dios voy a parar a loca.

Tome mi lápiz y trate de hacer la mayor cantidad de apuntes sobre lo que la profesora decía, pero por más que intentaba a mi mente solo venía el recuerdo del "favor que le debo a Liam"

¿Qué será ese favor? ¿Por qué no dejo de pensar en eso?

—¿Señorita Eviesson?

La profesora se encontraba al frente de la clase, su mano extendida parecía indicar que estaba esperando algo: mi respuesta. Un ardor se expandió lentamente por mis mejillas.

No tenía idea que había preguntado.

—¿Podría repetirme la pregunta?

La clase río con disimulo.
Algo irritada, la profesora decidió repetir la pregunta:

—¿Cree usted que el psicoanálisis es la solución para que un paciente logre dejar atrás sus problemas?

—¿Que si es la solución?...

—Si Eviesson, como oyo. Venga, no tenemos toda la tarde.

Oí a varios de mis compañeros reírse detrás de mí.

Mi garganta parecía cerrarse. Pero debia formular bien mi respuesta si quería ganarme unos cuantos puntos en esta materia.

Puse las manos sobre la mesa una encima de la otra, procurando parecer más
serena de lo que estaba, y respondí.

—Bueno, creo que sí, porque a partir de una terapia de psicoanálisis el paciente puede empezar a relatar como es su entorno y así poco a poco ir desvelando su vida cotidiana y a partir de allí podríamos obtener un pequeño resultado que nos permita excarvar en la mente del individuo y tratar de comprender, y entender porque es cómo es o porqué actúa de determinada forma.

—Cuando se da una respuesta no se titubear ni se dice creo Eviesson, debe estar segura— me riñe frente a todo dando unos cuantos pasos hacia mi dirección— Sin embargo acertó un poco— dice, y vuelve a darse la vuelta hasta llegar frente a su escritorio y se detiene ahí —¿Pero que pasa si el paciente se niega rotundamente a hablar, si solo desea suprimir sus recuerdos como podríamos ayudarle?— pregunta en voz alta mirando desde su asiento a todos en el salón, nadie responde, así que decido hacerlo.

5 Años más [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora