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Los ojos de Jennie se abrían poco a poco y con un ligero dolor de cabeza, intentó removerse en su lugar pero sintió unos brazos rodear su cintura y apretarla con algo de fuerza.

Giró su cabeza para encontrarse con una Lisa desnuda a su lado, suspirando entre sueños con el ceño ligeramente fruncido.
Sonrió inconscientemente ante tal maravilla de escena.

- ¿Porqué eres tan hermosa Lalisa Manoban? - Susurró su pregunta, acariciando el cabello qué la chica que yacía dormida a su lado.

Casi en seguida el sentimiento de culpa y miedo entró en su pecho y la invadió.

- ¿Qué pasa si se enteran de esto?, ¿que pasará si se enteran qué pasé una noche con Lisa, la chica más idiota de la escuela? - Sé dijo a si misma.

A Jennie le importaba demasiado las opiniones de los demás, ella sentía que si vida era una porquería en su casa pero en la escuela podía ser lo que ella quisiera, popular, amada y la más aclamada por los chicos e incluso chicas, por eso fingía toda una vida perfecta, con el novio perfecto.

Ser "algo" de Lisa, no la ayudaría en nada y solo la destruiría socialmente, sería como un suicidio.

Maldijo al alcohol por ponerla fan sencible y vulnerable y haber caído en los brazos de Lisa, por haber caído en el deseo y disfrutar cada parte de su piel, cada centímetro de su cuerpo.

Se sentía tan confundida porque jamás había sentido lo que sintió esa noche, ni siquiera con Kai lo había sentido, Lisa era diferente, especial. No sabía como describirlo y no parecer una estúpida en el intento.

Quería quedarse, quería ver despertar a Lisa y decirle que la quiere, que le encanta estar con ella.

Pero su orgullo pudo más.

Se liberó de los brazos de Lisa en su cintura y los alejó con cuidado para no despertarla. Aún era de madrugada y su auto estaba ligeramente chocado, su padre la mataría.

Recogió su ropa del suelo y se la puso, sentándose en la orilla de la cama para colocar sus zapatos.

Lisa se removió en su lugar, buscando con sus brazos el cuerpo de Jennie, al no encontrarlo, abrió los ojos aún adormilada y vio a Jennie vistiéndose.

- ¿Qué haces Jennie? - Preguntó con una voz ronca.

- Me voy - Respondió cortante.

- ¿Por qué?, ¿Es por lo de tu auto? - Preguntó incrédula tallándose los ojos.

- No - Sé limitó a contestar.

- Jennie, ¿Qué pasa? - Lisa sostuvo la sábana entre sus senos para que estos no se descubrieran, se acercó por detrás a Jennie y puso su barbilla en el hombro de esta.

- Pasa qué ya me voy Lisa, lo que pasó anoche fue un error, no se lo cuentes a nadie ¿okay? - Jennie tuvo que luchar consigo misma para no quedarse ahí y disfrutar de la cálida sensación de tener a Lisa a su lado.

Las palabras de Jennie se clavaron como espinas en el corazón de Lisa, ella lo sabía pero tenía la esperanza de que Jennie la amara, la quisiera.

Jennie se levantó y se dirigió a la puerta dispuesta a salir, pues si se quedaba más, no podría con tanto y terminaría quedándose con Lisa abrazada pero sintió unos brazos rodear su cintura.

- No Jennie, por favor, quedate, dime que hice mal, yo... Yo lo arreglaré pero quedate conmigo - Sollozó Lisa.

- Lisa... - Jennie intentó zafarse del agarre de Lisa, pero esta la apretó más con sus manos.

- No te vayas, por favor Jennie Unnie - Volvió a llorar, esta vez mojando con sus lágrimas el hombro de Jennie.

El corazón de Jennie se apretó, un dolor en su pecho se hizo presente, no le gustaba tratara así a Lisa, no le gustaba verla llorar y menos ser el motivo de sus lágrimas, pero no podía permitirse querer a alguien que la haría careser de todo lo que siempre soñó. Ser el centro de atención.

- Lisa, basta - Pidió Jennie.

La castaña dejó de sentir los brazos de Lisa rodearla y su cuerpo se separó de ella, giró y ahí estaba Lisa cabizbaja, con la sábana aún tapando su cuerpo.

- ¿Por qué me haces esto? - Preguntó con la voz entrecortada - Te doy todo lo que puedo e incluso más pero solo recibo mierda de tu parte, ¡No vez que me estas dañando! - Gritó llorando.

- Lisa, yo... - Jennie intentó acercarse a Lisa pero esta se aparto, evitando el contacto.

- Vete... Solo vete - Dijo en un hilo de voz.

- ¿Qué? - Preguntó incrédula.

- ¡Lárgate!, ¡Lárgate de mi vida carajo! - Exclamó Lisa - ¡Te quiero lejos!, ¡Eres una puta egoísta qué solo piensa en si misma! - En ese momento, Lisa sintió una gran bofetada en su mejilla qué la hizo caer al suelo.

- ¡Tu jamás me hablas así Lalisa! - Gritó acercándose a Lisa, quien aun estaba en el suelo.

- Tu solo querías acostarte conmigo ¿no es así? - Preguntó casi susurrando.

- No, no digas eso Lisa - Jennie intentó acercarse a Lisa de nuevo y tocarla, pero esta se movió y lo impidió.

- Te odio, ¡Te odio! - Gritó y se levantó de pronto, acercándose a Jennie y dándole una bofetada.

Jennie apenas pudo reaccionar, sentía su mejilla caliente y con un ligero hormigueo pero en lugar de molestarse, solo hizo lo que Lisa le pidió salió de ahí.

Se tocó la mejilla y pensó que se lo merecía, en verdad lo hacía.

En cuanto Jennie cerró la puerta, pudo oír como Lisa lanzaba objetos a la pared y gritaba histérica, lo entendía, sabía el coraje que ella pasaría.

Lisa se deslizó por la puerta hasta que su trasero tocara el suelo, se llevó las manos al cabello y las enredó en su propia cabeza, se abrazó a sus rodillas y comenzó a llorar, sintiendo ese horrible dolor en el pecho.

Miró su alrededor y ese maldito aroma aún seguía ahí, su perfume tan dulce estaba impregnado en el aire.

Lisa soltó un grito, seguido de eso, le dio un gran golpe a la pared qué hizo sangrar sus nudillo.
Sentía su garganta arder y sus nudillos hormiguear por el dolor, pero nada era peor que lo que sentía en su corazón.





𝑴𝒚 𝑩𝒆𝒔𝒕 𝑭𝒓𝒊𝒆𝒏𝒅 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora