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POV Jennie:

Abrí mis ojos lentamente, sintiendo un peso extra en el extremo de mi cama. Supuse que era mi madre, otra mañana intentando encontrar una solución a nuestros problemas.

Me tallé los ojos perezosamente, pues estaba cansada de todos los días tener que salir a la calle y tener entrevistas de trabajo.

- ¿Qué pasa mamá? - Pregunté aún con los ojos cerrados.

- ¿Tengo la cara de ser tu madre? - Preguntó esa voz.

Inmediatamente abrí mis ojos como platos y me destapé casi de inmediato y la Vi a ella, con un traje negro al igual que el día anterior, llevaba el cabello suelto esta vez.

Traté de taparme, ya que estaba despeinada y de la peor manera posible.

- ¿L-Lisa?, ¿Qué... Qué estás... - No pude terminar mi pregunta ya que ella me interrumpió.

- Estás contratada - Dijo ella.

- ¿Qué? - Pregunté confundida.

- Empiezas hoy, así que no llegues tarde - Se levantó de la cama y caminó hacia mí, se acercó demasiado a mi boca que me puse nerviosa y bajé mi cabeza, ella levantó mi mentón con su dedo pulgar - Sería una lastima que cambie de opinión - Me miró a los ojos y seguido de eso, sentí sus labios en los míos, dándome un beso lento pero subido de tono, ya que metió su lengua en mi boca.

Yo solo abrí los ojos como platos al sentirla de esa manera. La verdad es que ambas hemos hecho cosas mucho más íntimas que estás, pero lo hicimos cuando ambas éramos adolescentes y Lisa era la versión linda y tierna, no esta.

Sentí que mi respiración se acortaba... ¡Dios, me estaba besando con Lisa!.
Después de tanto tiempo, de tantos sucesos en mi vida... Ella estaba de nuevo aquí.

Sus manos acariciaron mis mejillas, yo puse mis manos en sus hombros y justo después, ella se separó de mi y me miró con unos ojos que no pude descifrar.

- Nos vemos luego, no llegues tarde - Dijo ella y caminó hacia la salida.

Yo solo la ví alejarse e irse, me quedé como tonta, tratando de analizar lo que pasó.

Me preparé y ya iba en camino al trabajo y fue entonces cuando en el momento menos esperado, a estaba en el gran edificio de la empresa de Lalisa.

Estaba tan nerviosa, cuando Lisa me besó recordé a esa chica tierna que siempre estubo ahí para mí sin importar nada y yo la perdí por idiota.

Fui una tonta al dejar ir a una persona como Lisa, me di cuenta que con el tiempo las personas se van y ya no regresan, solo buscan lo que quieren de ti y cuando lo consiguen, solo se van con el viento. Lisa se hubiera quedado de no ser por esa noche.

Llegué a la recepción y una chica me sonrió.

- ¿Señorita Jennie? - Preguntó ella.

- ¿Si? - Respondí.

- ¿Usted es la nueva empleada verdad? - Me sonrió.

- Amm... Si, así es - Le devolví la sonrisa.

- Suba, la señorita Manoban la está esperando - Me dijo - Mucha suerte - Me dedicó una sonrisa.

Hice una reverencia y murmuré un gracias para después caminar hacia el elevador y subir a la oficina de Lisa.

Me sudaban las manos, trabajar como su asistente no sería nada fácil, más si Lisa me guardaba rencor y de alguna forma me quería ver sufrir, en cierto modo lo merezco, por hacerle tanto daño.

La verdad es que yo tuve un padre abusador, siempre me golpeaba y a mamá por igual, pero Lisa siempre estaba ahí para hacerme sentir bien. Había ocasiones en las que Lisa entraba por mi ventana y me acariciaba el cabello mientras me dormía y mis padres seguían discutiendo en la sala.

Yo... La convertí en esta versión fría y distante que es ahora.

Toqué la puerta de la oficina, al no recibir respuesta la abrí y ahí estaba, sentada en su silla giratoria, apoyando sus codos en el escritorio, viendo su teléfono despreocupada.

- Hola - Saludé, ella levanto su mirada y me vio de arriba a abajo.

- Al fin llegas - Me dijo arrogante.

- Solo me retrasé 10 minutos, había tráfico - Dije cerrando la puerta y entrando a la oficina.

- Siéntate - Se levantó de su silla y me indicó que me sentara en el sofá que había en la gran oficina.

Me senté y dejé mi bolsa a un lado de mi, había otro sofá al lado de mi, junto con una mesa y vasos de vidrio.
Vi como Lisa se acercó a un mueble en el cual guardaba varios vinos y licores finos.

Tomó una botella de whisky y sirvió un trago en ambos vasos.

- Yo... Ya no tomo Lisa - Hablé.

Lisa me miró con una mirada bastante fría, la cual me causó escalofríos.

- Bien, más para mí - Tomó mi vaso y bebió el trago que había puesto momentos antes.

- Quiero que firmes esto - Deslizó una hoja de papal por la mesa, al igual que un bolígrafo color negro con sus iniciales talladas de color dorado.

- ¿Qué es? - Tomé la hoja pensado que sería mi contrato pero al leerlo me quedé helada - ¿Q-Qué es todo esto? - Pregunté ingenua.

- Quiero que seas mi trabajadora sexual Jennie, es la única manera de salvar a tu familia - Me dijo.

- Y-Yo vine aquí por el puesto de asistente personal, no... De esto - Alejé el papel de mi y lo puse con odio en la mesa.

- Pues ese puesto ya está ocupado, contraté a una chica ayer - Sonrió.

- No Lisa, no seré eso que quieres, ¡No seré tu maldita puta! - Grité enfurecida y mr levanté del sofá.

- Me sorprende que no quieras serlo, en nuestra adolescencia eras una puta con todos - Se rió.

Me acerqué hacia ella, dispuesta a darle una bofetada pero justo en el momento en le aue mi mano se acercó a su mejilla, Lisa tomó mi brazo, sujetándome de la muñeca y me miró.

- Ya no soy la misma idiota de antes Jennie, ¿Quieres salvar a tu madre de la ruina y de vivir en la calle?, Entonces firma ese maldito contrato y acaba con tu miseria de una puta vez - Masculló entre dientes.

Me quedé sin palabras.

𝑴𝒚 𝑩𝒆𝒔𝒕 𝑭𝒓𝒊𝒆𝒏𝒅 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora