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La música y las luces moradas intenso adornaban aquel centro de boliche, Lisa había tirado una bola de boliche y había ganado la mejor puntuación, mientras qué Jennie no había ganado ni tres puntos, a lo cual las chicas rieron al instante.

Jennie se tuvo que sentar en una de las bancas para recuperar el aliento después de reír tanto, le dolía el estomago, al igual que Lisa.
Tomó la lata de coca cola qué estaba tomando momentos antes y le dio un sorbo.

Lisa la miró con tal admiración qué juro que parecía que veía un ángel, Lisa amaba cada acción de Jennie, ella era tan perfecta qué no podía explicarlo con palabras.

- ¿Quieres? - Jennie le ofreció la lata de refresco a la más alta, quien la aceptó.

Lisa tenía sus labios en la lata, cuando abrió los ojos como platos al recordar que Jennie había probado primero y ahora se habían dado un beso indirecto.

- Si piensas que nos dimos un beso indirecto, te recuerdo que lo hemos echo antes, incluso mejor que esto - Jennie se levantó y le tendió su mano a la tailandesa para que la tomara.

Lisa lo hizo dudosa.

Al final, Lisa caminó con su patineta en mano, siguiendo los pasos lentos de Jennie, admirando cada paso que daba.
Vio como sacó un cigarro de la cajetilla y lo encendía, inhalando el humo qué salía de aquel.

- Jennie, te he dicho que no me gusta que fumes - Soltó Lisa de repente, Jennie no dijo nada, solo siguió haciéndolo.

Las chicas se adentraron a una zona no muy concurrida, era una zona llena de callejones y negocios.

- Vamos ahí - Señaló una fábrica qué estaba abandonada.

Ambas se dirigieron a aquel lugar, Lisa ya había estado ahí unas cuantas veces, practicaba ahí con su patineta sin qué nadie la viera o juzgara.

- Ya había estado aquí varias veces - Dijo tranquila, escuchando como su voz hacía eco en aquel lugar.

- ¿A si?, ¿con quien?, seguramente acostándote con la perra de Rosé - Masculló con rencor Jennie, arrojando la colilla de su cigarro al suelo y pisándola con su zapato.

- Bueno, si lo hago o no, no es tu problema, tu tienes a Kai, no debería importarte - Contestó Lisa.

A los segundos se arrepintió de haberle respondido así a Jennie, pues sintió una bofetada en su mejilla, dejando la zona enrojecida y con un ligero ardor.

- ¡Perra!, ¡¿Cómo te atreves a hablarme así?! - Escupió con odio.

Lisa solo se quedó callada, su cabello caía por su rostro, tapando su cara por completo, miraba hacía abajo, era incapaz de sostener la mirada con Jennie.

Jennie pareció darse cuenta de lo que había echo y se acerco a Lisa, tomándola de las mejillas para que esta la mirase.

- L-Lisa, yo... Yo lo siento mucho - Sé disculpó con un rostro de preocupación - De verdad lo siento, ¿me perdonas? - Preguntó tomando las manos de Lisa y acariciando el dorso de estas con las yemas de sus pulgares

Lisa permaneció callada.

- ¡Di algo maldita sea! - Exclamó enojada.

Jennie al no recibir respuesta, iba a marcharse, pero Lisa la tomó de la muñeca, la giró hacia ella y le dio un pequeño beso en los labios.
Se separó en seguida y sonrió como una niña pequeña, esta vez si vio a los ojos a Jennie.

La castaña también sonrió, su enojo desapareció al ver esa sonrisa tan linda y sin más, tomó fuertemente de la nuca a Lisa para acercarla a ella y besarla como nunca antes.

Lisa se sorprendió al sentir la lengua de Jennie en explorar con necesidad su boca, para ella era algo nuevo, ya qué nunca había echo eso, Jennie siempre era su primera vez en todo, su primer beso, su primer amor e incluso Jennie fue la primera en golpearla.

Los segundos pasaban y Jennie acariciaba con su lengua cada rincón de la boca de Lisa, probando su adictivo sabor, tomándola de la cintura y acercándola más a su cuerpo, sintiendo esa oleada de calor y pasión recorrerla poco a poco.

Jennie sabía que estaba jugando con fuego y se quemaría en cualquier momento.

*****

La luz tenue de la luna entraba por si ventana, una habitación desordenada, con camisetas, pantalones y medias regados por el suelo.

Lisa tenía sus manos en el estómago, mirando hacía el techo, tratando de controlar esas mariposas qué sentía por todo el vientre.

Recordó ese beso de hace algunas horas, cuando sus lenguas terminaron de tocarse y saborearse, se miraron a los ojos y Lisa en ese momento comprobó qué amaba a Jennie más de lo que se amaba a si misma.

Lisa trataba de convencerse de que odiaba a Jennie, no era posible que la amara después de todo lo que le hacía, no era posible que amaba cada acción de la castaña cuando era ella la única que la lastimaba más que los golpes de los otros, más que las humillaciones y maltratos de otros y es que ahí estaba la respuesta. No odiaba a Jennie ni lo que le hacía, no le lastimaba lo que le hacía porque la amaba, siempre fue así.

Lisa reconocía qué Jennie era una persona muy arrogante con los demás e incluso aparentaba ser alguien que no es, pero cuando ambas estaban solas, cuando nadie las veía, Jennie era auténtica y esa Jennie le encantaba a Lisa.

- Te metiste en mi mente, en mi alma y en lo más profundo de mi corazón Jennie, y de verdad dudo que pueda sacarte de ahí... Si tan solo las cosas fueran diferentes - Pensó.

La música en los oídos de Lisa se hacía más relajante cada vez, la canción Male Fantasy de Billie Eilish se reproducía y se sentía tan identificada con esa canción... Lisa lloraba todas las noches por Jennie y eso era algo que le dolía.

- Sé supone que el amor no debería doler, pero... ¿Porqué tratándose de ti, todo duele? - Pensó mientras dejaba caer sus lágrimas, dejándose llevar por la música.





Les dejo la canción arribita para que la escuchen, amo esa canción :)

𝑴𝒚 𝑩𝒆𝒔𝒕 𝑭𝒓𝒊𝒆𝒏𝒅 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora