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Lisa caminaba con sus libros en mano, tenía clase libre y le emocionaba encontrarse con Jisoo y Rosé para para planear su salida del sábado para comprar videojuegos, así que caminaba por el pasillo de la escuela a toda prisa.

Sintió como un pie se cruzaba en su camino, haciéndola caer al suelo y romper sus gafas otra vez, era el tercer par que se compraba en dos semanas.

- Hola rarita- Saludó arrogante Jeongyeon.

Lisa estaba aún el suelo, se golpeó el labio y ahora sangraba, causando un ardor enorme.

- Verás, está noche veremos un partido de voleibol en casa de tu querida amiga Jennie, queremos comprar cervezas pero no tenemos dinero... Vinimos por el tuyo- Sonrió Jeongyeon.

- A menos de que te niegues- Habló está vez Irene.

- N-No- Dijo con miedo Lisa, tenía la mirada fija en el suelo.

- ¡¿Que esperas para darnos el dinero rara?!- Jeongyeon agarró el cuello de la camisa de Lisa, atrayéndola hacia ella, la miraba con furia.

- A-Aquí e-esta- Lisa sacó de su bolsillo varios billetes y se los dio a Irene.

- Así me gusta... Ahora puedes irte a jugar con tus amiguitas- La soltó bruscamente, haciendo que la espalda de la tailandesa chocará con el frío suelo, segundos después se alejaron.

Recogió sus libros del suelo y se levantó, tocó su labio y este estaba repleto de sangre, poco le importó, ya estaba acostumbrada.

Recogió sus lentes y se los puso, tenían ligeramente roto el cristal, su madre la mataría.

Se dirigió al patio trasero de la escuela, ese lugar siempre estaba solo y era su espacio para pensar, el único donde no era acosada, golpeada o molestada por Jeongyeon y su bola de idiotas.

Se dirigió al gran árbol que había ahí, se sentó en el pasto y se dejó cubrir por la hermosa sombra que esté producía, sacó su teléfono, se colocó los audífonos y dejó que la música invadiera sus sentidos.

Casi de inmediato cerró sus ojos y se dejó llevar por la melodía, el viento soplaba, moviendo su cabello ligeramente, se recargó en el tronco del árbol y su mente voló.
Se pregunto mil veces como sería su vida si fuera una chica normal, una chica como Jennie, popular, deseada y hermosa.

En sus pensamientos siempre estaba ella, recordándole que estaba enamorada y eso no podía cambiarlo, pero estar perdidamente enamorada de Jennie dolía, dolía demasiado para soportarlo, ella era una chica popular que jamás se fijaría en alguien como Lisa, solo eran "amigas" y eso Lisa no podía cambiarlo.

Cerró los ojos con fuerza, dejando que una lágrima rebelde se escapara de sus ojos, su vida era una mierda, era tan cobarde que ni siquiera podía decirle a Jennie lo que sentía por ella.

Lamió sus labios, sintió como el sabor metálico de su sangre se esparcía por su boca, olvidó por completo que tenía un labio roto.

De pronto, sintió como alguien se sentaba a su lado, giró inmediatamente para ver quién era, temía que fuera Irene o Jeongyeon otra vez, pero en su lugar, se alegró al ver qué era Jennie, su mejor amiga.

Se sacó un audífono y la miró.

- J-Jennie, ¿Que haces aquí?- Preguntó nerviosa y confundida.

- Lo mismo te pregunto a ti, es muy temprano para que estés aquí- Dijo acomodando su falda.

- Y-Yo... Quise venir un rato a tomar aire- Volvió a ver al frente.

- Ahora quién te hizo esto... ¿Irene?- Tocó el labio de Lisa, delineandolo con su dedo, sacando un poco de sangre casi seca del lugar.

- Jeongyeon. No te preocupes, es lo normal, estoy acostumbrada- Bajó la cabeza, tener a Jennie tan cerca la ponía nerviosa.

- Déjame limpiarlo- Sacó una toalla de papel y la humedeció con una botella de agua.

Comenzó a limpiar el labio de Lisa suavemente, quitando la sangre seca del lugar.

- Ahh- Soltó un gemido por el ardor que le causó la toalla mojada al pasar por la herida.

- Ya casi termino, no seas llorona Lalisa- Regañó en tono de broma.

Lisa cerró los ojos para evitar más dolor, Jennie lo notó y sonrió inconscientemente, le dio un beso pequeño en los labios, que no duró más de tres segundos.

- Me encanta que seas mi mejor amiga Lisa- Dijo Jennie levantándose del pasto.

Lisa estaba hipnotizada, esos pequeños besos siempre la dejaban embobada, solo miró como Jennie se alejaba de ella, dejándola sonriendo como una idiota.

𝑴𝒚 𝑩𝒆𝒔𝒕 𝑭𝒓𝒊𝒆𝒏𝒅 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora