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Empaqué lo que pude y lo que creí necesitar, pijamas, algunos pares de zapatos, ropa interior, camisetas, algunas hoddies, un par de trajes de baño y pantalones sueltos, no sabía a qué íbamos exactamente.

Antes de salir de mi casa me despedí de mi madre y me alegró verla tan contenta por mi, ella era mi razón de ser y estaba haciendo todo esto por ella, ella era la única a la que quería ver feliz.

Un chófer de Lisa me recogió, ya que ella se tuvo que ir antes.
Cuando llegamos al aeropuerto, ví a Lisa esperándome en la entrada de este, se veía tan imponente, tan segura, definitivamente esta no era la Lisa de preparatoria.

El chófer de Lisa me ayudó a bajar las dos maletas pequeñas que había hecho, Lisa me ayudó a llevarlas y nos mantuvimos sentadas en las sillas del aeropuerto.
Ninguna dijo nada, solo nos mantuvimos en silencio hasta que anunciaron que nuestro vuelo ya estaba a punto de despegar.

Nos levantamos ambas para abordar el avión y subimos a este. Para mí sorpresa, mi asiento estaba justo al lado de Lisa. Todo el viaje de 23 horas tendría que aguantarla a mi lado.

Todo esto era tan confuso y raro para mí, no sabía exactamente qué estaba haciendo. ¿Este viaje realmente era de negocios?, o... ¿Le entregaría mi cuerpo a cambio de dinero?
¡Esto estaba matandome!

Suspiré ante mis pensamientos y me encontré con que ambas ya estábamos en los asientos del avión y este estaba a nada de despegar. Me sujeté fuerte del asiento. Odiaba los despegues de los aviones, me hacían sentir tan mal.
Cerré los ojos con fuerza cuando sentí la turbulencia del avión al despegar y por instinto, tomé la mano de Lisa, apretándola tan fuerte, que escuché como sus dedos hacían un crujido bastante fuerte. La miré pero ella parecía despreocupada leyendo su libro de bolsillo.

— Lo siento... Odio los aviones — Me disculpé cuando la turbulencia cesó, aflojando el agarre  de mi mano con la de Lisa.

— Está bien — Le restó importancia volviendo su vista al libro.

En ese momento, pude notar lo atractiva que estaba ella en ese instante. Llevaba sus gafas de descanso, pues se las había puesto para leer, llevaba una camisa blanca con los primeros dos botones desabrochados, dejaban ver ligeramente su escote. Sus mangas estaban desarregladas, llevaba pantalones formales negros que resaltaban si figura y unos pañuelos tacones negros.

Estaba tan ardiente que incluso con su nueva personalidad hostil y renegada, me encantaba.
De inmediato un sentimiento extraño me invadió el cuerpo de líes a cabeza, sintiendo como la temperatura de mi cuerpo subía cada vez más al punto de tener un calor infernal que me hacía sudar.

De inmediato los besos tan intensos y posesivos que me había dado Lisa vinieron a mi cabeza, ayudando más a mi situación. Sentía sus manos tocar mi sueño bajo ese toque cálido y caliente a la vez, sus ojos mirarme penetrando hasta mi alma y sus labios... Sus exquisitos labios tocando mi piel. ¡Dios!.

Apreté mis piernas sintiendo esa leve punzada ahí abajo y no pude más. Tenía que salir de ahí

— Voy al baño — Me excusé levantándome lo más rápido que pude del asiento, siendo seguida por la mirada expentante y curiosa de Lisa.

No tuve tiempo de quedarme a ver qué hacía, solo corrí al baño y cerré la puerta como pude, ni siquiera presté atención en si estaba bien cerrada o no.
De nuevo los recuerdos de Lisa vinieron a mi mente, ella luciendo tan sexy y siendo tan posesiva, ¡Dios!, era realmente una tortura.

Me senté en el inodoro y comencé a descender mis manos por mis pechos, los acaricié por encima de la tela y cerré los ojos ante la sensación tan placentera.
Estábamos en primera clase, así que este baño era lo suficientemente grande como para tener un momento de placer bastante cómodo.

Me sentía como una adolescente en ese momento, suspirando por una chica y masturbándome por ella. Pero en ese momento no me importó, solo quería disfrutar un poco.

Comencé a bajar mis caricias por mi cuerpo hasta llegar a mi entrepierna y acariciar mi palpitante centro por encima de la tela, sintiendo mi humedad creciendo.
Suspiré y metí mi mano a mis bragas, tocando mi clítoris sutilmente, me empecé a masturbar haciendo movimientos circulares en mi clítoris con mi dedo índice.

Se sentía tan bien pero se sentiría mejor si fuera ella quien lo hiciera.
La imagen de ella haciéndome gemir me estaba excitando de una manera psicótica.

— Oh Lisa... — Gemí con los ojos cerrados dejándome llevar por el calor del momento.

— Se me hace una falta de respeto que hagas esto sin mí — Habló una voz muy conocida para mí. De inmediato, saqué la mano de mi pantalón y la miré asustada — Debes aprender a cerrar la puerta — Me dijo riendo, cerrando la puerta con seguro tras ella.

Casi de inmediato, me levanté del inodoro con las mejillas sonrojadas a más no poder, pero Lisa me tomó de la cintura y me apegó a ella.

— ¿A dónde crees que vas? — Me preguntó con ese tono tan autoritario que me tenía mojada.

— Y-Yo... — Tartamudee.

— Estás así por mí ¿No? — Me miró con ojos llenos de lujuria. Sus pupilas estaban dilatadas — Siéntate que esto a penas comienza — Me sonrió maliciosa y me empujó contra el inodoro, en seguida caí encima de él.

Ella se sentó como pudo encima de mi y se lanzó sobre mi boca, devorandola con hambre, con sed de más. Yo correspondí el beso y la besé con ganas de hacer de todo, estaba tan excitada que no podía pensar con claridad.
La besé hasta que sentí como sus manos de adentraban ágiles a mi blusa y masajeaba mis pechos con avidez por encima de la tela.

Gemí entre el beso al sentir como una de sus manos de adentraban a mi pantalón y acariciaba mi zona totalmente empapada por los fluidos.

— Estás tan mojada... — Habló jadeante — Me encanta — Sonrió maliciosa.

Siguió devorando mi boca mientras seguía acariciando mi centro por encima de la tela de mis bragas.

— Lisa, por favor... — Le rogué mirándola suplicante.

Y como si fuera una orden, Lisa hizo a un lado la tela de mis bragas, acariciando mi clítoris suavemente, lubricando la zona con mis propios fluidos.
Sus dedos se deslizaron por mis pliegues, hasta que de un solo movimiento, metió dos de sus dedos en mi apretada vagina.

Gemí ante el repentino contacto y ella me tapó la boca con su mano para ahogar mis gemidos. Apreté y clavé mis uñas en sus hombros al sentir como sus dedos entraban y salían de mi cavidad con fuerza y rapidez, haciendo un ruido meramente sexual retumbar por las paredes del pequeño baño.

Movía mis caderas buscando más contacto y Lisa hizo que sus movimientos fueran más rápidos.
Su dedo pulgar presionaba mi clítoris y sus dedos me embestian cruelmente haciéndome desbordar de placer. ¡Dios!, estaba gimiendo como loca.

Sentí esa sensación de un choque eléctrico acercarse y supe que mi orgasmo estaba cerca. Me moví más rápido para buscar más contacto y Lisa lo entendió, sabiendo lo que pasaría, así que el movimiento de sus dedos se fue intensificando hasta el punto en el que no pude más y exploté, derramando mi orgasmo en los dedos de Lisa.

Ella los movió dentro de mí unos segundos más, exprimiendo por completo mi orgasmo. Los sacó de mi interior y los metió en su boca, saboreando mi sabor. La miré un poco avergonzada y tratando de recuperar el aliento.

— Sabes delicioso — Me miró y sonrió satisfecha.

Ella se acomodó la ropa y se secó el sudor que sobresalía de su frente.

— Te espero en el asiento — Me dió una última mirada y salió del baño.

¡Dios!, ¿Qué fue lo que pasó?


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⏰ Última actualización: Dec 26, 2023 ⏰

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