Capitulo 11

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Al entrar lo primero que noté fue que el lugar estaba casi lleno, sólo sobraban un par de mesas. Estas eran redondas y de madera un tanto desgastada con unas cuantas sillas a su alrededor en igual estado. Muchas de ellas ocupadas con hombres de apariencia tosca y con mujeres en sus regazos. Tenía una ligera idea de a qué se podían todas ellas. El lugar estaba iluminado gracias a un viejo candelabro y pequeñas velas esparcidas por ahí. Viendo más allá de eso el lugar no estaba tan mal en comparación con el exterior, sólo necesitaba algo de limpieza y eso era todo.

–Ven, quiero que conozcas a Lucy–dijo Marcela a mi lado para después tirar de mi mano y dirigirnos al mostrador.

Allí había unos taburetes de madera en donde la morena prácticamente me obligó a sentarme. Detrás del mostrador se encontraban grandes barriles, todos en fila y apilados. Luego en unas repisas estaban las botellas de vino acompañadas por las jarras de vidrio.

–Espera un segundo, ya aparecerá–escuché decir a mi amiga.

Sin responder y todavía admirando la estancia comencé a girarme poco a poco obteniendo ahora una vista completa de todo el lugar desde donde estaba. Y sin querer me encontré buscando a la castaña. La divisé en una de las mesas libres del rincón, apenas se estaba sentando. La acompañaban Vera, Gerd y otros dos chicos más de la tripulación.

Un golpecito en mi brazo hizo que llamara mi atención por lo que me volví para ver lo que era. Y había sido Marcela, indicándome que la amiga que quería presentarme estaba con nosotras.

–Hola, ¿qué tal linda?–la mujer rubia se dirigió con una radiante sonrisa a la morena.

–Estoy muy feliz de verte de nuevo, Lucy –contestó la chica.

Entonces como pudieron se abrazaron a través del mostrador. Una vez se separaron y volvieron a su posición inicial ambas me miraron. La rubia que era de baja estatura lo hacía de una forma curiosa y que por alguna extraña razón me hacía sentir nerviosa.

–Soy Lucia, pero puedes decirme Lucy –ella extendió su mano y sin pensarlo mucho la tomé.

–Juliana–contesté simplemente a la vez que estrechaba su mano.

–Juliana–repitió–Es un lindo nombre–halagó con una sonrisa.

–Gracias–respondí devolviendo el gesto.

A mi lado escuché susurrar algo a Marcela, giré mi cabeza para prestarle atención pero ella estaba con su ceño fruncido y concentrada en otro lugar de la taberna. La curiosidad me invadió y no pude evitar mirar hacia donde la morena tenía sus ojos. Pude ver a Vera en el mismo rincón de antes sosteniendo a un tipo por el cuello de su camisa mientras le hablaba con evidentemente molestia. Valentina que estaba a su lado, ignoraba la interacción de esos dos. La castaña jugaba distraída con el vaso casi vacío frente a ella. Los demás integrantes de la mesa miraban divertidos la escena incluso los que se encontraban cerca, todos excepto Gerd. Él no mostraba algún tipo de reacción.

No tardó mucho en que Marcela llegara a calmar a la más alta. Con sólo un toque de la morena en los hombros de la otra chica hizo que soltara al hombre, quien no se encontraba para nada asustado más bien lucía divertido. No hacía más que sonreír de forma burlona a la rubia. Él se inclinó un poco y dijo algo que por la distancia no logré escuchar. Con eso la mandíbula de Vera se tensó y en sus ojos brilló algo, ira. Y lo que había aprendido en ese mes que pasé en el barco era que jamás debías meterte con esa mujer cuando estaba en ese estado.

El sonido de un vaso cayendo hizo que todos los presentes se voltearan a mirar. En el suelo quedó el poco líquido que había estado dentro del recipiente hace tan sólo unos minutos. No fue difícil saber quién había sido la causante de eso. Toda la atención estaba centrada en Valentina. Segundos después se levantó dando un fuerte golpe a la mesa con ambas manos y tirando sin ningún cuidado la silla hacia atrás, la cual también terminó cayendo. Ella miraba hacia abajo lo que hacía que su cabello cubriera su rostro. En este punto todo el lugar había quedado en absoluto silencio a la expectativa de lo que sucedería a continuación. La castaña se enderezó y fue ahí donde pude ver la expresión sombría que tenía, con sólo mirar sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Por un momento me dio pena ese hombre, no sabía con quién se estaba metiendo.

Lo siguiente que pasó fue realmente inesperado o al menos lo fue para mí. Valentina en lugar de golpear al chico, como creí que lo haría, sólo se acercó con una impresionante calma si se le comparaba con su rostro que reflejaba todo lo contrario e intercambió algunas palabras con el sujeto. Por los gestos que hacía él no parecía ser que la castaña le estuviera diciendo algo lindo. Cada vez que ella abría la boca el hombre asentía asustado. Cuando terminaron de "conversar", que estaba segura que lo de Valentina eran más bien amenazas, ambos se giraron dispuestos a mantener distancia. El tipo salió de la taberna un poco pálida y con algo de prisa, no fue hasta unos minutos después que la castaña hizo un movimiento con su cabeza a Vera. Entendiendo la señal la rubia se soltó de Marcela y también caminó hacia la salida siendo seguida por uno de los chicos que estaban en su mesa.

Luego de que Valentina se sentara de nuevo en su lugar toda la taberna volvió a la normalidad. Los hombres conversaban y reían con las mujeres que los acompañaban esa noche. Se notaba que ellos ya estaban acostumbrados a todo esto.

Un suspiro cerca de mí me hizo recordar que tenía compañía entonces giré y miré a Lucia que lucía cansada.

–¿Quieres problemas?, llama a Valentina Carvajal y a su tripulación–movió su cabeza en negación mientras que limpiaba el mostrador–En fin, ¿te sirvo algo de beber?–preguntó colocando el trapo que usó en uno de sus hombros.

Me encogí de hombros como respuesta. Estaba en un lugar desconocido y tal vez beber no era buena opción pero que más daban un par de tragos.

La chica tomó un vaso y lo dejó sobre el mostrador, sacó una botella de este y procedió a verter el líquido en el  vaso. Lo llenó sólo por la mitad y lo empujó frente a mí. Estaba a punto de tomar un sorbo cuando unas risas captaron mi atención, una en particular. Giré en mi asiento topándome de lleno con una imagen que en lo personal no me gustó. Era Valentina riendo por algo que le decía una chica y estaban muy cerca a mi parecer. Pero a nadie aquí adentro parecía importarle que esa mujer le estuviera coqueteando a la castaña tan descaradamente. Sólo a mí.

–Supongo que siempre hay perras a donde sea que vayas–susurré para mí.

Y con un bufido volteé y tomé el vaso en mi mano, dándole un gran trago. El líquido quemó mi garganta tan rápido como lo bebí.

–Mierda.

Una risita hizo que levantara la cabeza.

–¿Qué pasa?–preguntó Lucia divertida.

–Esto es un poco fuerte–respondí en voz baja.

No acostumbraba a beber mucho, de vez en cuando alguna que otra cerveza pero esto era muy fuerte para mí.

Y ella volvió a reír.

–Bienvenida a Port Royal, cariño–dijo regalándome una sonrisa y giñando un ojo.

–Si, bienvenida a Port Royal ojitos–dijeron cerca de mi oído, lo que provocó que me estremeciera.

Valentina se encontraba junto a mí, muy cerca y sonriente mientras me miraba.

–¿Tienes algo para mí hoy, Lucy?–habló la castaña dirigiéndose a la más pequeña.

Ella asintió, recargando su cuerpo en el mostrador. Miró hacia los lados como si estuviera a punto de decir un secreto.

–Hay un grupo de corsarios franceses que le da problemas a los británicos. Al parecer van a pagar muy bien a quien los elimine.

–¿Dónde?–preguntó una castaña evidentemente interesada.

–Las islas Caimán–respondió Lucia tan pronto como la castaña había soltado la pregunta.

–Mhm...– Valentina pareció pensarlo un momento para luego mostrar una pequeña sonrisa de medio lado–Muy bien, lo tomo. Dame un trago y sírvele otro a Juliana que nos espera un viaje mañana temprano.

La chica rubia se apresuró en hacer lo que la castaña le había pedido y en unos minutos ya tenía mi vaso lleno otra vez. Valentina extendió su brazo y con su vaso en la mano me sonrió, rápidamente entendí lo que quería.

–¡Salud!–dijimos las dos chocando nuestros vasos.

Sueños de agua - Juliantina (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora