Capitulo 20

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Comencé a abrir mis ojos cuando escuché muchas voces a mí alrededor, con una pregunta en mente.

¿Qué diablos estaba pasando?.

Mi visión se tornó un poco borrosa al principio pero fue volviendo a la normalidad unos minutos después. Las siluetas que vi antes se convirtieron ahora en los caníbales que nos habían atrapado, esta vez eran  más de ellos. Removiéndome en mi lugar pude sentir un fuerte dolor en mi cabeza, intenté levantar las manos para tocar la zona afectada aunque mi acción no pudo ser concretada ya que mi torso estaba atado a un árbol. Solté un gemido de dolor, me estaba lastimando y mi cuerpo  estaba resentido probablemente por la caída de hace rato. Pero...

¿Cuánto tiempo realmente había estado inconsciente?.

Levanté mi cabeza mirando hacia el cielo. El sol no estaba en su punto más alto por lo que supuse que todavía era temprano. A lo lejos observe como todos esos hombres con tapa rabo se reunían alrededor de una gran fogata mientras gritaban y hacían raros movimientos.

Como una maldita película, pensé con horror. Sabía lo que sucedía después de eso.

Recorrí todo el lugar con la mirada buscando entre la multitud a Vera sin tener mucho éxito. Contuve el aliento cuando todos los nativos se agacharon, cesando con su canto a excepción de uno que llevaba una máscara y sostenía en su mano lo que parecía ser una cabeza.

–Dios mío–impresionada reconocí que la cabeza era de uno de los españoles.

Me detuve un momento a observar la fogata, que a su alrededor habían cráneos dispersos. Rápidamente aparté mi vista de ahí. Tenía que escapar de aquí a como diera lugar si no lo hacía estaba segura de que terminaría en su colección de huesos.

–Ugh–se quejó alguien–Se la va a comer.

Al lado mío había un chico atado de la misma forma en la que yo me encontraba. Tenía el pelo castaño y largo, algo rebelde que le llegaba más o menos por los hombros, sus botas eran cafés y llevaba una camisa blanca un poco manchada.

Volteó hacía mí con una expresión de asco, ampliando sus ojos cuando se encontraron con los míos. Noté que son verdes.

–Hey–habló primero–No te había visto por aquí antes, llegaste justo a tiempo para la cena–bromeó después con una sonrisa en su rostro.

Me hubiera reído si yo no fuera la cena, tal vez en otra circunstancia pero definitivamente no ahora.

–No es gracioso–dije molesta, sin levantar la voz no quería llamar la atención de esos hombres–Necesito salir de aquí, ¿has visto a mi amiga?. Tiene el cabello rubio y por lo general anda con el ceño fruncido.

–Ohh...–se quedó pensativo–Probablemente se la comieron–finalizó con una expresión seria, luego se echó a reír–Bueno está bien, no se la comieron. Ella está siendo preparada para el ritual creo

Este chico era un idiota. Tuve que cerrar mis ojos un momento conteniendo mi respiración.

¿Cómo podía ser así en momentos como estos?.

Estaba segura que si no hubiera estado amarrada a este maldito árbol le daría unos buenos golpes.

–Deja de jugar y dime de qué ritual hablas–pregunté entre dientes, no quería perder tiempo.

–Creo que nuestros amigos de acá–señaló con su cabeza hacia los nativos–Le ofrecen personas a su Dios o algo así. Un sacrificio, ya sabes–se encogió de hombros.

Mierda, si ella era el sacrificio tenía que darme prisa en salir de aquí e ir a buscarla. Primero tenía que pensar en cómo quitarme esta cuerda de encima. Pensé y pensé hasta que recordé algo que Valentina me había dicho.

Sueños de agua - Juliantina (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora