Capitulo 30

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Suspiré con alivio al encontrarme de nuevo a bordo del barco, miré como nos alejábamos de la pequeña isla y eso solo me hizo sentir un poco mejor, algo más segura. Alejándome de la borda observé como todos los de la tripulación tenían rodeada a Valentina ofreciéndole cada vez más cerveza. Todos estaban muy felices de tenerla de vuelta, hasta las mujeres que cocinaban salieron para reunirse con ella. Por supuesto me estaba costando trabajo controlarme, no era agradable ver a tu chica siendo consentida por otras personas después de todo. Pero decidí darles espacio porque había pasado mucho tiempo desde la última vez que la vieron.

Me adentré en los camarotes de la tripulación llegando hasta la cama que tenía asignada para mí y me tiré en ella. Estaba sumamente cansada había sido un día muy agotador y lo único que quería en este momento era a Valentina abrazándome mientras dormía pero tendría que conformarme ahora solo con la parte de dormir. Estaba a punto de cerrar mis ojos cuando escuché un chillido cerca que me alarmó, me incorporé en la cama para ver lo que estaba sucediendo hasta que vi a Gerd en un rincón de la habitación con su pequeño amigo. Parecía ser que estaban jugando o algo por el estilo, la imagen del grandulón me hizo sonreír. Sabiendo que no era nada malo volví a acostarme, durmiéndome casi de inmediato.

Fui despertando tiempo después por unos suaves toques en uno de mis brazos. Me removí en la cama haciendo que las caricias desaparecieran y de pronto me encontré extrañándolas. Giré comenzando a abrir mis ojos viendo una silueta en uno de los costados. Parpadeé un poco para luego darme cuenta de que la persona que estaba ahí conmigo era Valentina. Una sonrisa se formó en mis labios.

–Hey–dijo suavemente–Lo siento, no quería despertarte.

–No te preocupes–mi voz salió algo ronca.

Miré alrededor notando que algunas camas estaban ocupadas y que solo unas pocas estaban vacías, seguramente de los hombres que estarían haciendo guardia.

–¿Pasa algo?–pregunté bajo sin querer despertar a nadie.

La castaña negó con la cabeza y jugando con sus manos me dedicó una pequeña sonrisa.

–Solo pensé que tal vez podríamos dormir en mi camarote–comenzó tímida–Ya sabes, porque ahora estamos juntas...

Mi sonrisa se agrandó, ella había venido a buscarme probablemente después de haber terminado con la pequeña celebración improvisada que habían montado los demás. Valentina debería estar cansada por todo lo que había tenido que pasar pero aun así estaba aquí.

–Vamos–con cuidado me levanté, tomé mis botas y le tendí la mano.

Sus ojos brillaron con emoción tomando mi mano sin pensarlo demasiado. Caminamos unos cuantos pasos hasta que sentí un pequeño mareo, me tambaleé un poco logrando apoyarme en ella. Los pensamientos de la probable razón de mis mareos comenzaron a invadir mi mente y no pude evitar sentirme culpable estando al lado de la castaña.

Yo tenía que decirle, aunque se alejara de mí después de eso pero no podía ocultarle que posiblemente estaba embarazada y que creía que el padre era Lucho.

–¿Estás bien?–preguntó preocupada, envolviendo su brazo en mi cintura.

–Yo... sí, estoy bien solo un pequeño mareo pero hay algo que debo decirte. Lo mejor sería hablar donde nadie pudiera escucharnos–contesté intentando sonreír.

–Bien.

Me ayudó a subir las escaleras de la escotilla a pesar de haberle dicho que podía sola, ella negó diciendo que no quería arriesgarse a que me cayera. Continuamos en silencio hasta llegar a su camarote, abrió la puerta y sin soltarme me dejó en la cama. Se sentó junto a mí mirándome atentamente, indicando sin palabras que hablara. Tomé algo de aire, nerviosa por lo que pasaría a continuación.

Sueños de agua - Juliantina (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora