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Había tres botes con aproximadamente unos ocho hombres remando hacia la isla, incluyendo en el que iba. Sólo viajaba la mitad de la tripulación, sin tomar en cuenta a las mujeres que se encargaban de la cocina. Seguía sin entender por qué Valentina quería que viniera a esta misión suicida, una de mis tareas en el barco aparte de limpiar era ayudar en la cocina y no veía a ninguna de las cocineras en alguno de los botes.
Yo era la única.
Y le hubiera reclamado por haberme traído si en este momento no estuviera temblando como una enferma mientras remaba. No sabía por qué lo hacía, si temblaba de miedo por estar a punto de enfrentar a unos franceses armados o si temblaba por lo que había estado por suceder entre las dos cuando estábamos en el camarote. Realmente no lo sabía, tal vez podría ser por ambas cosas.
Miré a un costado donde se encontraba uno de los botes, en él venía Gerd remando junto a los demás. Nunca antes había deseado tenerlo tan cerca como ahora, el grandulón podría remar solo y sin problemas. Suspiré, dejando escapar un poco de aire que estaba conteniendo. Comenzaba a sentir mis brazos cansados y a pesar de que tenía a otros hombres remando junto conmigo el trabajo seguía siendo pesado.
–¿Falta mucho?–pregunté echando mi cabeza hacia atrás, cerrando mis ojos pero sin dejar de mover mis brazos.
Estaba en dirección contraria a la isla por lo que no podía ver cuánto avanzábamos. Lo único que podía mirar era a Valentina sentada al lado de Lucho y a nuestro barco de fondo. Ellos dos venían conversando en voz baja señalando un mapa que la castaña tenía en las manos. Debía admitir que no me gustaba la manera en la que el chico se acercaba a ella, poniendo una mano sobre su hombro y hablándole muy cerca de su rostro. Por eso trataba de distraerme con cualquier cosa para no mirarlos.
¿Y si Valentina sabía que me había acostado con Lucho? ¿Y si ella ya lo había hecho? Si era así, ¿no le molestaba? ¿Ellos tenían algo, eran amigos con derechos?
Mi cabeza se estaba llenando con preguntas de ese tipo y no podía soportarlo. Afortunadamente un gruñido interrumpió la línea de mis pensamientos.
–Cállate y sigue remando–dijo Vera entre gruñidos–Llegaremos pronto si mueves esos escuálidos brazos que tienes.
¿Acaso había dicho escuálidos?.
–Mis brazos no...
–¡Sólo cállate!–gritó.
Pegué un brinco en mi asiento sorprendida, su mirada estaba fija en mí y no era para nada agradable. Estaba segura de que si decía una sola palabra más ella misma se encargaría de lanzarme al mar. Desvié la vista encontrándome con un par de ojos cafés que estaba sobre mí. Sólo unos minutos pasaron para que Lucho volviera a prestarle atención a Valentina, quien no se había dado cuenta que él no la estaba escuchando.
No quise pensar en por qué me observaba de esa forma, no dejaría que mi cabeza se llenara con más preguntas de nuevo, por lo que me dediqué a mirar mis zapatos mientras remaba.
Tiempo después paramos con la tarea cuando ya estábamos lo suficientemente cerca de la playa. Vera ordenó que bajaremos del bote y que esperáramos a los demás. Los otros dos botes con la tripulación restante no tardaron en llegar. Una vez que todos estábamos reunidos arrastraron los botes dejándolos más adentro de la playa para así evitar que el mar se los llevara.
Vera comenzó a gritar algunas instrucciones que no estaba escuchando. Ahora que nos encontrábamos aquí no pude evitar sentirme nerviosa.
¿Qué iba a hacer yo si me topaba con algún francés?
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Sueños de agua - Juliantina (Terminada)
FanfictionJuliana Valdez nunca se imaginó que al abrir los ojos despertaría en un lugar extraño, mucho menos que lo haría en la cubierta de un barco, atada a un mástil. Con 23 años, ella se convertirá en una esclava más de la tribulación al mando de la capita...