Julián Álvarez X Alex Vigo

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Alex llegó a Núñez como un nuevo refuerzo para el millonario, club el cuál estaba debatiendo si era correcto escuchar o no propuestas para la venta de Gonzalo Montiel, aquél impresionante jugador que estaba en su mejor momento. 

El ex lateral de Colón de Santa Fé debía de ir ganándose la confianza de sus compañeros e ir demostrando capacidad para una titularidad, aunque era difícil.

Sus primeros días de entrenamiento habían sido agotadores. Marcelo exigía mucho y con ello, tanto el cuerpo técnico como los entrenadores físicos, estaban encima suyo para ver si podía o no con la presión que exigía usar la casaca del mejor club argentino en la actualidad.

Si, tenía mucha presión.

Pero todo comenzó a ser más fácil cuando el cordobés fue integrándolo. Julián Álvarez parecía tímido y distante, pero lo cierto es que las apariencias engañan y él no era para nada tímido y callado.

Juli siempre tenía algo que añadir, algo que decir para hacer estallar a todos en risas. Su dupla para las maldades era sin dudas, Agus Palavecino. Ellos eran la chispa que hacían los entrenamientos más ligeros y graciosos, con sus competencias y sus jodas a Fede Girotti.

Cuando le regalaba un abrazo amistoso o toques traviesos, no podía evitar sentirse ligeramente atraído por tanta dulzura y masculinidad junta, eran dos cosas tan raras de ver en un persona.

Porque claro, a Alex le habían enseñado que ser hombre significaba jugar sucio, ser bruto y no ser tierno y dulce.  Muchísimo menos con otros hombres.

Pero ahí estaba.

El cordobés lo abrazaba por detrás mientras que su mentón estaba apoyado sobre el hombro del santafesino, se sentía algo extraño pero se había acostumbrado al tacto de Álvarez.

— Mnh. — Jadeó sobre su oreja. — Cambiaste tu perfume. Es rico pero prefiero al otro, este es menos dulce.

La voz del nueve sonando tan ronca, tan adictiva e incluso excitante por el acento y el pequeño gemido al arrancar la oración.  Alex suspiró, tratando de evitar que su corazón se acelere de esa manera, queriendo evitar el cosquilleo en la parte baja de su abdomen.

Pero entonces Julián apretó su cintura y se abrazó más, dejando su pecho totalmente apoyado sobre la espalda del ojiverde.

— Daaa, Julián.  — Se quejó Pala. — Ya ni bola me das desde que llegó Vigo, una bronca me das.

— Yo también te cambiaría, Alex es mucho más lindo que vos. — Dijo Pérez, creando una batalla de insultos nefastos y risas.

Poco después se dió por finalizado el día de trabajo y todos poco a poco fueron saliendo de la cancha, los últimos en bajar las escaleras fueron Vigo y Álvarez, que a petición del último nombrado, se quedó esperando un poquito más.

El delantero se acercó al lateral con tranquilidad, tan seguro de si mismo que era brillante de admirar. Sorpresivamente, Julián acarició los cabellos del morocho y preguntó...

— ¿Me das un beso?

Y no pudo negarse, tenía que quitar esa cosa que le hacía sentir. Alex asintió y decidió dar el primer paso, llevando sus manos al cuello del otro, impulsandose para capturar la boca ajena en un pequeño pero lindo beso.

Pudo sentir la sonrisa del otro sobre sus labios, también las manos traviesas metiéndose por debajo del buzo algo sudado.

— Que rico. — Murmuró, presionado las caderas del chico de ojos verdosos.

— Cállate.  — No había sido nada más que un pequeño piquito, pero el cordobita lo hacía ver como algo muchísimo más grande. Y cuando se iba a safar de los brazos ajenos, él lo sostuvo más cerca.

Su rostro se acercó rápido y ahora si fue un beso de verdad.  Labios moviéndose al compás, las lenguas queriendo probar y los dientes del castaño mordiendo para robar jadeos.

Podían seguir una eternidad si no fuera por las puteadas del colombiano que tenían como compañero. — Qué gonorrea hijueputa es esta.  — Gritoneo. — ¡Parce que chimba! Ustedes se ven bien bonitos juntos. — Al parecer, celebró. — ¡Benja, Chile! Malditos perros, gané la apuesta. Pagenme, ¡y en dólares que estamos en Argentina!

Y si, se fue gritoneando de nuevo a los vestuarios.

Cuando Alex cayó en que estaban haciendo y en dónde, se alejó con fuerza del otro, quedándose pálido ante lo recién hecho. — No podemos. — Dijo y trato de alejarse otra vez, pero Álvarez lo envolvió entre sus brazos.

— Podemos porque queremos. — Respondió sin más, volviendo a besarlo.

y Alex no pudo argumentar absolutamente nada.

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AAAAAA lo amé, lo amé, lo amé.

espero que lo disfruten, sip.  Recién lo terminé asiq si hay errores los voy a corregir luego jajdja 💖

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