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Seon-Na recién llegaba de la universidad, apenas estaba comenzando su primer año en derecho y estaba emocionada, le gustaban mucho todos los temas que veía pero ella tenía un pasatiempo que le gustaba aún más, la jardinería.

La señora Kim, había sido una persona muy amable con Seon-Na, la cuidaba como si fuera su propia hija, ella fue la que le enseñó jardinería.

Tenía un gran y bonito jardín el cual, era su tesoro más preciado, lo quería más que cualquier cosa y siempre cuidaba de el, lamentablemente cuando falleció el jardín quedó sin cuidados ya que ella no tenía familia así que después de dos meses Seon-Na decidió que ella misma cuidaría el jardín, quería que desde donde estuviera la señora Kim siempre lo viera bonito y no se preocupara que de sus flores y frutos se marchitaran.

De entre todas las plantas que tenía la señora Kim en su jardín las favoritas de Seon-Na eran las fresas, su fruta favorita, era a las que más dedicación les ponía y siempre salían unas grandes y muy rojas fresas con las que terminaba haciendo ricos postres.

Seon-Na al subir a su habitación dejó sus cosas en la cama y cambió su ropa por su típico overol de jardinería, estaba algo desgastado pero le funcionaba muy bien para no manchar de tierra su ropa, tomó su cubeta con herramientas de jardinería y bajo para después salir de la casa y tomar camino hacia el patio de la señora Kim, ellos no tenían una cerca que dividiera el lugar por lo cual le era muy fácil acceder al patio.

Al estar ahí comenzó a mirar las rosas, siempre lucían muy lindas, corto algunas y las puso en una canasta que llevaba ya que tenía pensado llevárselas a la tumba de la señora Kim, después continuó viendo las demás plantas, todas se veían muy lindas, los tomates que habían plantado estaban creciendo bien hasta que llegó a su parte favorita, las fresas.

Las comenzó a observar hasta que se percató que una no estaba, había sido arrancada, ella tenía pensado cortarlas la próxima semana pero alguien se le había adelantado a quitar una, no le tomó mucha importancia y solo las regó un poco, estaba tan distraída que ni siquiera había prestado atención a que alguien estaba parado justo detrás de ella.

—¿Tú quién eres? —le preguntó con confusión la persona detrás de ella, tenía una voz algo grave pero no tanto, ella sabía que era una voz masculina.

Rápidamente volteó porque la casa se suponía estaba sola y fue ahí cuando lo vio, un chico alto, con tez clara, cabello castaño y ojos color miel.

—Eh —soltó confundida y sorprendida.— Soy Seon-Na, era vecina de la señora Kim, ¿tú quién eres? —cuestionó con confusión, ella tenía entendido que la señora Kim no tenía familia.

—Soy su hijo —comentó el chico con firmeza.

Seon-Na abrió los ojos de sobremanera, estaba realmente sorprendida, ¿cómo es qué la señora Kim no le había contado nada?

—¿De verdad? seguro estás mintiendo —habló negando lo que había dicho el chico.

Este rió un poco, "es muy desconfiada" pensó.

—Mi nombre es Kim Sunoo, hijo de Kim Minji —replico con seguridad y en un tono agradable.

Rápidamente le recordó a la señora Kim, realmente se parecían.

—¿Qué haces aquí?, tenía entendido que vivía sola —le preguntó y se paro del piso donde estaba de rodillas.

—Vine a visitarla, ¿sabes a dónde fue? —cuestionó curioso el chico.

Seon-Na tragó en seco, ¿no sabía lo que había pasado? no tenía ni idea de que decirle al chico, el se mantenía sonriente hasta que miró como la expresión de la chica cambió.

Cuidando fresas; SunooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora