XI

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—¡Kim Sunoo! —gritó su padre completamente enfurecido.

El nombrado hizo caso omiso a sus llamados y se mantuvo en su habitación.
Su padre rápidamente subió las escaleras y caminó hacia la habitación del chico para después abrir la puerta fuertemente.

—¿Qué crees qué haces? ¿crees que te mandas solo? —cuestionó con molestia, cada vez hablaba más fuerte.

—¿Quién te crees que eres tú? —cuestionó retándolo.— ¿por qué te tomas la libertad de manejar mi vida a tu antojo?, a mi no me llama la atención SoAh ni de amiga y tú quieres que me case con ella, estás completamente safado —exclamó el chico con molestia, también estaba hablando muy fuerte.

—¿Cómo te atreves a hablarme así? —espetó y le dio un gran golpe a Sunoo en la mandíbula, este había sido un puñetazo.

Sunoo ni se inmutó, hasta cierto punto ya se lo esperaba.

—¿Solo eso sabes hacer verdad?, te quedas sin argumentos y me golpeas —rió irónicamente mientras movía un poco su mandíbula.— solo te diré una cosa y es que estás completamente loco sin crees que me casaré con SoAh, me importa muy poco tu empresa o si te vas a la quiebra, eso tuviste que consultármelo primero a mí —objeto con molestia, el chico y tomó su maleta la cual estaba ordenando antes de que llegara su padre.

El chico simplemente pasó a un lado de su padre golpeando su hombro y dejándolo en su habitación.
Salió de su casa y caminó hacía la salida de la residencia en la que vivía, cerca de ahí había una parada de autobuses, sin pensarlo dos veces tomó uno hacía un lugar en el que su padre sí lo buscará no lo encontraría nunca.

—¿Sunoo? —cuestionó la chica confundida y medio dormida.

Eran las dos de la mañana y Sunoo había tocado a su puerta, la chica le dijo que pasará y el entró con sus maletas.
Los padres de Seon-Na se hicieron presentes y vieron al chico con golpes y las maletas.

—¡Sunoo hijo!, ¿te encuentras bien? —preguntó la madre de Seon-Na alarmada.

El padre de la chica llegó con el botiquín y Seon-Na curó las heridas del chico.

—Te dejaron el labio muy lastimado —soltó mientras hacía muecas cuando le ponía el algodón con alcohol al chico, le dolía de tan solo ver las expresiones de Sunoo.

—¿Qué te sucedió? —cuestionó el padre de Seon-Na el cual se sentó en la mesa de la cocina.

Sunoo tragó en secó, los únicos que sabían lo que su padre le hacía eran Jake, Jungwon y ahora Seon-Na, le era incómodo que la gente se enterará.

—Mi papá —agregó con voz temblorosa, sus ojos se tornaron húmedos, quería llorar.

Sunoo era un chico sensible y pensar que su padre solo le arruinaba la vida lo ponía peor.

—¿Te golpeó tu papá? —le preguntó el hombre parándose inmediatamente de la silla.

Sunoo asintió levemente con la cabeza.

Los padres de la chica se miraron con preocupación y después ambos se acercaron a Sunoo.

—Sunoo hijo, ¿no tienes a donde ir verdad? —exclamó la mamá de Seon-Na y Sunoo negó con la cabeza.

—Por ahora no vuelvas a tu casa, sería muy irresponsable de nuestra parte mandarte con ese hombre —añadió el padre de la chica con seriedad.

—Quédate aquí hasta que se tranquilicen las cosas, puedes dormir en la habitación de huéspedes —ofreció la madre de la chica amablemente.

Sunoo los miró, tenía los ojos rojizos al igual que la nariz.

—Muchas gracias señores Han —agradeció con una media sonrisa.

—Seon-Na, ayúdale a Sunoo a instalarse y dale unas de tus mantas limpias por favor —le pidió su madre con una sonrisa y Seon-Na asintió.

—Entonces nosotros volveremos a la cama, Sunoo estás en tu casa —musitó el hombre amablemente con una sonrisa y junto a la madre de Seon-Na regresaron a su habitación.

Sunoo y Seon-Na se pararon del sofá y tomaron camino hacia la habitación de la chica.

—Perdón por venir a esta hora, es que no sabía a donde ir porque mi papá conoce todas las casa de mis amigos, me iría a buscar —soltó cabizbajo y Seon-Na negó.

—No te preocupes, ya sabes que mi familia y yo estaremos para ti cuando lo necesites —le dijo con una sonrisa cálida y lo abrazó.

Sunoo al sentir los brazos de la chica sintió su corazón romperse y comenzó a llorar de nuevo pero ahora en voz baja.

La chica podía sentir las lágrimas de Sunoo caer en sus hombros, no habló ya que no quería incomodarlo, simplemente se mantuvo así hasta que el chico se calmará.

Cuidando fresas; SunooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora