Capítulo 8. Más que amigo.

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El curso de los días riéndose y charlando de un pasado arrancado de su subconsciente, amigos conocidos por el curso del tiempo pero creando de nuevo aquellos lazos cortados. El día que el sol calienta manteniendo tu calor corporal al normal apenas el invierno llega, miles de pensamientos la invaden ya que eran fechas que solo una sonrisa falsa impresionante con solo relucir, cientos de personas jamás conocidas al que era como un trofeo. La risa de Sally al jugar con la nieve a través de la ventana una infancia arrebatada por ser la número uno, jugar con los amigos, con la familia, con hermanos pero eso ya paso y no hay marcha atras. Tomando su bufanda saliendo de su habitación camino por el pasillo principal luciendo bien con aquel regalo dado por una intención tal vez por la bienvenida o por otra más que ni ella se imagina.

Antes de salir prohibido sin los zapatos advertida estaba, arta de los incómodos que era solo un suspiro quería. Tomando los únicos par que tenía salió sigilosa tratando de no llamar la atención caminando por el inmenso blanquecino bosque, las ardillas corrían apenas de su presencia. Sus mejillas rojas por el frío, sin rumbo llegó al pueblo más cerca apenas a unos pocos kilómetros apenas entrar carteles de búsqueda y con su nombre a retrato dibujado, asustada desprende aquel haciendo mil pedazos sigue caminando.


« ¿En dónde estoy? ¿En qué país estamos?. »

Los niños corriendo jugando con bolitas de nieve caer sus pequeños cuerpos, la risa de alegría con amigos como si soldados en guerra su imaginación vuela de colores. La envidia en sus ojos al ver felices a los niños son rumbo los vendedores ambulantes ofreciendo su mercancía dando a demostrar su calidad, el ambiente era más alegre pero temerosa por la presencia de un turista. Murmullo por doquier, los pueblerinos señalando por su bella apariencia como Afrodita reencarnada en los humanos mezclar.

—¿Disculpa Bella dama?. — detrás un grupo de hombres se acercan con pasos lentos. — ¡Usted es de la ciudad! —

Estaba tranquila en los 10 segundos que interactúan pero su olfato se estremece a la delicia que desprende de sus cuerpos. Tragaba saliva para poder calmar su impulso no queriendo hacer un mar de sangre. El pómulo rojizo se hizo pensando por una alergia al ganado que iba pasando, con suavidad la llevaron con el unico médico de la zona. Su actitud no lo mostraba pero su corazón latía desesperado tanto que su cuerpo ya mostraba signos, respirando profundo calmo un poco en lo que aguanta su tortura.

Quería calmar este fuego candente que crecía, el ardor de sol al salir es como su cuerpo expulsa el mismo. Los hombres distraídos sin mirar en el callejón que pasaban a un lado lleno de carteles de búsqueda entrando en pánico se quiso soltar de las manos, cerro muy fuerte sus ojos sabiendo lo peor.

— ¡Cariño! Te estuve buscando, creo que te perdiste.— dijo acercándose un joven de piel blanca cantor, castaño y liso cabello por los hombros, zafiros como ojos. — Pido una disculpa, mi novia no puede hablar por qué sufrió un accidente. Este es su brazalete se le cayó en el bosque.—

— No fue nada joven, llevarla con un médico. Tiene reacción alérgica en su ojo derecha.—

— Muchas gracias y adiós señores.— Tomando de la mano salieron de la vista de la gente. (__) Muerde su brazo calmando su impulso arrancando el pedazo pero esto hace empeorar su necesidad, tratando de mantener la poca cordura casi al borde de ser la criatura de quien acabo con la vida de sus verdugos.

« Noo... Puedo controlar.... Necesito... Comer... Personas. »

U evitar un regaño le puso sus zapatos que calienta sus fríos y pálidos pies, la tormenta de nieve se acerca apenas caer los copos de nieve su realidad cambiando de castaño a negro su cabello, como papel su piel, la inmortal sonrisa. A los minutos alejados regreso ala normalidad, testaruda como su madre, queriendo hacer las cosas por si misma tragar al mundo sola.

Desde Que Eras Una Niña. [Jeff The killer y Tu.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora