12 - Insane world

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Capítulo 12 

"Pasé mi vida esperando, buscando el cambio. Esperando a que otros cambien su manera de ser, aún sabiendo que era imposible. Pasé mi vida esperando a que todo se cumpla a mi manera de pensar. Pasé mi vida esperando, buscando el cambio, el giro de la tristeza a la alegría. ¿Quién realmente era el que tenía que dar la iniciativa de aquel cambio?"

Desperté pero aún seguía viendo todo negro. Abría los ojos pero continuaba sumergido en la oscuridad, como si todo lo que veía fuese negativo, como si mi vida fuese negativa. 

Bajé a desayunar esperando la pequeña, aunque fingida, sonrisa de mi madre pero ella no estaba allí. Seguramente volvería en un rato, realmente no lo sabía. A veces deseaba tener un hermano con el cual poder charlas, pasar tardes juntos, llorar en su hombro, hacer boberías, pelearnos, unirnos y otras cosas que hacen los típicos hermanos. Deseaba no vivir tan consumido por el dolor. 

No siempre fue todo tan así, no siempre yo fui así. 

Cerraba los ojos e imaginaba cómo era todo antes, cuando había color en mi vida pero no puedo recordar. Un demonio había tomado aquellos recuerdos bonitos, los arrebató y los guardó en una cajita cerrada con una pequeña llave de bronce que solo él poseía para no volver a abrirla ya nunca, para no poder recordar aquellas cosas por las que la vida tenía sentido. 

Pasaba cada día de mi vida cuestionándome: ¿Por qué todo cambió tan rápido? De un día al otro caí y, al tratar de levantarme, caía aún más bajo. 

Bellos recuerdos cubiertos por un manto negro del olvido, ¿cuándo volverán? ¿Cuándo volveré a pasar tiempo con mi madre? ¿Cuándo el día de mi cumpleaños será feliz? ¿Cuándo volveré a sonreír? ¿Cuándo la felicidad llegará a mis ojos devolviéndole la vida? ¿Cuándo dejaré de llorar? ¿Cuándo se cerrará esta herida? ¿Cuándo volveré a fabricar nuevos recuerdos felices? 

Tal vez la respuesta sea nunca

Volví a la realidad al darme cuenta del griterío agudo que atormentaba mis oídos: había llegado al colegio. 

Horas y horas pasaban lo único que deseaba era despegar mi cuerpo de esta horrible silla. 

¿Por qué cuando están en su casa el tiempo se pasa de lo más rápido pero cuando están en el colegio no? Nunca supe por qué sucedía eso. 

Salí al patio trasero aspirando libertad. Busqué con la vista a mi tan querido sauce llorón para luego sentarme justo debajo suyo. Nunca nadie iba a tal lugar y me parecía perfecto ya que lo había adoptado como totalmente mío, como un perro marcando su territorio. 

Mi libro de dibujos me llamaba, sabía que este momento era suyo. 

Expresarme, liberarme, salir de la jaula del silencio, soltar aquellas cosas que me oprimían, ¿qué haría yo sin mis lápices? 

Un chico en una esquina de la hoja. Colores sombríos lo rodeaban: una escala de distintos tonos de grises unidos con la oscuridad del color negro y el azul. Precioso azul semejante a lágrimas que coloreaba partes de mi obra.

El dibujo estaba dividido justo por la mitad. Una separación transparente, una separación invisible por el ojo del ser humano pero captada por los sentimientos del chico. Dos polos opuestos, dos almas opuestas, dos historias diferentes, dos chicos distintos, dos diferentes sentimientos. 

En la otra parte, justo a la derecha, justo al lado de la línea invisible, se encontraba otro chico. Alegre, rodeado de colores vívidos tal cual él. 

— Hola.

Levanté mi cabeza mientras cubría con mis manos el dibujo, me daba pena. Los rayos del sol iluminaban los mechones del cabello de Louis haciéndoselos ver dorados como el oro. 

PANIC - {Larry Stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora