- ¿Qué está pasando? Estoy cansado de tu cercanía y de no poder sentirte. El que no arriesga no gana. Entonces lo hice.
Desperté y sentí como si mi cuerpo pesara mil toneladas. Me senté en la cama sintiendo pinchazos fuertes en cada parte de mi cuerpo. Despacio, caminé hasta el baño en donde me observé en el espejo. Odiaba los espejos, odiaba los reflejos, odiaba verme. No estaba orgulloso de mí mismo ni por dentro y mucho menos de por fuera.
Mis notables ojeras era el rasgo facial que más resaltaba, pero aquel día, el golpe morado debajo de mi ojo era lo más llamativo de mi rostro. Estaba destruido. Me sentía un papel arrugado o un trapo viejo. Me sentía un objeto sin valor, algo que nadie quisiera tener, algo desechable. Una basura.
Mojé mis manos y luego mi rostro. El agua fría que salía del lavabo me despejó tan solo unos segundos de la terrible realidad que me rodeaba.
Quisiera ahogarme en agua fría.
Sacudí la cabeza intentando disipar aquellos pensamientos que estaban llenando mi mente aquellos últimos días.
Bajé las escaleras dirigiéndome a la cocina, mi estómago pedía a gritos atención.
Miré a Louis sentado en el sofá del livning mientras miraba la televisión. ¿Por qué seguía aquí?
— Hola. — Saludé en voz bajita.
— Hola. ¿Cómo te sientes? — Se levantó rápidamente bastante sorprendido de verme.
— Bien... creo.
— Mejor así. — Me regaló una cálida sonrisa que intenté devolverle de igual manera.
Louis me hacía estar tranquilo, aquella calidez que transmitía me rodeaba creando un sector único solo para nosotros.
— No era necesario que te quedaras. — Sonreí tímidamente intentando ocultar un leve sonrojo que adornaba mis mejillas.
— Te había dicho que no me iría.
Sentí como si sus brazos estuvieran rodeando mi corazón y su calidez se escurría por toda mi sangre haciéndome desearlo. Lo quería.
— Gracias, yo... — Evité su mirada para no ponerme más nervioso. — No sé cómo agradecerte.
— No es necesario. — Acarició mi cabello haciéndome entender que no era necesario el agradecimiento, pero yo necesitaba hacerle saber lo que él significaba para mí.
— ¿Te gustaría quedarte a cenar? — Solté sin meditarlo dos veces. — Sé que es un poco tarde y que la cena no está preparada, pero si quieres puedo preparar algo y tú puedes quedarte. ¿Quisieras? — Lo miré directo a sus ojos y éstos brillaban con ternura.
Sonrió de lado y accedió. Nos dirigimos a la cocina y silencio se formó en ella cuando yo comencé a cocinar. Observé mi teléfono celular en la encimera de la cocina. Mis manos temblaron. Creí que lo había arrojado a alguna parte. En un movimiento rápido lo escondí en un cajón, no quería que Louis viera que estaba destruido, prefería que él creyera que se había perdido la señal cuando lo llamé. No quería demostrarle que a veces yo era una persona violenta e incontrolable que revoleaba objetos. No quería que supiera como mi semblate cambiaba de un segundo a otro. Ese no era yo realmente.
Ambos estabamos absortos en nuestro mundo, en nuestros pensamientos. Louis cada tanto me observaba y yo me hacía el disimulado y continuaba cocinando. De repente, vi que comenzaba a poner la mesa.
— Louis no es necesario, yo puedo hacerlo. — Intenté detenerlo.
— Me estás invitando la cena, al menos déjame ayudarte con algo. — Sonrió y continuó con lo suyo.
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PANIC - {Larry Stylinson}
Teen Fiction"Yo solo quería esconderme del mundo. Como cuando un niño se esconde bajo las sábanas de su cama porque piensa que hay monstruos debajo de ella. Era tal cual esa situación. Necesitaba una sábana para ocultarme debajo. Había muchos monstruos afuera."