Capítulo dos

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Las manos de Axl recorrían los muslos de la chica sobre sus muslos, solo tenían quince años pero la calentura era más grande que su consciencia, aparte que la muchacha de cabellos rizados sobre su cuerpo era demasiado linda como para dejar que se fuera así como así. Estaba por quitarle su camisa del uniforme cuando un fuerte estruendo les hizo separarse del beso que compartían, miraron hacia la puerta de la habitación por varios segundos.

—. ¡Axl! ¡Por la mierda! ¿¡Cómo es posible que no hayas lavado tu ropa interior!? — Esa voz... Llevaba viviendo con su madre y su pareja desde hacía dos años, eso significaba convivir con sus dos hijos, Kurt y Kimberly.

—. Ew... Yo creo que mejor me voy. — La chica se levantó tomando sus cosas con rapidez y saliendo de la habitación, ya era la vigésima vez que Kurt arruinaba esos momentos, y se encargaría que fuera la última si era necesario.

—. Pero... Erin. — Fue tras la chica pero ésta ya había salido de la casa, suspiró con molestia bajando al primer piso con más rapidez.

Miró hacia todos lados buscando una señal de sus hermanastros, ninguno estaba en la sala, fue hacia el jardín trasero, tampoco estaban en la piscina, por último fue a la lavandería que estaba en el garaje, al entrar se encontró con el rubio metiendo la ropa sucia en la lavadora, vestía una franelilla blanca junto a short de mezclilla, entendible, eran épocas de calor.

El chico se levantó con la canasta vacía en sus manos, al voltearse su mirada chocó con la de Axl, no se llevaban bien porque, para empezar, ni siquiera se hablaban, nunca les permitieron pasar tiempo juntos y por eso desconocían mucho al contrario. El ojiverde se acercó tirándole la canasta de las manos, tenía un gesto molesto que hacía de su mirada mucho más pesada.

—. Eres un imbécil, pomerania de mierda, por tu culpa Erin ya no querrá venir, no es mi culpa que tú no tengas con quién coger. — Aunque era justificable, Kurt acababa de entrar a la pubertad, tenía solo doce años.

El rubio no respondió y eso solo fue meterle más leña al fuego, Axl no resistió más dejando caer un puñetazo en la mejilla del menor, Kurt se llevó ambas manos a la zona del golpe mirando al ojiverde con cierto temor, sus orbes azules se cristalizaron al instante y Axl sintió retroceder en el tiempo unos siete años atrás. Pudo ver en los orbes oceánicos reflejado al pequeño Kurt de cinco años a punto de llorar en el supermercado porque le hizo "la seña grosera", se sintió mal, demasiado mal igual que en esa ocasión.

—. Kurt... Lo siento, no quise... Yo no... Perdóname. — Intentó acercarse pero el ojizafiro se alejó dando unos pasos hacia atrás evitando que le pusiera un solo dedo encima.

—. Alejate... — Pidió en un hilo de voz y se fue corriendo de la lavandería con rapidez, Axl se llevó ambas manos al rostro sintiéndose avergonzado de actuar sin pensar.

No podía ser malo con el rubio, a pesar de joder las oportunidad de coger, nunca le había dicho a sus padres sobre eso y hasta le solapaba las malas actitudes, sin conocerlo lo había defendido y él se lo pagó con un puñetazo en la cara; y encima, las reacciones del chico eran justificables, luego del abrazo en el supermercado solo tuvieron contacto dos veces más, una vez que Donald hizo llorar a Kurt y otra en la que éste tuvo pesadillas y en vez de meterse a la habitación de sus padres, fue a parar a la suya, siempre fueron contactos cariñosos y que de la nada le golpeara... Definitivamente fue su mayor cagada más embarrada.

Se fue a meter a su habitación y se encerró, prefirió ponerse a jugar un rato en su consola antes que salir y afrontar su realidad, le iba a contar a sus padres sobre lo que había estado haciendo y lo iban a castigar, pero en esta ocasión si iba a ser su culpa, no iba a poner una excusa para evitar el castigo porque no existía una buena razón por la que había golpeado a su supuesto hermanastro.

Quiso irse a golpear la cabeza contra la pared, perdió otra partida por estar divagando en sus pensamientos, si les contaba a sus mejores amigos lo iban a tratar de imbécil porque ya no tendría ángel de la guarda para salir a hacer estupideces con ellos, porque sí, incluso para esas cosas solía defenderlo. ¿Se lo merecía? No, nadie merecía a una persona como Kurt en sus vidas, él mucho menos, ya estaba más que demostrado que en realidad se merecía una patada en los huevos de parte del rubio.

Pasaron las horas, no quiso ni bajar a cenar porque sabía que iban a hacer preguntas, estaba casi seguro que Kurt debía tener un moratón en su delicada mejilla, también que debía detestarlo con toda su alma y se lo merecía, se imaginaba la carita del rubio pero cuando recién se conocieron, el chico recién había cumplido cinco años y le regaló uno de sus legos de color rojo porque "le recordaba a su cabello", simplemente adorable. ¿Por qué recordaba eso? ¿Le gustaba sentirse miserable? Era probable.

Se metió debajo de sus sábanas apagando las luces de la habitación, ya era bastante tarde según él, su madre siempre lo mandaba a su habitación a eso de las ocho de la noche y que se durmiera entre las nueve y diez. Se tensó ante un suave golpe en la puerta, ay, dios... ¿Si iban a tener que conversar? Ni siquiera podía quejarse porque era su culpa pero ahí estaba, quejándose mentalmente.

—. William, necesito hablar contigo, bueno, necesitamos. Te veo en la sala en cinco minutos. — La voz de su madre al principio fue suave pero de a poco fue tomando más firmeza.

Quiso matarse, tirarse por la ventana y romperse las piernas, colgarse con los cordones de sus zapatos, ni siquiera se había quitado su uniforme por estar en medio de su berrinche, ahora debía afrontar las consecuencias de sus actos.

໒❛ 𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍 𝐎𝐅 𝐃𝐈𝐒𝐀𝐒𝐓𝐄𝐑 ♡ ❫ ◗ ʚ₍ᐢ 𝙠𝙪𝙧𝙩𝙖𝙭𝙡 ᐢ₎ɞ ᵕ̈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora