Wendy y Donald se adentraron al almacén de ropa llevando consigo a sus tres hijos, Sharon sostenía la correa para niños con una de sus manos y con la otra tomaba la mano de su único hijo, Donald iba cargando a su hija pero mantenía su atención en como Kurt intentaba salir corriendo, para tener cinco años era bastante fuerte y a veces sí llegaba a dominar la fuerza de Sharon.
—. De acuerdo, primero iremos por ropa para Kim. — Aclaró el hombre empezando a caminar por el lugar, la niña jugaba con sus manos dando pequeñas palmadas mientras que la mujer solo intentaba mantener al rubio cerca.
Lo bonito de ese almacén era que en la zona para pequeños también tenía estanterías con juguetes, se pasearon por el lugar buscando vestidos bonitos para la más pequeña, William iba evitando que el pequeño rubio tirara algo justo como su madre se lo había pedido antes de salir de la casa, pero empezaba a aburrirse de jugar a ser su niñero, se alejó solo un poco para ver las cosas que habían en los estantes.
Se quedó viendo algo al azar pero se vio interrumpido por una queja de Donald, se volteó yendo de regreso con su familia y cuando se acercó notó que el ojiazul cargaba una caja que poseía un muñeca para él bastante fea, pero al parecer al niño le había gustado, la sostenía con fuerza pero miraba al hombre con cierto temor.
—. Kurt, deja eso donde estaba, no puedes jugar con muñecas. — El hombre tomó la caja pero el pequeño ojiazul se aferró a esta con fuerza para evitar que su padre le quitara el juguete, eso solo lo hizo molestar más.
Le dio un golpe en el hombro quitándole la caja, los orbes oceánicos se llenaron de gotas saladas haciendolos ver vidriosos, William sintió una opresión en su pecho cuando vio ese gesto de tristeza en la carita del menor, le vio de la misma forma aquel día en el supermercado. Donald volvió a su búsqueda al igual que Sharon dejando de lado al niño que estaba a punto de llorar, el pelirrojo sintió su sangre hervir del enojo por la ignorancia de ambos adultos ante el llanto del menor, metió su mano a su bolsillo sacando sus tijeras de punta curva, había estado haciendo tarea y olvidó sacarlas de su pantalón.
—. Escondete en los estantes cerda de la salida. — Murmuró cerca de la oreja del rubio, el menor le observó por varios segundos pero solo asintió, el colorín tomó la correa con cuidado mirando de reojo a los mayores que estaban distraídos.
Empezó a cortar la cuerda con lentitud, cuando esta al fin estuvo rota, revolvió los cabellos del ojiazul dándole un empujón, sonrió al ver que salía corriendo por los pasillos y guardó la tijera en su bolsillo, se alejó fingiendo que estaba viendo otra cosa, contó los segundos haciendo cuenta de que la pareja tardó casi dos minutos en darse cuenta de que Kurt se había escapado.
—. ¡Solo tenías una responsabilidad, mocoso! — Gritó Don dirigiéndose al ojiverde, claro, porque hacer responsable a un niño de otro niño era lo más maduro de parte de unos adultos.
—. No es mi hijo ni mi hermano. — Se excusó, el hombre le dio un golpe en su cabeza por esa respuesta, Sharon le tomó por la muñeca mostrándose claramente molesta.
—. Pero es mi hijo y no voy a permitir que le vuelvas a poner una mano encima. Escucha, William, nos vamos a separar y vamos a buscar a Kurt, lo encuentres o no, regresa aquí en diez minutos y esto es solo por sí te pierdes, ¿Si? — Le entregó un billete de diez dólares al menor, éste asintió metiéndole en su bolsillo.
Esperó a que los mayores se alejaran un poco para tomar la muñeca del estante donde Don la había dejado, verificó el precio sonriendo al ver que incluso le iba a sobrar dinero, se fue corriendo por los pasillos hacia el estante donde le pidió al rubio que se escondiera, al llegar logró escuchar sus sollozos, podía ser grosero con los niños que iban uno o dos grados más abajo, pero con Kurt no podía, le dolía verlo llorar, incluso escucharlo.
Dio pasos lentos y pausados hasta que el llanto se hizo más claro, se agachó apartando unas cajas, ahí estaba hecho bolita con su rostro entre sus rodillas había logrado quitar el resto de la correa, intentó llamar su atención pero no le hizo caso hasta que le mostró la muñeca, el ojiazul salió del estante tomando la caja con cuidado, sus ojitos estaban rojos y tuvo que sorber su nariz para evitar una situación incómoda.
—. Ven, voy a comprartela. — Extendió su mano esperando una respuesta, cuando Cobain estuvo por ponerle la caja en la mano negó con su cabeza, esta vez tomó su mano y Rose entrelazó sus dedos caminando hacia la caja registradora.
Se pararon frente a la chica que estaba atendiendo, Kurt colocó el juguete sobre la caja y a pesar de que estaba a nada de cuestionarlos, William sacó el billete del bolsillo, no tuvo más opción que cobrarles entregandoles el juguete dentro de una bolsa junto con el cambio. El pelirrojo le entregó la bolsa al menor, contó el cambio que eran cinco dólares y los guardó de nuevo en su bolsillo.
—. Hay que volver. — Tiró de su mano recordando a donde su madre le había pedido que fueran, pero el rubio no se movió e incluso intentó que le soltara, se le quedó viendo con una mueca.
—. No quiero... Me la va a quitar. — Oh, así que era eso... Suspiró y fue hacia la salida junto con el menor sin soltar su mano, al estar fuera del almacén observó los demás locales del centro comercial.
Le jaló de nuevo pero hacia una repostería, se adentraron al lugar mirando a las personas que estaban sentadas en las mesas, Kurt se abrazó al brazo del mayor con fuerza, era curioso que no haya salido corriendo aún, incluso buscaba mantenerse cerca. Fue hacia el mostrador sacando el billete de cinco dólares, habían postres baratos, pero no sabía que iba a pedir el menor, le volteó a ver y éste señaló una donita que parecía una rana, incluso le quedaría dinero si compraba dos de esas.
Costó que les atendieran pero al final le dieron sus donas, salieron de la repostería caminando de regreso al almacén de ropa mientras comían los postres, Kurt se veía feliz y William estaba satisfecho con eso, la idea de saber que le había dado un poco de felicidad que le fue arrebatada por Donald le causaba satisfacción, esperaron a terminar sus donas para adentrarse de nuevo al almacén.
Mientras caminaban Kurt tropezó con uno de los percheros y el pelirrojo se acercó para ayudarle, al ver que se había golpeado un poco su rodilla y estaba a punto de llorar de nuevo le tomó con cuidado por los brazos, hizo que los colocara sobre sus hombros y usando todas sus fuerzas le cargó como a un koala bebé, sintió que se le revolvió el estómago cuando el rubio le abrazó con bastante fuerza.
—. Gracias... ¿Puedo ponerte un apodo? Tú sueles decirme pomeranio agresivo. — Los orbes azules buscaron los del mayor con emoción, William no podía sentir menos ternura, ya caminaba sin fijarse porque estaba concentrado en verlo a él.
—. Claro, mis amigos no saben inventar apodos, me llaman Bill. — Se encogió de hombros notando que el ojiazul parecía emocionado, no entendía porqué su mamá no quería que convivieran, parecían llevarse bien.
—. ¡Niños! — La voz de Sharon les sorprendió, los dos adultos iban corriendo hacia ellos con bastante rapidez, al estar cerca, la mujer se arrodilló abrazandoles con fuerza, dejó un beso en la frente de ambos. —. Estaba muerta de preocupación...
—. Ya bajalo. — Exigió Donald al colorín, estuvo por soltar a Kurt pero el menor se aferró con fuerza al ojiverde, nunca le habían dejado acercarsele o abrazarle y no sabía porqué si sus abrazos se sentían muy cálidos, su papá casi no lo abrazaba pero no se sentía así.
—. Axl me compro una donita porque me caí, quiero que él me lleve. — Eso claro, sin saber que un niño de ocho años no podría aguantar mucho a uno de cinco, pero al menos podría llevarle de la mano así como cuando fueron a comprar la muñeca o a la repostería.
—. ¿Axl? — Dijeron todos al unísono.
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໒❛ 𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍 𝐎𝐅 𝐃𝐈𝐒𝐀𝐒𝐓𝐄𝐑 ♡ ❫ ◗ ʚ₍ᐢ 𝙠𝙪𝙧𝙩𝙖𝙭𝙡 ᐢ₎ɞ ᵕ̈
Fanfiction𝖂𝖍𝖊𝖓 𝕴 𝖘𝖆𝖜 𝖞𝖔𝖚𝖗 𝖋𝖆𝖈𝖊 𝖎𝖙 𝖜𝖆𝖘 𝖎𝖓𝖈𝖗𝖊𝖉𝖎𝖇𝖑𝖊. 𝕻𝖆𝖎𝖓𝖙𝖊𝖉 𝖔𝖓 𝖒𝖞 𝖘𝖔𝖚𝖑, 𝖎𝖙 𝖜𝖆𝖘 𝖎𝖓𝖉𝖊𝖑𝖎𝖇𝖑𝖊. 𝖂𝖊 𝖈𝖊𝖑𝖊𝖇𝖗𝖆𝖙𝖊 𝖔𝖚𝖗 𝖙𝖜𝖎𝖘𝖙𝖊𝖉 𝖋𝖆𝖙𝖊. 𝖂𝖊'𝖗𝖊 𝖙𝖍𝖊 𝖇𝖗𝖔𝖐𝖊𝖓 𝖔𝖓𝖊𝖘. 𝕲𝖔𝖙 𝖒𝖊 𝖘�...