໒❛ 𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍 𝐎𝐅 𝐃𝐈𝐒𝐀𝐒𝐓𝐄𝐑 ♡ ❫ ◗ ʚ₍ᐢ 𝙠𝙪𝙧𝙩𝙖𝙭𝙡 ᐢ₎ɞ ᵕ̈

Capítulo veinte

Sharon y Donald le habían prestado el auto a Axl para ir a reunirse con sus compañeros de grupo a la Universidad, tenían un proyecto que trabajar, también los logró convencer de que dejaran al rubio usar uno de sus teléfonos viejos para poder enviarse mensajes de vez en cuando, tal vez no se lo dejarían mucho tiempo pero mientras él tuviera que estarse reuniendo de imprevisto con sus compañeros podrían comunicarse de dicha forma.

Ya llevaban una media hora haciendo una lluvia de ideas y leyendo libros referente a lo que iban a hacer, estaba escribiendo en su cuaderno cuando sintió que su celular vibraba en su bolsillo, lo sacó para darle un vistazo y vio que era un mensaje del rubio desde el teléfono que le prestó, era una foto suya con un pequeño mensaje que decía: 《Estoy aburrido y Kim se fue a casa de sus amigas》, realmente quisiera estar ahí con él, ese tiempo valía oro, pero no podía irse así como así, le respondió con un: 《Ve a jugar a mi habitación》 y guardó el aparato. Ambos disfrutaban de los videojuegos, quizás jugando en su consola se ocuparía un rato.

Estuvo tranquilo otros cinco minutos hasta que el celular vibró de nuevo, bueno, es que no le había dicho donde guardaba sus juegos, al entrar de nuevo al buzón de mensajes casi se atraganta con su propia saliva, el mensaje era un simple 《¿Así?》 acompañado de otra imagen del rubio, estaba frente al espejo que estaba a un costado de su cama, de rodillas en el suelo y sin ninguna prenda encima, quiso maldecir en voz alta a sus compañeros por no dejarle apreciar dicha escena en persona. Observó de reojo a los demás antes de responder el mensaje con un: 《Mmh, sí, pero con las piernas abiertas》 y apagó el celular dejándolo sobre su muslo.

Cuando una de sus compañeras empezó a explicar cómo podrían trabajar tuvo que prestarle atención, maldijo en todos los idiomas que conocía cuando otro mensaje cayó en su celular y no podía verlo porque se suponía que estaba prestando atención, cuando todos retomaron lo que estaban haciendo tomó el aparato y no tardó en encenderlo, no había mensaje, solo un vídeo bastante corto, le quitó el volumen y luego lo reprodujo, el rubio seguía en el mismo lugar, pero esta vez recostado contra la cama y con sus piernas separadas lo más que podía, llevó dos dedos a su boca y lo humedeció para luego llevarlos a su entrada rozando estos en dicha zona, hacía presión y separaba un poco la misma hasta que el vídeo se cortó dejando a Axl con un ligero rubor en sus mejillas.

Tragó grueso bajando su mirada a su pantalón, pues todavía estaba tranquilo pero sabía que el menor estaba dispuesto a seguir jugando con su estabilidad, justo antes de responder dos de sus compañeros se tuvieron que retirar quedándose solo tres, él y dos más, volvió su atención al aparato para poder teclear un mensaje rápido y enviarlo: 《Así sí, ahora enseñame ese lindo culito》, apagó la pantalla dejando el celular sobre su libro, retomó su escritura y empezó a sacar apuntes de nuevo.

—. Oye, William, iremos a buscar comida, ¿Vienes o nos esperas? — La pregunta fue por parte de la chica líder del grupo, el pelirrojo solo negó con su cabeza diciendo que ya había almorzado en su casa, justo cuando ambos se fueron otro mensaje cayó en su celular.

Lo encendió con rapidez para entrar al buzón de mensajes, esta vez era foto, no vídeo, y si era exactamente lo que había pedido, no podía poner con palabras del deseo que sentía por profanar cada parte del rubio, pero principalmente su entrada que ahí sí, su miembro dio un tirón de solo imaginar lo que podrían estar haciendo si no tuviera ese maldito proyecto, también si no fuera porque acababa de recordar que al ojiazul aún le faltaban dos años y dos meses para tener dieciocho. Detalles, vaya. 《¿No ibas a jugar? Quiero ver que lo hagas》 envió el mensaje y se quedó viendo como las dos palomitas se colocaban de un color celeste, mientras tanto se encargó de ver que nadie más estuviera cerca, a pesar de la hora, las mesas de esa zona de la Universidad estaban vacías sin contar la suya.

Bajó su mirada minutos después y encendió el celular, otro vídeo había aparecido en el buzón de mensajes, subió un poco el volumen pero no tanto, en realidad casi lo dejaba mudo otra vez, pero así lo reprodujo. Por lo que pudo ver, había dejado el celular apoyado contra el espejo, sus orbes azules cerca de la cámara eran de lo más bonito del universo, nadie creería que esa carita inocente le estaba enviando un vídeo bastante... ¿Provocativo? Ya rozaba lo siguiente, ver como se apoyaba de su cama, abría sus piernas y metía sus dedos en su entrada, gimiendo su nombre, jadeando y es que todo eso en su habitación, ese podría ser él, él podría estar metiendo sus dedos en la entrada del rubio, de solo imaginarlo sintió un calor recorrerle. Tomó una bocanada de aire cuando le vio colocarse de rodillas empezando a simular pequeños saltitos, la vida era demasiado cruel, ¿Por qué no podía tenerlo así sobre sus piernas? Quería que lo montara hasta que le dolieran las piernas, apagó su celular con rapidez cuando sus compañeros regresaron.

—. William, me salió un imprevisto, ¿Y si mejor nos reunimos mañana? Lo lamento mucho. — La chica parecía preocupada, pero la verdad es que para Axl esa fue la mejor noticia que le dieron en todo el día, su otro compañero parecía bastante sereno, como si tampoco tuviera problemas.

—. Está bien, no te preocupes, nos vemos mañana entonces. — Se levantó recogiendo sus cosas, se encaminó hacia el estacionamiento sacando su celular de su bolsillo, se apresuró a enviarle un mensaje al rubio: 《Ya voy a la casa》 y lo dejó ahí subiéndose al auto.

Tiró su mochila hacia los asientos traseros pero su teléfono vibró de nuevo llamando su atención, lo encendió viendo que era un mensaje y una foto de nuevo:《Papá ya llegó, lástima, pero ten un regalito》 quizás no era una foto tan obscena como las otras, pero era la que más podría haberle gustado, el rubio estaba usando una de sus camisas, siempre frente al espejo pero levantando la prenda para dejar ver que estaba montando un dildo, no le tenía envidia a nada ni a nadie, solo a los juguetes sexuales que usaba el ojiazul de mechones rubios pensando en él.