Capitulo doce.

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Maraton 3/5

La fiesta iba bien, o supongo que así son todas las fiestas; adolescentes con las hormonas descontroladas, besándose y tocándose como si su vida dependiera de ello, gente bebiendo, drogándose o fumando, otros más tranquilos jugaban a las cartas o algún tipo de juego. A lo que me refiero es que hay un montón de gente divirtiéndose, mientras que yo no me muevo del lado de Sebastián, quien bebe y conversa con sus amigos como si yo no estuviera a su lado incómoda. ¡Es absurdo! Las ganas de irme de aquí aumentan y mis náuseas también; provocadas por el asqueroso olor.

Rebusqué en mi bolso mi cajetilla de cigarros, des-esperándome al no encontrarlas, realmente era lo único que me calmaba, sin contar a las cuchillas. Sentí una cajetilla en un bolsillo del bolso y rogué para que no estuviera vacía. ¡Bingo! Estaba llena, por lo cual saqué un cigarro junto con el encendedor, para prenderlo. Me sentí libre al inhalar rápidamente del cigarrillo, conteniendo el humo unos segundos para después exhalarlo.

Las miradas viajaron hacia mí, sintiéndome intimidada.

—¿Fumas? —preguntó Lucia. Asentí sin interés, volviendo a repetir la acción anterior con el cigarrillo.

Me levanté de ahí, avisando que iba al baño, lo cual claramente era una mentira. Necesitaba aire fresco, por lo cual salí al patio trasero, encontrándome con una piscina iluminada. Se veía genial, pero no podía entrar, me daba vergüenza exhibirme de lo más normal a la mayoría de los chicos que estaban allí. Ni loca.

Dejé la idea atrás y me senté en una pequeña banca, donde pude sentirme fresca, mientras pisaba el cigarrillo que recientemente había tirado al pasto para apagarlo. Miré a mis alrededores, quedándome incrédula mientras veía a Miranda cabalgar sobre un chico, incluyendo que se encontraba borracha y sin sostenes. ¿En qué momento cambió tanto? Recuerdo como si fuera ayer cuando nos divertíamos jugando a las muñecas en su casa. Demonios, era difícil asumir que luego me convertiría en adulta y éste infierno quedaría atrás.

Sin darme cuenta un chico rubio tomó mi mano, besándola. Lo miré asqueada y en una fracción de segundo me levantó, arrastrándome al muro. Rogaba que no me besara, eso sería un asco, el tipo tenía pinta de indigente así como vestía. Quise arrancar, pero eso logró que él me acorralara mejor. Sollocé asustada, mirando desesperada por si veía a Sebastián por algún lado.

—No llores muñeca, esto lo vas a gozar. —susurró en mi oído con una voz ronca.

—¡Déjame ir, maldición! —gruñí con lágrimas en mis ojos.

—No sabía que las muñecas tan guapas como tú maldecían. —reflexionó con sarcasmo. —¿Por qué no cierras la boca y la ocupas para regalarme una buena mamada?

Intenté levantar mi rodilla para golpearlo en su zona sensible, pero eso ocasionó que presionara su gran bulto contra mi vientre, haciéndome temblar.

Sebastián, ¿dónde estás?

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"Depression"||All over again||S.V y tu. 2° temporada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora